El Heraldo
La intensa sequía ha disminuido el nivel del río Magdalena, permitiendo que se forme una pequeña isla como la que se aprecia en la imagen. Luis Rodríguez Lezama
Barranquilla

Nivel del río en Atlántico, el más bajo en 9 años

Nivel del río Magdalena marca 2,08 metros, el más bajo en 9 años para un cinco de enero • Este fenómeno hizo que apareciera una extensión de tierra de 1 metro por 5 de largo.

Las matas de yuca ya pegaron y el maíz comienza a germinar en la orilla occidental del río Magdalena, donde está ubicado el puerto de Suán. Desde hace un mes un grupo de campesinos sembró los vegetales aprovechando el retiro de las aguas del río, cuyo nivel estaba el martes en 2,08.

Esta cota es la más baja para un 5 de enero en los últimos nueve años, el mismo tiempo que Gaspar Pino lleva realizando la medición. En sus registros el hombre de 67 años tiene consignado que lo más bajo que estuvo anteriormente fue en 2013, cuando llegó a 3,66.

Sin embargo, los vecinos del río más importante del país lo han visto más famélico antes. En los primeros días de febrero de 2010, llegó a estar 1,40 metros, el punto máximo de descenso en la estación San Pedrito, lugar donde el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam) realiza mediciones.

Este retroceso ha permitido que aparezcan playas, como donde han sembrado los alimentos de ‘pan coger’, pero también han aparecido islas en medio del cuerpo de agua, al frente de Suan.

La aparición de un islote mide un metro de ancho por cinco metros de largo y surgió en los últimos días tras el retiro del agua frente a Suan, ha generado inquietud en los lancheros, que ven en el pedazo de terreno un obstáculo para hacer sus labor diaria.

Un metro de alto
Pino explicó que el descenso es alarmante y que si siguen las mismas condiciones con el fenómeno de El Niño (sin lluvias en los afluentes y las cabeceras del río) “es probable que para principios de febrero la cota esté alrededor de un metro”.

El análisis de Pino está basado en el comportamiento del río en 2010. “En enero de ese año estaba 3,78 y diminuyó a 1,40, cerca de 2,30 metros. Con el nivel de hoy (ayer) y si llega a bajar una proporción igual, no quiero ni imaginar la catástrofe”, arguyó Pino.

Esa misma preocupación es la que tiene Álvaro Ramos Sánchez, un lanchero que lleva 20 años transportando personas y objetos al otro lado del Magdalena. Para él es común que los campesinos del sector aprovechen el decrecimiento y cultiven en las riberas papayas, yucas, maíz y batata, productos que empiezan a recogerse cuando los niveles del río vuelven a subir.

La intranquilidad del navegante de 40 años, es que el caudal del río disminuya tanto como para que los ‘jhonsons’ no puedan salir.

“Tendremos que atravesar remando, si las islas nos dejan atravesar. Sin pescados y sin ganar dinero cruzando personas, nos vamos a morir de hambre”, manifestó sentado en su lancha.

Otro de los problemas que amenaza a las poblaciones cercanas, es que se proveen del agua que consumen del río Magdalena y las bocatomas están empezando a sedimentarse.

Gustavo de la Rosa, líder de Suan, señaló que ayer radicaron una petición a Cormagdalena para que realice un dragado donde tienen la bomba de captación de agua.

“La situación es grave, necesitamos que se haga un plan de acción interinstitucional para evitar que los municipios ribereños se queden sin agua”, señaló De la Rosa.

Para José de León, alcalde entrante de Campo de la Cruz, la situación es igual de preocupante para su municipio.

“Los niveles del río están bastante bajos y aunque aún no tenemos problemas en la captación, quedan tres meses de verano y tenemos que estar preparados. Necesitamos que la Gobernación nos ayude para hacerle mantenimiento a la bocatoma”, expresó el mandatario.

El Guájaro
La ciénaga de El Guájaro es otro de los cuerpos de agua que se han visto muy afectados por El Niño. Al momento de cerrarse las compuertas que dan acceso al agua desde el Canal del Dique, el nivel estaba en 2,80 pero según Ayari Rojano, funcionaria de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) ha descendido a 2,68.

“Inflexiblemente se está evaporando un centímetro diario. Si la sequía continúa 90 días, es casi un metro lo que se perdería”, enfatizó Rojano vía telefónica.

La situación es tan crítica que Repelón, que tenía concesión para captar agua, tuvo que mudar su moto bomba al Canal del Dique para no desabastecerse ni causar un daño ambiental, según explicó la funcionaria.

Para paliar la situación, el gobernador Eduardo Verano, manifestó que esta semana empezaría a bombearse el agua necesaria para mantener el nivel y evitar que el ecosistema se siga viendo afectado.

“Ya los equipos están, solo faltan detalles operativos como el suministro de gasolina y el transporte al lugar para iniciar con los trabajos”, expresó el Gobernador.

A estas soluciones que presenta el Gobierno departamental también hará falta una “ayuda divina”, como reconoció Gaspar Pino y de esa forma no se cumpla su funesto pronóstico.

Universidad del Atlántico
En un estudio, la Universidad del Atlántico ha hecho un análisis del problema en el embalse de El Guájaro. En documento, expresan que se ha impulsado la actividad ganadera de manera incontrolable, a expensas de ganar espacio a la ciénaga rellenándola, colmatándola, tapándola y de esa forma se han venido desarrollando actividades que han venido cubriendo las formas de conexión con el Rio Magdalena, lo que ha permitido que el cuerpo de agua no se oxigene adecuadamente. El impacto ha sido de toda la vegetación riparia (plantas hidrofílicas importantes para el ecosistema acuático) que se ha desforestado en casi todas las microcuencas y la cuenca mayor, en un 85 y 90%. Otro de los causantes de la situación actual del embalse, según el estudio, es que las calles de los municipios terminan en el borde de la ciénaga, al igual que las actividades agrícolas y pesqueras.

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