El Heraldo
La vía Cordialidad, donde ocurrió el hecho. Giovanny Escudero
Judicial

“Muy buena la conversación, pero esta vaina es un atraco”: delincuentes

El hecho se registró en una buseta de la empresa Coontransa que cubría la ruta Sabanalarga-Barranquilla. Joven víctima narra cómo vivió los momentos del asalto.

Todo comenzó a la altura del municipio de Baranoa, por la estación de gasolina de Terpel. Eran las 7:30 de la noche y la buseta afiliada a la empresa Coontransa transitaba en la oscura vía, hacia Barranquilla, mientras sus pasajeros escuchaban el memorizado discurso de un vendedor de libros de Medicina Natural.

Hablaba de enfermedades como el chikunguña y sus tratamientos. De los efectos secundarios de los medicamentos sintéticos, como el acetaminofén, y del agua fría para los dolores de cabeza.

De repente, un hombre de tez oscura, gorra azul y buzo negro, se levantó de su asiento y caminó hasta el centro del vehículo. Sacó de su cintura un revólver calibre 38 y lo alzó a la altura del hombro para intimidar.

“Para ahí, muy buena la conversación, pero esta vaina es un atraco”, vociferó el delincuente, mientras el pasmo y el miedo se apoderaban de los presentes. Otros dos hombres se levantaron de sus puestos y comenzaron a quitar los celulares y los objetos de la gente, que les llamara la atención. Los tres llevaban morrales.

Andrés Vásquez, quien se dirigía a la semifinal de un torneo de baloncesto en la ciudad, recuerda que esa noche del miércoles el asalto duró unos diez minutos.

“El del revólver le caminó al chofer y otro atracador abordó al vendedor. El cañón del arma de fuego iba de izquierda a derecha, apuntando al ayudante del conductor y a este”, comenta Vásquez, de 26 años, en la puerta de su casa, en Campeche, donde aquella noche abordó la buseta. Sus padres siempre le han aconsejado guardar la calma en situaciones de riesgo y entregar las cosas, si es atracado. Siendo la segunda vez que era víctima de este tipo de delito, intentó llamar a la Policía con su celular, pero le fue jalado por uno de los asaltantes. Estos habían abordado la buseta en la estación de buses del municipio de Sabanalarga, desde donde sale la ruta. Testigos afirmaron que en ese lugar se iban a subir otros dos hombres que, ante las sospechas de otro conductor, fueron requisados por la Policía y no lo permitieron.

“Dale suave, no hagas cambio de luces”, advertía entonces el hombre del revólver al conductor, para luego insultar a las personas que no le hicieran caso. El vehículo recorría los 2,5 km de la doble calzada de La Cordialidad, a una velocidad promedio de 40 km. Lotes y fachadas de fincas era lo único que veían los pasajeros en la penumbra, a través de las ventanas. Probablemente el sonido de la brisa que se filtraba de ellas camuflaba el murmullo de alguna plegaria o el gimoteo de un asustado.

El conductor y su ayudante entregaron el dinero sin vacilar: $150 mil propios y $70 mil del viaje. A otra mujer, entrada en pánico, le quitaron $170 mil. Al parecer, eran para un tratamiento de su madre, cuenta Vásquez. Al vendedor, oriundo de Luruaco, también le arrebataron una suma de dinero. Nadie decía nada, todos esperaban que el atraco terminara cuanto antes.

A unos 50 metros para llegar al municipio de Galapa, donde termina exactamente la doble calzada, los asaltantes se bajaron de la buseta con el botín: cerca 23 celulares, una cadena de plata, un reloj y más de $400 mil. Antes de correr hacia un lote enmontado y perderse, ordenaron al conductor manejar a toda velocidad. Una mujer sacó un segundo celular que tenía y llamaron a la Policía. La buseta se parqueó en la estación de Policía de Galapa y narraron lo sucedido.

Una mujer en aparente estado de embarazo fue remitida al hospital municipal. Allí galenos confirmaron que fue dada de alta a las dos horas. Esa noche dos patrullas rondaron las vías, pero no dieron con los asaltantes.La geolocalización de uno de los celulares robados indicó que el último punto de los facinerosos fue el centro de Galapa. 

Algunos curiosos que llegaron a la estación afirmaron que no era la primera vez que un delincuente con los mismos rasgos físicos del  hombre con el revólver se subía acompañado a atracar un bus en la vía. Que hacía ocho días había robado en un vehículo que cubría la ruta Baranoa-Barranquilla.

De acuerdo con la Asociación Regional de Transporte Urbano por Buses y Busetas del Atlántico (Analtra), la tendencia de hurtos a buses se ha mantenido: 40 atracos al mes, en promedio. Al final, todo terminó con la radicación del delito en la estación, con la vida salva de cada uno de los pasajeros, pero con la sensación de viajar cada día en el filo de la inseguridad. 

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