El Heraldo
Varios vecinos del menor visitaron la casa donde vivía para dar sus condolencias. Carlos Polo
Judicial

No es la primera vez que guaya de poste lesiona a un menor en Santa Rita

A las 2:45 del miércoles, un menor de un año y 7 meses recibió una descarga mortal, en el corregimiento de Santa Rita, en Ponedera • El cable refuerza equilibrio de la estructura.

Para acceder hasta la calle destapada que está húmeda desde hace varios días por cuenta de las lluvias, se atraviesa primero un viejo y desvencijado puente. A mitad de la cuadra, varias personas residentes del corregimiento de Santa Rita, jurisdicción de Ponedera, rodeaban una modesta vivienda de donde escapaban a voz en cuello, los dolorosos y desgarradores lamentos  de doña Dadima Esther Molina Bolaño.

“¡Ay, Jeider, mi niño, mi nietecito, mi pelaíto... ¡Ay, qué dolor tan grande, Jeider, papalindo me dejaste sola!”.

Con su robusto cuerpo acomodado en una silla plástica al final de la pequeña sala, peinaba sus cabellos con  su mano en un gesto desesperado, mientras hundía su mirada en el piso, como buscando una respuesta a la tragedia que a las 2:45 del miércoles tocó a su puerta.

El pequeño Jeider nació el 14 de septiembre de 2014 y, en ese año y 7 meses en los que llenó de alegría la humilde vivienda, se robó el corazón de su abuela, que ayer continuaba incrédula ante la dura realidad de su ausencia.

Entre sollozos, lágrimas y lamentos a todo pulmón, la mujer recordó que su nieto jugueteaba como  era su costumbre en las afueras de la casa, mientras Karen Julio Beltrán, su mamá, preparaba en el patio la leña para avivar el fogón en donde pretendía poner el arroz y los demás alimentos para la cena.

LA DESCARGA
“Yo estaba afuera con él y, de repente, como había música, el niño se puso a bailar porque mi pelaíto era bien alegre; se fue como para la casa, detrás de la mamá, y pasó por donde está la guaya y la agarró”, relató la abuela paterna.

De acuerdo con doña Dadima, el niño tocó la retenida que refuerza el equilibrio del poste de energía que está a pocos pasos de la terraza, dio una voltereta, cayó al piso y lanzó un grito.

“A mí no importó que eso me pasara corriente porque lo despegué de ahí enseguida, pero ya mi pelaíto estaba mal...”, y cortó de súbito su relato para reiniciar su canto adolorido, invocando al menor ausente.

NO SOBREVIVIÓ
María Angélica Calceta, prima del menor, contó que entre la madre del niño y primas lo levantaron y lo subieron a una motocicleta para trasladarlo hasta el centro asistencial de Ponedera. “Solo se le sentía como un ronquido y ya iba malo. Al ratico de llegar al hospital se murió”.

A un lado de Dadima, sobre una pequeña  mesa en donde se improvisó un altar, reposaba la foto del pequeño custodiada por dos recipientes plásticos en donde reposaban varios ramos de rojas flores de coral, recogidas en el sector.

CAMPANAZO DE ALERTA
Jeider era el menor y, de acuerdo con lo relatado por una de sus tías, su hermano mayor (4 años) por poco corre su misma suerte.

“Hace unos cuatro meses o cinco también se agarró de esa guaya y se quedó pegado, la mamá fue la que lo despegó y se fue enseguida donde la inspectora del pueblo para que levantara una queja a Electricaribe y arreglaran eso, pero no pasó nada”, señaló Norelys Calceta.

Enilfa Beltrán, abuela materna del menor, recordó desde las instalaciones de Medicina Legal en Barranquilla que su hija una vez también recibió una descarga cuando se encontraba barriendo.

“A los trabajadores de Electricaribe que iban a verificar el contador de energía se les contó del problema y ellos decían que llamara a la línea telefónica, y allá decían que les dijéramos a los contratistas. Nunca arreglaron eso y mi nieto se murió”, señaló.

NO HAY REPORTE
Desde la oficina de prensa de Electricaribe se anunció el miércoles que, a raíz de los hechos presentados en el corregimiento de Santa Rita,técnicos de la compañía se desplazaron a la zona para realizar una inspección.

“No obstante se está coordinando con la Policía el acceso al punto. El objetivo de la inspección es elaborar un informe inicial para establecer las posibles causas del incidente”.

De acuerdo la misma familia afectada, hasta ayer a las 6 de la tarde ningún funcionario de la empresa había llegado a Santa Rita. La guaya permanece cercada con una cinta amarilla de demarcación “peligro, no pase”.

Voceros de Electricaribe manifestaron ayer que, “entendiendo el dolor de la familia y la molestia de la comunidad, la compañía está a la espera de que se den unas mejores condiciones de seguridad para que funcionarios, acompañados de la Policía, puedan acceder al punto en donde ocurrió el incidente y corregir el daño, sin que se generen complicaciones de orden público”.

Desde la modesta vivienda en donde el niño correteó, jugó y exploró el mundo en su breve estancia, ayer continuaba el desesperado llanto de una abuela que le reclama al destino y a la vida por arrebatarle esa irreemplazable risa y esa inocente presencia, que dejó de iluminar y alegrar sus días.

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