El Heraldo
Barranquilla

A Los Diablos Espejo no los detuvo ni la tragedia invernal

"Frente a la iglesia de Campo de la Cruz un grupo de bailadores ejecuta su puesta en escena condimentada con fuego.

A mediados de la década del 50 Calixto Romero, oriundo de Campo de la Cruz, fue llevado a vivir al Guamo una pequeña población del Magdalena, allí en las fiestas patronales observó fascinado por primera vez la figura demoniaca-burlesca, transfigurada.

Al finalizar de una procesión en la entrada de la iglesia los diablos que llamaron su atención, danzaban de espaldas al recinto religioso en una especie de representación lúdico teatral que ponía de manifiesto la vieja lucha ancestral entre el bien y el mal.

El inquieto Calixto de regreso a su terruño del alma convertido en un hombre adulto apoyado en sus naturales capacidades histriónicas se convirtió en el diablo del pueblo y en las fiestas de Carnaval del municipio danzaba solo hasta la embriaguez por las calles del pueblo pidiendo dinero o un trago de ron.

Los hermanos José y Pedro Aparicio, Dumas Guette y el en ese entonces pelaíto, Gilberto Sarabia, recibieron de primera mano el legado de este diablo borrachón y gozón y cuentan los más viejos y conocedores que estos diablos se enfrentaban en fieros piques donde las destrezas para el baile y los versos se constituían en la mejor arma para conseguir los favores de los lugareños, representados en un poco de dinero o una botella de ron.

Es así como recuerda la historia Plutarco Lastra Valencia, actual director de la tradicional danza de los Diablos Espejo de Campo de la Cruz, la más antigua, reconocida y laureada del pueblo.

“Desde los años 60 hasta el 94 hubo como un receso y los diablos dejaron de verse en Carnaval, aquí en Campo, algunos se hicieron muy viejos”.

En el año de 1994 Miguel Salas junto a Plutarco y otros pocos dolientes del Carnaval y su tradición se organizan para fundar Reculca, una Fundación dedicada al rescate cultural y de las tradiciones del pueblo.

“Migue se acordaba que de niño había visto al disfraz del Diablo y propuso rescatarlo. Su abuelo conocía a Gilberto Sarabia, fuimos hasta su casa le comentamos la idea y el viejo se emocionó mucho tanto que el primer año que salimos ya como danza en el 95 bailó con nosotros”, recordó Plutarco.

Sarabia les contó la historia, les enseñó los pasos de la danza, sus orígenes y su lúdica, les indicó sobre la indumentaria, como hacer las máscaras con los espejos, el contenido teatral, les habló de las castañuelas, de las espuelas para mantener a raya a los diablos rivales, en términos generales les entregó el contexto y apoyados por la Alcaldía municipal en el año 95 hacen su debut estos diablos rojos como el color del fuego purificador del averno que al compás del son y la puya van dramatizando y proclamando los versos que representan la ancestral lucha entre la luz y la oscuridad.

Inicialmente la danza la conformaron 12 integrantes entre mujeres y hombres que entusiasmados decidieron apostarle a la tradición.

En el año 95 se presentaron en el Carnaval del Sur y su Ribera obteniendo el primer lugar. Sarabia los acompaña 4 años como orientador y un bailador más, y en el 96 debutan por primera vez en el Carnaval de Barranquilla, luego de un periplo por las diferentes poblaciones del Atlántico donde obtienen diferentes distinciones y menciones de honor.

Sarabia muere en retiro en el año 2003 luego de haber conocido el triunfo y las mieles del éxito, en el año 2000 se hacen con el prestigioso y codiciado Congo de Oro para repetir en el 2006, 2008 y en el 2012.

Inicialmente los Diablos Espejo de Campo de la Cruz, dentro de su puesta en escena no tenían el elemento del fuego, pero al llegar al Carnaval de Barranquilla el público se los exige y fue así como algunos de los integrantes se convirtieron en expertos escupe fuego.

En el 2010 la naturaleza se ensaña contra las poblaciones del Sur y el casco urbano de Campo de la Cruz queda inundado prácticamente en su totalidad con el rompimiento del Canal del Dique en noviembre .

Pese a que tanto a su director, como la gran mayoría de los 30 integrantes con los que hoy cuenta la danza les había tocado un exilio momentáneo no se dejaron amilanar y desde los diferentes puntos del Departamento a los que les tocó partir continuaron en contacto. Con Plutarco en Ponedera el 2011 fue un año duro para la danza.

“Los instrumentos, la indumentaria, todo lo destruyó el agua y nos tocó duró, cada quien se fue por su lado a Barranquilla y creo que por el dolor de la pérdida y todo lo que pasó los pelaos bailaron mejor que nunca”, recordó Plutarco.

El mal nunca vence al bien ni aunque sea el propio Satán, dice el verso que acompaña a los movimientos acompasados de los bailadores vestidos de diablos sinvergüenzas y vaciladores que en vez de espanto y terror traen la risa, el baile y la alegría del Carnaval.

Por Carlos Polo

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