El Heraldo
Un grupo de ciudadanos consulta su mesa de votación en la jornada electoral de la Junta de Acción Comunal de La Chinita. Josefina Villarreal
Barranquilla

¿Cuál es el poder real de las Juntas de Acción Comunal?

Las Juntas de Acción Comunal están llamadas a representar el escalón más elemental de la democracia • Expertos sostienen que su papel es oficiar como ‘interlocutoras’ entre los barrios y la Administración Distrital.

En Barranquilla existen 140 Juntas de Acción Comunal (JAC). La Oficina de Participación Ciudadana informó que 58 funcionan en la localidad Suroccidente, 31 en Suroriente, 28 en Metropolitana, 12 en Riomar y 11 en Norte-Centro Histórico. Barrios como El Bosque, Las Malvinas y Ciudadela 20 de Julio, por citar algunos ejemplos, cuentan con más de una en sus territorios (ver infografía).

La JAC es una organización cívica, social y comunitaria de gestión social, sin ánimo de lucro, personería jurídica y patrimonio propio, integrada voluntariamente por los residentes de un barrio, quienes buscan unirse con fundamento en la democracia participativa. Deben estar conformadas por personas mayores de 14 años y solo pueden ser escogidos los residentes de los sectores que buscan constituirla.

Son instituciones privadas, pues su conformación se produce por voluntad de los habitantes de un sector, y están avaladas por la Ley 743 de 2002, expedida por el Congreso de la República, con base en el artículo 38 de la Constitución, que contempla que “se garantiza el derecho de libre asociación para el desarrollo de las distintas actividades que las personas realizan en la sociedad”.

El pasado domingo se escogieron los dignatarios que asumirán los cargos directivos de cada una de estas, excepto en los barrios Buenos Aires y Villa San Pedro por “falta de garantías” en el proceso democrático, según la entidad distrital. En Buenos Aires se hallaron dos libros de afiliados, uno de 2012 y otro de 2013.

El episodio generó disputas entre los electores, por lo que fue necesaria la intervención de la Policía. Mientras tanto, en Villa San Pedro, el presidente y la secretaria de la Junta no aparecieron. Debido a eso, el tribunal de garantías decidió suspender la elección.

INSCRITOS Y VOTANTES
El presidente de la Federación Distrital de Juntas de Acción Comunal, Orlando Jiménez, quien también es el presidente de Undeco, manifestó a EL HERALDO que no tenía el número exacto de personas adscritas a estas instituciones, pues cada una es la encargada de manejar su propio libro de afiliados.

Sin embargo, señaló que el promedio de integrantes por JAC es de 250 personas, lo que al multiplicar por las 140 organizaciones que hay en la ciudad arroja un resultado promedio de 35.000 afiliados, quienes son los únicos habilitados para sufragar. Esto da lugar a un primer interrogante, pues según la Oficina de Participación Ciudadana votaron 120.000 personas.

“Eso puede pasar porque tres meses antes de las elecciones se triplica y a veces se cuadruplica el número de afiliados. La JAC del barrio San Francisco tiene normalmente 300 a 400 afiliados, pero el día de las elecciones había 1.667 personas inscritas”, anotó Jiménez.

Sobre el inusual incremento, dijo que “el que quiera inscribirse para votar, lo puede hacer” y, a raíz de esa situación, aseveró que eso “daña la operatividad de la Junta” al momento de llevar a cabo una asamblea porque, si no logra reunir como mínimo al 30 % de sus afiliados, no podrá desarrollarse.

La pugna por alcanzar un cargo directivo al interior de una JAC puede estar cimentada en el liderazgo político del individuo, su deseo de preservar los intereses colectivos de una comunidad o el anhelo propio de forjar una carrera política a partir de la experiencia que adquiera en la organización comunitaria.

RESPONSABILIDAD SOCIAL
El jefe de la Oficina de Participación Ciudadana, Camilo Roa, expresó que una de las principales razones para ‘apetecer’ el cargo de dignatario se debe a “la responsabilidad de velar por los intereses” del sector. Sobre las funciones de los dignatarios, indicó que tienen el deber de presentar ante la Administración Distrital las “necesidades insatisfechas” que tiene cada sector.

