El Heraldo
En Don Bosco contrastan las redes subnormales con las que están en desuso de Electricaribe. Luis Rodríguez Lezama
Barranquilla

Las obras Prone que Electricaribe dejó inconclusas

EL HERALDO recorrió algunos barrios donde la normalización quedó inconclusa. Usuarios niegan oponerse a que la empresa de servicios ejecute los trabajos.

En el barrio Villa Selene de Soledad, Atlántico, fueron instalados postes, cables y hasta transformadores de energía nuevos, pero son “de lujo”, como dice Gustavo Quintero, al tiempo que señala hacia las redes que –recuerda– comenzaron a montar contratistas de Electricaribe hace “como año y medio” y, al cabo de unos meses, las dejaron “botadas”.

Quintero, de 77 años, vive hace una década en la transversal 1A3 con calle 76 esquina, donde también tiene una ferretería. Pese a ser las 11 de la mañana y a un fuerte calor, en su casa no prenden ni un abanico porque “la luz es muy mala”. A la alta temperatura le hace frente de un modo simple: quitándose la camisa y andando solamente en bermuda.

De pie, junto a su esposa Argénida Ayala, cuenta que “hace más de dos meses” que no ha vuelto a ver trabajadores de Electricaribe en el sector, donde aún no completan las obras del  Programa de Normalización de Redes Eléctricas (Prone), para las cuales, entre 2011 y 2012, el Ministerio de Minas y Energía destinó los recursos necesarios.

Este proyecto, que además cobija a los barrios Don Bosco y Ciudad Caribe 3 de Soledad, es uno de los diez que están a medio camino en este Departamento y por los que la Contraloría General de la República (CGR) decidió abrir una investigación, al detectar un posible detrimento patrimonial.

Un informe de auditoría de la CGR, dado a conocer la semana pasada, indica que Electricaribe fue la empresa del país que más recursos Prone recibió: $46.000 millones en 2011 y, al año siguiente, estos llegaron a $107.000 millones; mientras que Centrales Eléctricas de Nariño, Cedenar, recibió $13.000 millones en 2011 y $16.000 millones en 2012; la Compañía Energética de Occidente (Cauca) $857 millones y Electrocaquetá $1.559 millones.

En el caso de Atlántico, los 10 proyectos que comenzaron a ejecutar y que todavía no están en servicio suman $16.581 millones. El de Villa Selene-Don Bosco-Ciudad Caribe, asignado por Electricaribe a la firma Ingeniería y Líneas Linci S.A., es el de mayor cuantía en Atlántico y en la Región Caribe ($5.461 millones), que debía beneficiar a cerca de 2.712 usuarios que actualmente se quejan por las fallas en el servicio de energía.

“En un año se nos han quemado cinco neveras. Ahora tenemos otra y la mantenemos apagada porque con esa luz de mala así no arranca. A toda hora sube y baja (el voltaje)”, reclama Argénida Ayala, de 67 años, mientras abanica una hoja que sostiene en la mano para sofocar el calor.

Un despelote

Actualmente, los tres barrios soledeños son catalogados como subnormales (Villa Selene, Don Bosco y Ciudad Caribe), dado que las casas reciben la energía eléctrica a través de redes obsoletas, artesanales, elevadas en su mayoría con palos de madera, que durante años la misma comunidad ha ido extendiendo a medida que el número de habitantes ha aumentado.

Las fluctuaciones y los cortes de este servicio son una molestia casi generalizada en Villa Selene. A la puerta de la ferretería de Gustavo y Argénida se asoma Yadid Ávila, una vecina que al notar la presencia de EL HERALDO en el barrio también quiso mostrar lo que ocasiona el “deficiente servicio eléctrico” que reciben, y en el que pocas esperanzas de mejora ven, luego de que las obras de normalización “quedaran paralizadas”.

