El Heraldo
En este sector conocido como el Taconazo se presentó la tragedia que dejó 4 muertos. La comunidad aún no la olvida. Christian Mercado.
Barranquilla

El Bosque, entre el orgullo deportivo y el miedo

Cuna de campeones de boxeo y jugadores de fútbol, el barrio lucha por sobrevivir en medio de los actos de violencia y el estigma social.

El populoso barrio El Bosque es uno de los más grandes y más habitados de la ciudad. Según el Sistema Unificado de Información de Seguridad Ciudadana (SIU), del Fondo de Seguridad, entre su calles viven 40.771 personas. Sin embargo, en las esquinas espontáneos habitantes dicen que son más de 50 mil. El sector es como una  paleta de colores, de múltiples historias, a veces más oscuras que claras.

El pasado 5 de octubre, Álvaro Enrique Roque Madera,  quien según la Policía estaba ebrio, fue linchado después de disparar y causar la muerte a tres hombres. Los hechos, que son materia de investigación, nuevamente pusieron la mirada de las autoridades sobre el barrio. El recuerdo está fresco para algunos vecinos y lo señalamientos del resto de la ciudad no se hicieron esperar.

De acuerdo con el SIU, en  El Bosque se  registraron 27 homicidios en 2012, 16 en 2013 y 24 casos a corte del 5 de octubre de este año. A pesar de lo llamativo de las cifras, entre los años 2012-2013 se obtuvo una reducción del 41% en el número de homicidios.

En esta enorme jungla asfaltada abundan las contradicciones: cuna de gloriosos gladiadores que con sus guantazos llenaron de orgullo a todo un país y de futbolistas que le han marcado goles al corazón de los barranquilleros,  hogar de obreros, ‘rebuscadores’,  técnicos y profesionales,  empañado muchas veces por hechos violentos que lo hacen parecer una sucursal del infierno en donde perro come perro y por un peso te matan, como dice la canción.

En El Bosque se forjaron campeones de boxeo como Fidel Bassa; la dinastía de ‘champion’ como  Sugar Baby Rojas, Clemente Rojas y Martín Rojas; Eliécer Julio y Néstor Ramírez. También habilidosos jugadores de fútbol que gambetearon la violencia como Émerson el Piojo Acuña, dos veces campeón con  ‘Junior tú papá’ y el aguerrido Luis Narváez, ficha clave de los tiburones en estos momentos.

Son solo unos nombres, referentes deportivos que han luchado con el estigma, que los habitantes comunes no se han podido arrancar después de décadas.

En El Bosque y sus 6 sectores –Bosque Calzada, Planada, Centro, San Francisco, Parte Alta y Cordialidad–,  existe una dinámica natural de selección donde hay que acomodarse para sobrevivir,  un microcosmos habitado tanto por ‘lobos feroces’, como gente honesta.

La gente honrada. Buena parte de los habitantes, de las cerca de 8 mil viviendas que lo conforman, tienen que enfrentar día a día el microtráfico, la extorsión, las pandillas y actos de intolerancia.

El Bosque nació con el asentamiento de comunidades desplazadas por la pobreza  y la misma  violencia, que se tomaron terrenos del Distrito y de algunos particulares a mediados de la década del  50. 

“Soy uno de los fundadores de este barrio. Y yo les puedo decir que El Bosque no es solo atracos, pandillas y muertes. El 90 % de las personas que vivimos aquí somos gente buena y honrada”, explicó Joel López, secretario de la Junta de Acción Comunal.

Para Pedro Fayad, alcalde de la localidad suroccidente, el progreso de este barrio se ha hecho evidente en los últimos años. “Aquí hace 8 años vivían como en el siglo 18”, señaló.

Pese a que hoy se puede tener acceso y transitar por muchas de sus vías, sectores escarpados y empedrados  casi que inaccesibles e inexpugnables para las autoridades en un pasado reciente, todavía hay zonas por donde los mismos residentes del barrio no se mueven tranquilos.

