El Heraldo
Su comienzo humilde como mensajero fue el primer paso que dio Diomedes Díaz para llegar a convertirse en el máximo exponente de la música vallenata.
Barranquilla

Diomedes, de mensajero a ídolo vallenato

Estaba decidido a ser compositor. Para darse a conocer decidió ingresar a la radio como mensajero, aunque no sabía manejar bicicleta

Corría el año 70, cuando un muchacho llamado Diomedes, humildemente pretendía que el producto de su incipiente carrera como compositor se escuchara en la radio. En Valledupar conoció a Luciano Poveda y Jorge Quiroz, quienes le grabaron su primera canción llamada La negra. De ahí ingresó a radio Guatapurí. “Encontró quien lo recomendara, pero con el propósito que sus canciones sonaran se hizo amigo de los controles, de los locutores; les llevaba detallitos y obviamente consiguió su propósito”, manifiesta el estudioso del vallenato, Celso Guerra.

En su afán por darse a conocer, consiguió un trabajo como mensajero en Radio Guatapurí, la principal emisora del Cesar y La Guajira. No sabía manejar la bicicleta de dos parrillas que le entregó el gerente de la casa radial, Manuel Pineda Bastidas, para que hiciera los mandados. Para que no lo descubrieran, salía empujando el vehículo, que dejaba guardado cerca de la emisora, mientras hacía las diligencias a pie. No pasó mucho tiempo para que Don Manuel descubriera que el mensajero que le habían recomendado no manejaba la bicicleta, y entendiera por qué, a pesar de que salía desde bien temprano en la mañana, le cogía el mediodía sin que le rindieran los recorridos.

“Diomedes Díaz, deseoso de figurar como artista, estuvo al lado de su tío Martín Maestre, quien fue quien lo metió en esto de la música. Él era acordeonero y su sobrino tuvo la oportunidad de ser el guacharaquero y cantante; pero quería salir adelante, y se encontró con la Dinastía Romero en Villanueva, donde hace pareja con Israel. Estuvo como cantante y guacharaquero, y hasta llegaron al Festival Vallenato en sus comienzos, pero no pasó nada con esa presentación”, dijo Celso Guerra.

Después de unos ocho meses como mensajero tras haber aprendido a manejar la bicicleta, se retira de la emisora y empieza a trabajar como utilero de la agrupación de Los Hermanos López, ya para esa época, Jorge Oñate, había salido de ese conjunto, y a Diomedes en cada presentación, lo dejaban cantar la última tanda con Elberto ‘El Debe’ López, y es cuando comienza a surgir como cantante.

Jaime Pérez Parodi, quien durante 30 años estuvo como animador del conjunto de Diomedes Díaz, es uno de los hombres que más sabe de vallenato y fue amigo cercano del artista. También habló de los comienzos del cantante.
“Yo lo llevé donde Huber Claro Quintero, que era el presentador oficial del Festival del Fique. Diomedes se presentó con una canción en ese certamen junto con su tío Martín Maestre y ganó, pero creo que ese tema nunca lo grabó. Se lo dedicó a su pueblo La Junta, me dio un casete para que se lo llevara a Jorge Oñate, pero él no le prestó atención. Un día encontré a Diomedes con un cuaderno de 100 hojas donde escribía sus composiciones. Me dijo que estaba sin trabajo y logramos recomendarlo en radio Guatapurí, donde entró como mensajero”.

A los pocos días, Manuel Pineda Bastidas me dijo que “ese mensajero no me gusta porque se demora mucho haciendo los mandados”. Ahí se abrió paso a su vida musical, grabando con Náfer Durán y después con El Debe López, e iniciando una exitosa carrera musical. Parodi recuerda a Diomedes como un hombre voluble emocionalmente. “A veces estaba contento y rápidamente pasaba a tener mal genio, o viceversa, pero era, sin duda, uno de los más grandes exponentes que ha dado este folclor”, sostiene Parodi, quien lamentó su pérdida.

La vida musical de Diomedes. En 1976, Diomedes Díaz graba Herencia vallenata con Náfer Durán, y tuvo como éxito El Chanchullito, de su propia autoría, con lo que inició una imparable carrera musical. Al año siguiente hizo dúo con Elberto ‘El Debe’ López, grabó Tres canciones y De Frente, con temas destacados como Cristina Isabel y El aguinaldo.  En 1978 realizó con Juancho Rois la producción musical La Locura con canciones como Alma de un acordeón. Ese mismo año se une con Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, con quien grabó ocho producciones musicales hasta  1984, de donde pasaó a la unión de Gonzalo Arturo ‘El Cocha’ Molina en 1985, con quien se queda hasta 1987.

En 1988 vuelve a hacer conjunto con Juancho Rois y a su lado grabó Ganó el folclor, uno de sus mayores éxitos y sigue hasta 1994 con El cóndor herido, ‘Canta conmigo, ‘Mi vida musical, El regreso del cóndor, Título de amor y El 26 de mayo. En 1995 se unió con Iván Zuleta, con quien siguió hasta 1998; en 1999, grabó con Franco Argüelles y en 2002 regresa con ‘El Cocha’ Molina.

En 2003 combina su experiencia con la juventud de Juan Mario de la Espriella para grabar Pidiendo vía, y en 2005 vuelve con Franco Argüelles y en 2007 con Iván Zuleta.
Desde 2009 hizo unión con Álvaro López, con quien grabó y cantó hasta su última producción La vida del artista.

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