Uno de los factores destacados por el funcionario se centra en que los integrantes de las instituciones privadas comunitarias no perciben un salario de ninguna entidad del Estado. “Ellos hacen un trabajo arduo y con las uñas, pero es algo ad honorem”, aseveró.

En esta ocasión, con base en cifras de la entidad, participaron 138 de las 140 Juntas de Acción Comunal, lo que equivale al 97,8 %. En 2012, de acuerdo con los registros de la dependencia, 128 de 179 juntas concursaron en el proceso electoral, con una votación de 96.000 sufragantes.

Las entidades que este año no radicaron la información relacionada con las elecciones en sus sectores deben tener todo listo en un plazo máximo de dos meses para que los comicios se lleven a cabo el último domingo de junio.

TRABAJO COMUNITARIO
Álex Castro Morales tiene 49 años de edad y desde hace 30 trabaja en el área de procesos en una reconocida empresa multinacional dedicada a la transformación de hidrocarburos. El 24 de abril fue elegido presidente de la nueva JAC del barrio Santa Ana, en la localidad Norte-Centro Histórico.

Antes de que los habitantes del sector decidieran constituirla, tras casi quince años de inactividad de la antigua organización barrial, trabajaban como un comité cívico ambiental en torno a la recuperación del Parque Cisneros.

“Ese ha sido el principal motivo de nuestra unión. Comenzamos con la idea de lograr la restauración de este espacio recreativo. También nos interesa la calidad ambiental y de servicios públicos de la zona”, agregó el líder comunal.

¿Cuál es el poder?
Castro define la JAC como el “espacio adecuado para constituir un puente entre la Administración del Distrito y la comunidad”. Dicho de otra forma, aprecia en esta clase de escenarios una alternativa para lograr que se gestionen las necesidades de los moradores de su barrio.

En relación con posibles vínculos con movimientos políticos, el dignatario descartó una “filiación directa”. Sin embargo, manifestó que tienen el respaldo del edil de la localidad, Edgardo Gómez, y del concejal José Camacho (Cambio Radical). “Son personas que apoyan nuestras gestiones políticas”, apuntó.

En la actualidad, la JAC Santa Ana está compuesta por 109 afiliados, cifra que arrojó la última depuración del libro. La comunidad suele reunirse en el Parque Cisneros, pero han tenido que buscar espacios alternativos desde que está en proceso de restauración.

Entre sus motivaciones manifestó que se encuentra el trabajo de quienes por generaciones han manejado los hilos de la comunidad. “No estamos buscando ningún beneficio económico, aquí hay gente pensionada y yo tengo 30 años de servicio en la empresa donde laboro. Lo importante es el bienestar de la comunidad, ahí está nuestra satisfacción”, aseguró.

CONTRATACIÓN
Un líder comunitario, quien pidió reserva de su identidad, declaró que las JAC están facultadas para suscribir contratos con entidades públicas o privadas. Estos pueden ser por concepto de capacitaciones y obras civiles de diversos tipos. En su opinión, esa es una de las razones por las que la llegada a estos cargos representa un “botín preciado”.

“Pueden traer al barrio una capacitación financiada por el Distrito. Por ejemplo, pueden firmar un convenio para una limpieza de arroyos porque no exigen muchos requisitos y lo puede ejecutar la misma Junta. Ellos pueden hacer contratos de menor cuantía o convenios interadministrativos”, explicó.

Un escenario de esas características conduce a que se originen conflictos de interés entre los aspirantes. En algunos casos, producto de esas discrepancias, las JAC no terminan de cumplir las funciones que les corresponden y eso podría dar lugar a una inactividad.

Asimismo, aclaró que estas elecciones no son financiadas por la Administración Distrital y que la labor de la Oficina de Participación Ciudadana es ejercer control y vigilancia durante la jornada electoral y el conteo de sufragios.

Son las instituciones comunitarias las encargadas de financiar el proceso, motivo por el cual deben tener recursos para hacer las elecciones. “Hay algunas juntas estructuradas que se manejan como una empresa, pero otras presentan deficiencias en su estructura y por eso se generan las diferencias”, dijo.

