El Heraldo
Barranquilla

169 niños de difícil adopción se convierten en ‘hijos’ del ICBF

"Lucía Pérez es madre sustituta desde hace 21 años. Por el momento tiene cinco niños bajo su cuidado.s

A sus 12 días de nacida, María fue abandonada por su madre en el Hospital Metropolitano. Vino al mundo prematura y con dificultades de aprendizaje, condición por la cual hace parte de la lista de los 169 niños de difícil adopción en el departamento del Atlántico que permanecen bajo el cuidado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF.

El grupo de los llamados ‘hijos del Bienestar Familiar’ está integrado por 85 menores con algún tipo de discapacidad, 18 con enfermedades, 49 mayores de 7 años y 17 pertenecientes a grupos de hermanos, quienes, por políticas del ICBF, deben conservar el nexo consanguíneo, es decir, al momento de una adopción la idea es que se hagan cargo de todos.

A nivel nacional la cifra asciende a 11.700 niños, informa el director general del instituto, Diego Molano, quien indica que actualmente se están tramitando las solicitudes de adopción por parte de 350 familias colombianas y de 3.000 extranjeras.

“Las familias extranjeras tienen mayor predisposición a adoptar niños un poco mayores de tres, cuatro o cinco años, inclusive con hermanos o algún grado de discapacidad, mientras que los hogares colombianos prefieren los bebés de corta edad y saludables”.

La historia de María

Tan pronto el personal del Hospital Metropolitano reportó el abandono de una seismesina, el Bienestar Familiar inició la búsqueda de la madre de la criatura, pero sus esfuerzos fueron infructuosos. Los pocos datos que se tenían de ella, como la dirección de su casa, resultaron falsos.

Desde entonces, la bebé quedó en manos de Lucía Pérez, una de las 153 madres sustitutas que hay en Barranquilla, quien la ha criado y la quiere como si fuera su propia hija. Tanto es así, que hoy, a sus 12 años, María la llama cariñosamente “mi mamita”.

Lucía recuerda que en una ocasión, cuando la niña tenía 6 años, una amiga suya quiso adoptarla y la llevó a su casa para que se fuera familiarizando, pero una semana después tuvo que regresarla porque la pequeña no se adaptó.

“Mi amiga me decía que María lloraba todo el tiempo, tiraba las cosas y gritaba que quería a su mamita. Por eso me la trajeron nuevamente y a partir de ese momento no me he separado más nunca de ella. Los psicólogos del ICBF le explicaron que yo no era su madre biológica y que existía la posibilidad de que alguna familia la adoptara, pero por sus problemas de aprendizaje ella no comprende muy bien. Solo dice que quiere quedarse conmigo”, cuenta Lucía.

El no haber encontrado un hogar adoptivo no ha sido impedimento para que la menor salga adelante. Actualmente cursa cuarto de primaria y se ve muy feliz en la casa de Lucía, donde vive con otros cuatro niños que hacen parte del mismo programa del ICBF: un grupo de tres hermanos y un bebé de 14 meses con problemas neurológicos que también fue abandonado por su madre en un hospital.

Las adopciones

La directora del Bienestar Familiar Seccional Atlántico, Emilia Fontalvo, asegura que es más factible que una familia extranjera adopte un menor con alguna de las características que los hacen “difíciles”, en lugar de una colombiana.

“Los colombianos quieren adoptar niños y colocarles características: que tengan los ojos verdes, piel blanca, cabello rubio y liso, como si estuvieran encargando un muñeco. Al principio me molestaba cuando describían así al niño o niña que querían, pero ahora me da un poco de risa y les explico con cariño, pero también con mucha firmeza, que cuando uno tiene la oportunidad de estar embarazada no puede elegir las características del bebé, solo le pide a Dios que venga sano”.

Entre las numerosas adopciones que han hecho los extranjeros, la funcionaria recuerda el caso de cinco hermanos que fueron entregados el año pasado a dos parejas italianas que tienen una familiaridad y viven cerca. “A una pareja le entregamos dos niños y a la otra, tres. Se comprometieron a no separarlos, y así lo han comprobado las agencias internacionales en los seguimientos de adopción”.

Cuenta que en menos de un año los menores ya dominan el idioma italiano y están aprendiendo alemán. “En las fotografías que nos han enviado aparecen los cinco hermanos compartiendo y se ven muy felices”.

El éxito en esa adopción es muy satisfactorio —destaca Emilia Fontalvo—, pues se trata de niños con un dolor muy profundo en su alma, debido a que fueron abandonados por su mamá y, lo que es peor, la escucharon cuando planeó cómo deshacerse de ellos.

“Los niños nos contaron que su mamá le pidió a una vecina el favor de que los llevara en un bus a un centro zonal del ICBF y dijera que su madre no podía tenerlos porque no tenía para darles de comer. Nosotros investigamos y resulta que no los abandonó por falta de recursos económicos sino porque no quería asumir su responsabilidad, le gustaba andar de parranda en la calle”.

Otra de las adopciones realizadas por los extranjeros que más ha conmovido a la Directora Seccional del ICBF es la de una pareja de médicos estadounidenses que llegó a Colombia con el noble propósito de llevarse un niño con necesidades y características especiales, y se hizo cargo de un menor de 6 años con VIH.

“A mí me encantó escucharlos porque decían: este es nuestro proyecto de vida, darle amor y sacar adelante un niño con una necesidad especial, que por alguna razón de la vida sus padres no lo pudieron tener y nosotros queremos ofrecerle todo eso que seguramente le hace falta”,

Para la funcionaria lo más importante en una adopción no son las condiciones económicas de la familia sino que “garantice al niño afecto, amor, cariño, cuidado y comprensión porque viene de un dolor, de una vulneración de derechos”.

No los desamparan

Los niños que por sus características especiales, enfermedades, edad o por pertenecer a un grupo de hermanos no consiguen un hogar adoptivo, continúan bajo el cuidado del ICBF, incluso después de cumplir la mayoría de edad, si así lo deciden. El instituto les costea los estudios de educación superior y, una vez graduados, los ayuda a conseguir empleo.

Noemí Jiménez, una de las ‘hijas del Bienestar Familiar’, ingresó a un hogar sustituto cuando tenía 7 años, debido a que era víctima de maltratos por parte de sus padres y, además, estos no tenían las condiciones económicas para mantenerla. Hoy, a sus 20 años, confiesa que cuando era niña quería ser adoptada por alguna familia extranjera, pero aclara que no se siente frustrada porque ese sueño no se hizo realidad.

“Al comienzo lloraba mucho, después fui encontrando personas que me brindaron ese afecto que mis papás no me dieron en su momento”, comenta la joven, quien actualmente cursa primer semestre de comunicación social y periodismo en la Universidad Autónoma del Caribe.

Entre tanto, la lista de los niños de difícil adopción sigue aumentando porque son abandonados por sus padres o, en su defecto, estos pierden su custodia cuando los maltratan. Por fortuna para los menores siempre hay alguien dispuesto a brindarles el cuidado y el cariño que no les dieron sus progenitores, bien sea una madre sustituta o una familia adoptiva.

 

Por Víctor Ovalle Gil
victor.ovalle@elheraldo.co

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