El Heraldo
Erika Ordóñez y David Jinete, a la izquierda, junto con sus abogados defensores. Josefina Villareal
Judicial

¿Quién ayudó a Erika Ordóñez en procedimiento a Angie Mendoza?

Juez requirió a Fiscalía que investigue la participación de otra mujer en la intervención a la joven • En apartamento donde se realizó, la Policía encontró medicamentos en la nevera.

La Fiscalía debe establecer quién ayudó a la esteticista Erika Ordóñez Rodríguez a practicar el procedimiento para el aumento de glúteos que causó la muerte de Angie Mendoza Cera, de 23 años.

“Le diré a la Fiscalía que preste atención a que en la casa solo vivían dos mujeres: madre e hija”, advirtió el juez segundo penal municipal, David Saade Morad.

El requerimiento se conoció el miércoles, en la etapa final de las audiencias de imputación de cargos y solicitud de medida de aseguramiento a Ordóñez y su yerno David Jinete Jinete, en el Centro de Servicios Judiciales.

Para el juez no quedó claro que Jinete hubiese intervenido en el tratamiento a Mendoza, por eso ordenó su libertad inmediata. El taxista y administrador, empero, sigue vinculado a la indagación por cargos de homicidio a título de dolo eventual.

Mendoza murió hace 12 días por problemas cardio respiratorios derivados del procedimiento. La joven se sometió a un retoque de glúteos en el apartamento 405 del edificio María Eugenia Ballestas 1, situado en el barrio Porvenir, norte de la ciudad.

En un allanamiento al apartamento, investigadores de la Sijín incautaron al día siguiente del deceso elementos como material quirúrgico, medicinas y más de 400 fotos de procesos estéticos hechos, al parecer, en el inmueble.

Otra mujer. Al juez Saade le llamó la atención que el fiscal 26 de la URI, Carlos Newball Rodríguez, presentara en audiencia a Ordóñez y Jinete, a pesar de que la madre de la víctima declaró que en el apartamento había otra mujer presente.

Marina Cera Sandoval fue quien acompañó a Mendoza al edificio para realizarse una citología, según ella le dijo. La mujer esperó “como una hora y media” a que su hija saliera de la supuesta consulta médica, pero ante la demora subió al cuarto piso y tocó a la puerta del apartamento 405.

“¿Qué pasa con mi hija?”, preguntó Cera a la mujer vestida con uniforme azul que le abrió. “Se le bajó la presión y se descompensó, la estamos canalizando para estabilizarla”, le contestó esta.

Cera agregó que, en ese instante, escuchó la voz de otra mujer que exclamó desde un cuarto del inmueble: ¡Tiene las venas muy delgadas! “Y la señora me cerró la puerta”.

Cinco minutos después, un hombre sacó cargada a Mendoza y, detrás, iba la mujer uniformada. Juntos la llevaron al Hospital Metropolitano en un auto Kía, modelo Cerato, color vinotinto.

La médica que atendió a la víctima consignó en el dictamen de necropsia que “no presentaba signos vitales”, al ser ingresada a urgencias.

En el expediente de la Fiscalía consta que la mujer uniformada, quien fue grabada por cámaras de seguridad, se identificó como Erika Ordóñez en el libro de registros del hospital.

Una bata. Saade recalcó que los agentes de la Sijín hallaron también “en el lugar de los hechos una bata médica con el nombre de la hija bordado”. Es decir, Susan Chapman Ordóñez, que no está vinculada al caso.

Para el juez, las coincidencias sobre las manos de otra mujer en el procedimiento fatal sí cumplen con lo que en derecho penal se denomina la inferencia razonable de autoría o participación. Es decir, la probabilidad de que se cometió un delito.

“Una voz que sale del interior, una persona que están canalizando, una persona que tiene aparentemente estudios de medicina, la bata se encuentra en el lugar de un fatídico hecho y viven en la casa dos mujeres”, relacionó Saade Morad.

Algunas de las fotos decomisadas por la Sijín muestran a Jinete inyectando a mujeres en los glúteos, con el visto bueno de Ordóñez. La imágenes, sin embargo, no corresponden al fatídico tratamiento a Mendoza. “No quiere decir que en esta oportunidad también participó”, explicó el juez.

“Hasta este punto, si había dos personas participando, son de género femenino; diferente fuese que las dos personas sentadas en el banquillo de los imputados fuesen de género femenino”, repitió el togado en más de una ocasión para sustentar su decisión de imponerle detención domiciliaria a la esteticista y no a su yerno.

Más hallazgos

Medicinas en la nevera

Además de material quirúrgico, la bata de Chapman y las fotos, los investigadores de la Sijín encontraron medicamentos en la nevera del apartamento, “junto a las legumbres”, detalló el juez sobre el informe de Policía Judicial. “Una medicina que se llama Victoza, para la diabetes tipo 2, con efectos adelgazantes, que debe ser controlada, que puede reducir el peso en 0.2 libras, con reacciones adversas como dolores de cabeza, náuseas, diarreas”.

Desde 2010

La defensa de Ordóñez sostuvo que ha realizado cursos y capacitaciones en varias instituciones educativas, como el Sena, y es docente de cosmetología y estética.

Las autoridades corroboraron que la imputada comenzó a ejercer en el año 2000 ambas profesiones. También que ofrece, al menos desde hace cinco años, procedimientos invasivos irregulares, pese a que no es cirujana ni médica esteticista.

“No solamente realizó procedimientos invasivos, sin estar capacitada para ello, sino que permitió que su yerno, que es administrador y taxista, igualmente los realizara”, cuestionó Saade.

“El despacho verificó la fecha de creación de los documentos (fotos) y resulta que no son de las mismas fechas: datan de 2010; podemos establecer cinco años de procedimientos estéticos en ese irregular sitio, sin las condiciones sanitarias requeridas”, advirtió el juez.

Domiciliaria en otra casa
La detención a Erika Ordóñez Rodríguez le fue impuesta por el juez en  la casa de un  familiar, en el barrio Boston, que fue el domicilio suministrado por la imputada y su abogado para cumplir  con la medida. No le fue concedida en el apartamento donde residía con su hija, su yerno, el hijo de estos y, además, tenía el consultorio estético clandestino.

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