El Heraldo
Ciudadanos colocaron letreros en el lago para pedir dragado, en señal de protesta. José Torres
Barranquilla

Dragado en El Cisne debe hacerse ahora que está seco: expertos

Señalan que la sequía debe ser vista como una oportunidad para retirar los sedimentos del lago y no cuando este se encuentre lleno de agua, pues puede afectar la calidad del líquido.

El lago El Cisne es ahora un amplio campo de barro seco en el que crece un matorral. Allí, arrinconada en una esquina, solo una pequeña reserva de agua sobrevive a la evaporación.

En contra de toda lógica, este panorama desértico es una ‘oportunidad’ para recuperar el lago, pues expertos opinan que este es el mejor momento para “dragar donde no hay agua”, con el fin de darle mayor profundidad al cenagal y así darle más capacidad para almacenar líquido.

Así lo señala Luis Narváez, presidente de la Sociedad de Ingenieros del Atlántico, que advierte también sobre las afectaciones que podría sufrir el agua del ecosistema si es realizado el retiro de sedimentos cuando esté lleno el lago.

A su apreciación se suman las de Manuel Herrera, ex director del Dadima (ahora Damab), y de Néstor Escorcia, especialista en Gestión Ambiental. 

Lo que sucede es que el vaso original del cuerpo, que alcanzaba los seis metros de calado en algunas zonas hace unos diez años, ahora tiene sedimentos acumulados en el fondo, por lo que ha perdido un 50% de su calado, según señala Luis Carlos Gutiérrez, decano de la facultad de Ciencias Básicas de Uniatlántico.

Manuel Herrera afirma que las condiciones para realizar el dragado están dadas y que deben ser aprovechadas. “Si el Ideam dice que hay pocas probabilidades de que llueva, este hecho debe ser aprovechado para hacer los trabajos. No entiendo por qué aún no lo han hecho”, comenta.

Entretanto, Escorcia afirma que la solución de fondo para el lago no está solo en dragar, sino también en reforestar la cuenca de Mallorquín, incluyendo la ribera del arroyo León, para que las corrientes de agua que aportan líquido al lago, no arrastren hasta este “tanta tierra”.

Un alto precio. La Corporación Autónoma Regional del Atlántico, CRA, publicará hoy la licitación para contratar por 930 millones de pesos el retiro de 21.000 metros cúbicos de sedimento mediante dragado.

Narváez explica que aquello involucra la devolución de unos 25 centímetros de profundidad a unas 8 hectáreas de las 41 que este lago tiene en la actualidad, siendo este último dato precisado por la Universidad del Magdalena.

Es decir, en caso de ser ejecutados trabajos para devolver en su totalidad la profundidad a El Cisne, cuya pérdida equivale a un 50% según Uniatlántico, el dinero que implicaría esta operación sería “muy alto”.

Para Gustavo Hernández, experto en hidrología, este es un buen momento para dragar, pero con retroexcavadoras. “El problema sería el ingreso de las máquinas porque el material (del fondo del lago) está blando y se puede hundir la maquinaria”.

Considera que dicho sedimento puede ser compactado para formar una especie de muro, “como si le colocaras un bordillo a una piscina”, para elevar el borde y devolver capacidad de almacenamiento a El Cisne, a la vez que se resuelve el problema de disposición del material retirado.

Los expertos consultados coinciden en que los dragados serían solo una medida a corto plazo que requiere de acciones adicionales.

Escorcia destaca que como el lago también recibe aportes líquidos del arroyo León, este se convierte en un factor influyente en el por qué está colmatado el fondo de la ciénaga.

Según datos de la CRA, dicho arroyo aporta por año unos 10.700 metros cúbicos de sedimento a El Cisne, constituyéndose aquello como un hecho que, con los años, ha ido sedimentando el fondo del lago y ha sido determinante para la disminución de su profundidad.

Es decir, así sea dragado en su totalidad el lago podría volver a ser protagonista por su dramática pérdida de líquido a la vuelta de unos años.

Necesidad de árboles. A partir de esto, Hernández explica que si la ribera del arroyo León tuviera una vasta cobertura vegetal, el afluente no arrastraría tanta arcilla y barro hasta el cauce del lago y de la ciénaga de Mallorquín.

Pero la tala de árboles en la cuenca de este arroyo ha sido indiscriminada. El trayecto natural de dicho afluente atraviesa zonas en donde hay más troncos cortados y tirados en el suelo, que árboles sembrados.

“La tierra de esta zona alta es arrastrada hasta la parte baja cuando llueve, no hay vegetación que detenga el arrastre”, dice el experto en hidrología. Por lo anterior, indica que las autoridades ambientales también deben promover trabajos direccionados hacia la recuperación forestal de la cuenca.

Escorcia finaliza afirmando que lo importante es que sean adoptadas acciones preventivas y no correctivas, de cara a la protección de la naturaleza.

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