El Heraldo
Por los dolores, Telma Guerrero tuvo que ser llevada en una silla al puesto de salud. Javier García
Barranquilla

En Cartagena, el barrio Nelson Mandela sucumbe a presencia del virus

Enfermos se quedan en casa porque el puesto de salud está copado.

Cartagena. Las dolencias y el malestar solo le permitieron ayer a Telma Guerrero, 43 años, en el sector Las Primaveras del barrio Nelson Mandela, poner en el fogón el agua para el tinto. Eran las 5:00 de la mañana. Quince minutos más tarde quedó inmovilizada en una silla Rimax. La mujer sospechaba que era una víctima más del virus del chikunguña, por el que están enfermas cerca de 200 personas de ese populoso sector.

Sentada ella le pedía a gritos a su esposo Alexánder, un fotógrafo que se gana la vida en el barrio, que la llevara al Centro de Atención Primaria (CAP) o que viera qué podía hacer porque se sentía muy mal. Sus síntomas eran dolor de cabeza, náuseas, diarrea, fiebre y molestias en las articulaciones. Los mismos que desde hacía más de 20 días atormentaban a varias de las vecinas y amigas.

Luego de varias horas esperando la atención médica en el CAP, solo una enfermera se le acercó a la pareja y parodiando la canción del Niágara en bicicleta, del dominicano Juan Luis Guerra les dijo: “Tranquila Telma, tranquila” y le brindó un analgésico para calmar el dolor; entonces ella decidió irse para su casa con el mismo malestar.

Es tal la precaria atención en salud en el Nelson Mandela que además de Telma pacientes como Yurley Rodríguez, Olga Viviana Velásquez Jaramillo, Sandra Rodríguez, Nelly Puerta Jiménez y María Gómez Cabrera han preferido quedarse en sus casas, porque al llegar al hospital local se van a encontrar con un centro asistencial colapsado por la cantidad de gente que está llegando, hora tras hora, afectada por el virus.

Desde hace tres meses los habitantes de esta zona subnormal comenzaron a padecer el mal que amenaza con seguir propagándose en un asentamiento humano compuesto por 72 sectores, con más de 7.200 familias y unos 47.000 habitantes.

Debido a la emergencia, el ambiente en Mandela no es el mismo de todos los días. Allí, pese a las limitaciones familiares y comunitarias, la gente departe alegremente, pero ahora sus moradores sienten que el chikunguña ha llegado para golpear a adultos, niños y jóvenes por igual.

“Vea, este virus ataca y golpea tan fuerte que a uno no le dan ganas de hacer nada. Hemos estado llamando al Dadis –la autoridad sanitaria– para que nos vengan a ayudar, pero una señora recibe la llamada amablemente y todo queda ahí”, comentó, tirada en la cama y arropada de pies a cabeza, Olga Viviana Velásquez.

La sala de urgencia del CAP copada por el chikunguña.

Focos de programación

A cada paso en Nelson Mandela se evidencia un foco de propagación del mal, que se convierte en un dolor de cabeza para las autoridades cartageneras. En muchos sitios hay charcos de agua que se convierten en los ambientes propicios para que las larvas de los mosquitos nazcan. Ya sea el aedes aegypti o el aedes albopictus, dos especies que también pueden transmitir otros virus, entre ellos el del dengue.

Estos mosquitos suelen picar durante todo el periodo diurno, aunque su actividad puede ser máxima al principio de la mañana y al final de la tarde. Ambas especies pican al aire libre, pero también puede hacerlo en ambientes interiores.

Lo peor es que ante tanta preocupación no existe ningún antivírico específico contra la fiebre chikunguña. El tratamiento consiste principalmente en aliviar los síntomas, entre ellos el dolor articular, con antipiréticos, analgésicos óptimos y líquidos. No hay ninguna vacuna contra el virus.

En el Nelson Mandela tienen que almacenar agua y estos depósitos se convierten en criaderos de mosquitos. 

Hablan las autoridades

José Valderrama, subdirector de enfermedades transmisibles del Ministerio de Salud, sostiene que han detectado los casos y no se ha monitoreado un conteo total puesto que el virus ya ha circulado y se registra en el territorio.

Pese a que en el Mandela la gente prefiere quedarse en sus casas aun enfermos, Valderrama dice que están prestando una “atención médica adecuada” en los puestos de salud.

“Lo que está pasando con el virus es normal pues ha circulado y ahora se está expandiendo a nivel nacional”, comenta el funcionario al hacer un llamado a la comunidad para que tome las medidas preventivas para mitigar el impacto de la emergencia.

El funcionario destaca también la atención de la Secretaría de Salud de Bolívar en diferentes municipios, dice que el sistema de salud no es precario y, a su juicio, están “haciendo frente de la mejor manera” al virus.

“Ante un evento que en otros países ha tenido un impacto más fuerte, en Colombia lo hemos manejado de manera asertiva y las autoridades de la salud han puesto lo mejor de ellos para atender dichas emergencias de manera adecuada”, dice Valderrama.

Pero en el Nelson Mandela la comunidad piensa otra cosa. Considera que la red de salud pública cartagenera debe ser reforzada de urgencia ante el aumento del número de enfermos día a día.

Riesgo de mortalidad

Uno de cada 1.000 pacientes infectados puede morir a causa de la enfermedad del chikunguña.

“El deceso por esta enfermedad es raro y ocurre en pacientes de alto riesgo”, explica el médico epidemiólogo clínico Jorge Luis Acosta Reyes, docente de Uninorte.

Los pacientes de mayor riesgo son las mujeres en las últimas semanas de embarazo, los recién nacidos, adultos mayores de 65 años, quienes padezcan de hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y personas con antecedentes de abuso de alcohol, explica.

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