“En este barrio la luz está mala, no se pueden prender los electrodomésticos”, reafirma; luego abre la cortina de una habitación de su casa donde guardan la nevera, o lo que queda de ella, pues es utilizada para guardar libros, cuadernos y trapos. “Aquí el abanico Patton (de alta velocidad) no prende, da vueltas pero no echa fresco. Tiene que ser de los pequeñitos”, dice y enseña el ventilador.

Sobre las obras Prone, Ávila comenta que hace “año y medio están electrificando, pero a paso de tortuga(...) Tienen un solo despelote (desorden). Es un martirio la energía”, enfatiza. La mujer reside en esta zona hace más de 15 años.

Sin oposición

Tras conocer la investigación de la Contraloría, Electricaribe, operadora que atiende a cerca de 2,4 millones de usuarios en la Costa, respondió que los proyectos no han sido ejecutados por razones “totalmente ajenas” a esta compañía de servicios públicos.

“Existe un grupo de proyectos que no se logró culminar debido a la oposición persistente de la comunidad que se resiste a su ejecución, toda vez que incorporan tecnología y equipos que le permiten a Electricaribe un mayor control del fraude, así como del impago, que en estas comunidades asciende a 85%”, argumentó la empresa.

Al respecto, habitantes de los sectores visitados en Soledad negaron que alguien se oponga a tales obras. “Eso es mucha mentira, uno con el medidor paga lo que consuma”, sostiene Yadid Ávila.

En Don Bosco contrastan las nuevas redes en desuso con las enredaderas de cables de varios colores, con pedazos de cinta aislante colgando. En una esquina de la transversal 1A con carrera 75, de tres líneas principales de energía, están pegados más de 50 alambres. Uno de estos baja hasta la casa de Yomaira Fontalvo. Ella asegura que están “rogando para que terminen los trabajos y nos instalen los medidores”, con lo que desmiente que allí se hayan opuesto en alguna ocasión a la finalización de las obras de normalización.

“Hace como cuatro meses que no los vemos (a los contratistas). Esto por aquí es un problema: si se le va la luz a uno le pasa lo mismos a todos. Entonces toca pagar $10.000 para que venga alguien (los conocidos marañeros) y nos arregle esto”, puntualizó Fontalvo, a quien lo único que no le instalaron fue el medidor.

En Barranquilla

El proyecto de mayor inversión registrado en la auditoría de la CGR fue dirigido a los barrios Villa Mar y Villa Norte en Barranquilla, cerca de la urbanización La Playa. Con el montaje de nuevos postes, que aún tienen la marca ‘Prone 2012’ en letras negras, los cerca de 1.318 usuarios que serían favorecidos pensaron que su situación con este servicio cambiaría.

“Hace como año y medio comenzaron las obras. Pero parece que a los muchachos que estaban trabajando no les siguieron pagando el sueldo y dejaron eso tirado”, dice Javier Consuegra, presidente de la Junta de Acción Comunal de Villa Mar. Asegura que los moradores del sector están “deseosos de que les coloquen medidores, porque hace años lo estamos pidiendo”.

Daniel Otero, residente de este barrio, también negó que los habitantes de la zona hayan impedido que la firma contratista asignada para la obra –Carlos Vengal según registros de Electricaribe– terminara de normalizar el servicio.  “La gente quiere que les pongan bien su servicio, porque hasta economizan más sabiendo que tienen un medidor”, agrega.

En las calles de Villa Mar y Villa Norte también fueron instalados postes y demás elementos necesarios para que dejen de ser barrios subnormales. Hasta cables se ven descendiendo a las fachadas de las viviendas, donde solo falta el medidor de energía eléctrica.

Este proyecto, según el documento de la Contraloría General, tenía un costo de $2.758 millones.

El anhelo de las comunidades de que finalice esta y las demás obras de cuantiosas inversiones para mejorar su servicio, parece lejos de cumplirse, pues en el horizonte no se asoma solución alguna para que, en unos años, los usuarios no tengan que decir que “esa platica’ se perdió”. 

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