El Heraldo
Nubia Orozco con una foto reciente de su hijo Farid Yasser Blanco, de quien desconoce su paradero. José Torres
Judicial

“Qué le pasó a mi hijo, que me digan dónde me lo tienen”: Nubia Orozco

El vigilante Farid Blanco completa dos meses desaparecido.

Han transcurrido dos meses desde la desaparición del vigilante Farid Yasser Blanco Orozco, quien trabajaba en la caseta del terreno donde se construirá el puerto de la multinacional Impala, en el kilómetro 4 del tajamar occidental de Bocas de Cenizas.

Han sido más de 60 días de angustia e incertidumbre para Nubia Orozco, su mamá, quien afirma que no ha parado “de llorar un solo día” desde que se enteró de la noticia.

En su casa en el barrio Las Flores, Nubia se levanta temprano todos los días y sale a la puerta con la esperanza de verlo llegar. Hasta ahora la espera ha sido en vano.

La última vez que Nubia vio a Farid fue el 23 de noviembre, cuando salió a las 5:30 de la tarde de la casa hacia su trabajo. Al día siguiente, el compañero que le recibiría el turno no lo halló en el puesto, por lo que informó de inmediato a la empresa V.P Global Ltda., para la que laboraba hacía dos meses y medio.

Investigadores de la Policía notaron que en el puesto faltaba el arma de dotación de Blanco, un revólver calibre 32, y el avantel. El resto de elementos se encontraba, incluida la moto Sigma 125 en la que se transportaba. En el tanque de gasolina del vehículo, no obstante, fue hallado un orificio de bala.

Angustia

Con lágrimas y una foto de su hijo, Nubia Orozco no se deja de preguntar qué le pasó, interrogante que no le responden aún las autoridades.

De acuerdo con la madre, ningún funcionario ha llegado a su casa para informarle en qué ha avanzado la investigación ni la han llamado.

Solo los primeros días tras conocerse la desaparición, las autoridades hicieron una búsqueda que no se extendió por más de cinco días, ayuda que le prestó la Defensa Civil y vecinos del vigilante.

Y pese a que le prometieron reactivar la búsqueda, ninguna autoridad ha hecho presencia en el lugar donde desapareció. “Me pregunto todos los días qué le pasó a mi hijo, por qué desaparecen a las personas y no dan razón; el que sepa algo, que se ponga la mano en el corazón y me diga porque esta angustia me está matando”, se lamenta.

Desde la desaparición, la mujer asegura que no puede conciliar el sueño y hasta se ha enfermado por la angustia. 

En el barrio Las Flores la desaparición del vigilante es un misterio. Hace mucho tiempo que no se veía un caso similar en el sector, aseguran residentes de la zona.

Amigos y conocidos de Blanco lo consideran una persona de bien, sin problemas, por lo que les “extraña” que alguien hubiera querido hacerle daño.

“Si me lo tienen secuestrado que me lo suelten, por Dios, que ya está angustia se me acabe porque este dolor tan grande no se lo deseo a ninguna madre”, agrega Nubia, con la esperanza intacta de Farid aparezca “sano y salvo”.

Otro dolor

La angustia no solo la viven los padres y hermanos del vigilante. También Indira Martínez, su compañera desde hace un año, quien lo espera en su hogar para que le cumpla la promesa de organizarse y tener hijos.

Tiene la esperanza de que Farid sigue vivo y que regresará a su lado, aunque a veces “me derrumbo” al pensar que puede estar muerto. “En mis noches no duermo pensando si estará vivo, dónde estará, si estarán torturándolo, son tantas cosas que me pregunto, cuando voy por la calle miro para ver si lo veo”.

La mujer pide a las autoridades que no desfallezcan en su búsqueda y, menos, en la investigación para establecer lo sucedido. Al igual que Nubia, guarda la esperanza de volver a verlo con vida. 

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