Directivos de las JAC consultados por EL HERALDO sostuvieron que, pese a las gestiones adelantadas ante la Alcaldía Distrital, esta “no ha aportado grandes obras a la comunidad” y tampoco “nos tiene en cuenta” en los proyectos barriales.

MAYOR INTERLOCUCIÓN
Sobre la llamada base de la democracia que configuran las JAC, el politólogo y docente de la Universidad del Norte, Carlos Guzmán Mendoza, señaló que estas son la instancia de interlocución “más directa y cercana” con los habitantes de los barrios, por lo que las catalogó como la célula básica de una comunidad.

En ese sentido, destacó que los comunales se convierten en los “primeros interlocutores” de los ciudadanos y, siguiendo una lógica ascendente, transmiten la información y buscan el respaldo de las Juntas Administradoras Locales (JAL) y, posteriormente, del Concejo Distrital.

Quienes deciden vincularse a las JAC también buscan desarrollar su capacidad de liderazgo al hacerse escoger por sus vecinos. Aseveró el politólogo que ese es un elemento que les permite prepararse para aspirar en el futuro a una JAL y a órganos colegiados como el Concejo o la Asamblea.

“Pensando desde una perspectiva sana y democrática, los miembros de las Juntas de Acción Comunal tienen como incentivo desarrollar una carrera política. Es ir construyendo una base de apoyo electoral que a futuro les permita ascender. Luego, quien así lo desee podría pensar en fortalecer sus relaciones para hacerse contar de cara a una futura unión con un alcalde, un gobernador o un congresista”, agregó.

Guzmán expresó que, por lógica electoral y política, quienes impulsan a los dignatarios a incursionar en instancias deliberativas son los líderes políticos de los partidos. “A un movimiento le interesa tener líderes barriales con soporte electoral para agregar esa base de apoyo a sus pretensiones electorales”, aseveró.

PRIORIZAR INTERESES
La coordinadora académica de la Maestría y Especialización en Derecho Público de la Universidad del Norte, Viridiana Molinares Hassan, destacó que la JAC es una institución de vital importancia dentro de la organización político-administrativa del Estado porque el Gobierno central no está en capacidad de abarcar directamente las complejidades en los barrios.

Desde su perspectiva, las Juntas se convierten en “instituciones sociales” que impactan el proceso administrativo de desarrollo de las localidades. En cierto modo son la “voz autorizada, una herramienta canalizadora de la comunidad para jalonar propuestas de desarrollo de un sector frente al poder central”.

Molinares sostuvo que estas poseen un “poder electoral considerable” por motivo de la función político-administrativa que cumplen y son estas organizaciones las que deciden exponer las necesidades de una comunidad. “A eso se le suma que la ejecución de las propuestas orientadas a la superación de esos problemas tiene que ver con los recursos que le pueda dar la Administración para trabajar en sus requerimientos”, añadió.

En consecuencia, los comunales configuran un potencial electoral porque sus actos son de corte político. No obstante, Molinares advirtió que desde esa óptica también puede entenderse negativamente el ejercicio político en la medida en que se utilice la participación en la JAC para llegar a instancias mayores.

“Si se instrumentaliza negativamente la posición entre la Junta para acceder a otros cargos, hay una deformación del acto político que en sí mismo representa al ser parte de estas instancias. Tienen que tomar conciencia de que, como gestor social, cualquier beneficio personal debe ser sustituido por el de la comunidad”, puntualizó.

PROYECTO POLÍTICO
De acuerdo con el director del Instituto de Desarrollo Político e Institucional de la Universidad del Norte, Ángel Tuirán Sarmiento, las Juntas de Acción Comunal surgen de una idea de institucionalización en cada barrio para que los habitantes se adhieran al proceso participativo y la toma de decisiones.

Si bien estos cargos no tienen algún tipo de retribución económica mínima, el docente investigador señaló que no se debe perder de vista que se trata de un cargo representativo de liderazgo barrial en el que la persona que lo ocupe tendrá un “escenario de notoriedad” frente a los otros moradores de la zona.

“Muchos empiezan vinculándose a una JAC pensando en un proyecto político a futuro. Inician como representantes del barrio, fidelizando a una población y pensando en un cargo de representación mayor y preparar una campaña de cara al futuro”, concluyó.

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