El Heraldo
Nebis Cabrera, madre de Alexander, contando detalles de la vida de su hijo. Jesús Rico
Judicial

“Me lo mataron a traición”: madre de exsoldado asesinado a puñaladas

Alexander Castañeda, de 20 años, fue víctima de matoneo y amenazas tras prestar el servicio militar. Quería ser vigilante. Su familia dice que su personalidad cambió.

En la puerta de una vivienda del barrio Villa Selene, del municipio de Soledad, Nebis Cabrera cuenta detalles del menor de sus hijos, Alexander Junior Castañeda Cabrera, de su cambio de actitud y de la mañana en el que fue asesinado a puñaladas. 

La mujer mantiene la mirada arrugada por el desconsuelo, pero un tono de voz firme por el coraje; sus manos van al compás de las frases y del dolor que desprende con cada palabra. Sus gestos no pasan desapercibidos por familiares y vecinos que la escuchan a escasos centímetros.

“Él vino raro del Ejército, pero no era agresivo. Me lo mataron a traición”, puntualiza la madre. Luego aprieta sus labios, mientras sus bronceadas mejillas se abultan al reprimir el próximo suspiro.

De acuerdo con testigos, el miércoles a las 10 de la mañana, Alexander Junior, de 20 años, quien hacía 15 días había regresado a casa tras prestar el servicio militar en Manizales, fue apuñalado dos veces por un hombre al que apodan ‘El Causa’. Al parecer, el exsoldado estaba discutiendo con su agresor en una calle del barrio, cuando le dio la espalda para irse y este lo acuchilló primero en el abdomen y después en el rostro.

Una prima lo llevó al Hospital Materno Infantil, pero luego fue remitido a la clínica Adelita de Char, donde murió.

El hijo

Alexander creció sabiendo que debía prepararse para ayudar a su familia. Estudió en la escuela distrital La Luz hasta sexto de bachillerato, luego estudió hasta octavo en el colegio Don Bosco y terminó la academia cuando ingresó al Ejército, en 2014, a la edad de 18. 

Vivía en la transversal 2B sur No. 76 con su madre y su hermano mayor, Jair Castañeda Cabrera, de 28, quien es sordomudo. En la misma casa de paredes sin revocar, que su madre pretendía heredarle en un futuro para que conformara una familia. El mismo lugar donde ahora Cabrera narra pasajes de su vida y de cómo cambió tras su regreso.

Según familiares, Alexander era un joven alegre y espontáneo con todo el que lo conocía. Era hincha del equipo de fútbol local, Junior, y le gustaba escuchar música, especialmente reguetón.

“Cuando se iba al Ejército me dijo ‘yo a usted la veo mal, no tiene con qué terminar la casa, la voy a terminar, voy a hacer alguien en la vida mami”, evoca la madre, llevándose los dedos de la mano derecha a su pecho. Alexander, agrega, quería ahora a hacer un curso de vigilancia.

El cambio

Pero Cabrera enfatiza que su hijo no era el mismo, tras su regreso. Entrecierra los ojos y dice que poco a poco se dio cuenta que la personalidad de Alexander era “muy distinta”.

“A veces tenía la mirada triste, como ida, y decía cosas que no estaban en el orden. Me decía ‘mami yo a estos pelaos de mierda me los tengo que cazar porque me la deben”, recuerda Cabrera, besando los dedos índice y gordo de la mano derecha, el mismo gesto que hizo su hijo hacía unos 8 días.

Su prima, Laila Pulgar, interrumpe y explica que Alexander a veces lloraba y le pedía que se cuidara. Que en ocasiones entraba y salía de la casa constantemente y se le veía ansioso. Que a veces no quería comer.

Matoneo y amenaza

Pero parte de la extraña actitud del exsoldado, también pudo deberse al constante matoneo e intimidaciones de las que fue víctima por jóvenes del barrio Don Bosco en los últimos 15 días, según contó su familia.

“El otro día y que lo acorralaron como cinco y le dieron dos cachetadas, y él no les respondió. Le decían que el Ejército lo dejó loco, le hacían bulla. No sé si antes esos jóvenes eran amigos, pero él nunca tuvo problemas con nadie”, afirma Cabrera. “El Causa’ dijo que lo tenía amenazado”, reitera la mujer en la puerta.

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