La popular San Martín, la entrada principal del barrio.

UN PIOJO QUE GAMBETEÓ A LA VIOLENCIA. Aura Jubinao Meza es la madre del Piojo Acuña, la orgullosa mujer recuerda que su hijo desde los 6 años empezó a formarse en la cancha San Pío, del barrio.
 
Allí el Piojo comenzó a marcarle goles a la vida y labrarse un futuro mejor alejado de las pandillas y del asedio de la violencia. Dice que  eso también está de parte de los padres, que lo acompañaban a todas partes y que con lo que se ganó cuando fue por primera vez campeón con Junior él les arregló la casa.  

“En el pasado se presentaban muchos problemas con riñas, sicariato, peleas entre pandillas, hurto a mano armada y microtráfico. Hemos mejorado bastante,  se ha trabajado duro  para cambiarle esa imagen negativa al barrio. Además, tener la cárcel tan cerca también genera parte de la violencia que aquí se vive”, indicó el edil Héctor Puerta.

En El Bosque se registraron  181 casos de hurto en 2012,  129 en  2013 y 88 en 2014 a corte de 30 de septiembre.

Violencia interpersonal. En el año 2012 el barrio presentó 123 casos de violencia interpersonal (cualquier tipo acción u omisión que causa daño físico, emocional o psicológico); 126, en el 2013, y 111 en el periodo comprendido entre enero-septiembre de 2014. Obteniendo una reducción del 2% entre el 2012-2013 y el 12% entre los años 2013-2014.

“Lo que hace falta son más policías. Hay zonas donde no entra ningún desconocido  y el que entre sale encuero. No hay por qué negarlo, hay microtráfico y microextorsión”, indicó Elvis Pertuz, habitante del barrio.

Onasis Gómez, habitante  y edil, dice que en el barrio hay caracterizadas 16 pandillas, integradas por más de 500 jóvenes. Los Gama Alta, los Tablitas, los Relajaos son unas de ellas.

“Claro que se ha mejorado, que se ve la inversión, pero ahora no vamos a decir que aquí todo es color de rosa, el barrio sigue teniendo zonas que son territorio de delincuentes”, expuso.

Para Jomaira Gil Pérez, presidenta de la Junta de Acción Comunal Bosque Parte Alta, uno de los problemas graves del barrio es la falta de más pie de fuerza de la Policía. Para Gil es muy complicado que los 34 agentes que trabajan en los 4 cuadrantes existentes puedan atender a tanta gente.

“En cada uno de los sectores del barrio hay un punto crítico. De todos modos estamos mejorando y aquí en este barrio lo que hay es más personas buenas que malas”, expresó Gil.

Sectores como el Platanal, el Hueco, el Jagüey, el Taconazo, Tierra Mala son señalados por habitantes del barrio como focos de inseguridad, fértiles  para la delincuencia y el delito.

PROGRAMAS E INVERSIONES. Además de la pavimentación de las vías y la canalización del arroyo San Pío, en El Bosque se están desarrollando  programas sociales como  ‘Va jugando’ y  ‘Pelaos a lo bien’ que trabajan con los jóvenes en situación de vulnerabilidad.

El barrio cuenta con el Centro de Vida  para la tercera edad,  que beneficia a 1.200 ancianos; y con  el Centro Atención Inmediata Médico Integral Oportuna en el que se invirtieron $12 mil millones y se le brinda atención a  un promedio de 500 personas diariamente.

Lo cierto es que en este inmenso ‘bosque’ -bordeado por arroyos, asfalto, calles destapadas, viviendas construidas con tablas y otras de cemento, en esta ‘selva’ fértil de guantes campeones, de gambeteadores y de contrastes que saltan a la vista- sus habitantes dicen que hay mucho más que el estigma fácil, que la mala actitud de un puñado de desadaptados. 

En las instalaciones del Camino El Bosque atienden un promedio de 500 personas diariamente.

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