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El CTI de la Fiscalía en la diligencia de levantamiento de los cadáveres de Jaime Pérez y su mujer Luisa Yepes.
Judicial

La historia de Jaime Pérez, el falso testigo asesinado

Tras el asesinato - junto a su pareja- del hombre que se retractó en el caso Arango Bacci, la defensa del oficial (r) pide protección para otros dos testigos. El asesinado insistía en que lo salvaguardaran.

Jaime Alberto Pérez Charris, el hombre hallado muerto junto a su pareja, Luisa Fernanda Yepes Aranda, el pasado viernes 15 de noviembre en la prolongación de la Vía 40, tramo que da hacia el corregimiento de La Playa, tenía un ‘mundo de culebras’ encima. Por lo menos eso establecieron los investigadores de la Policía que atendieron el caso.

Tras cotejar su identidad con la base de datos de la institución armada, las autoridades encontraron que Pérez Charris, conocido con los alias de el Mono o el Doctor, estuvo vinculado al Bloque Norte de las AUC, así como al narcotráfico; que a finales de 2002 fue el testigo en el caso que escandalizó al país de los policías que devolvieron dos toneladas de coca a los ‘paras’, y que su testimonio sirvió para destituir a un puñado de uniformados de alto rango.

También fue testigo protegido de la Fiscalía en el caso contra el exsenador Dieb Maloof, destituido por vínculos con el otrora jefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40; además fue uno de los falsos testigos en el proceso que llevó la Fiscalía contra el contralmirante (r) Gabriel Arango Bacci, señalado de tener vínculos con narcotraficantes. En julio de este año fue capturado junto a otras tres personas por extorsión, cuando recibían el dinero que le exigían a un comerciante a nombre de los Rastrojos; era investigado por el asesinato de Moisés Trespalacios Cure, administrador de una compra venta de carros, ocurrido el pasado 27 de junio en esta ciudad, y tenía una anotación por abuso de confianza, también de este año.

Los cuerpos de Pérez y su mujer fueron envueltos en varias bolsas y luego sellados con cinta pegante. 

A pesar de cargar con todo ese prontuario, tenía, aparentemente, una vida normal: vivía con su compañera, con quien tenía una bebé de cinco meses de nacida. Además, tenía otros tres hijos, productos de uniones distintas. Así pudieron esteblecerlo los detectives asignados a la investigación, quienes informaron que la noche anterior al hallazgo de los cuerpos de Pérez y su esposa, este le hizo una llamada telefónica a su hijo mayor y le dijo que estaba “con Luisa Fernanda y la niña (la hija menor), en un restaurante de la calle 70, entre carreras 51 y 52”.

A la una de la madrugada un desconocido llevó a la bebé a un edificio de la carrera 64 con calle 84 y le pidió al vigilante que se lo entregara a la abuela. Horas más tarde, Pérez y su mujer fueron encontrados asfixiados y sus cuerpos cubiertos con bolsas plásticas aseguradas con cinta pegante.
Hasta ahora solo una persona ha manifestado sentirse “afectada” por este asesinato. Es el contralmirante Gabriel Arango Bacci.

En diálogo con EL HERALDO, el alto oficial retirado recordó lo clave que fue Jaime Pérez Charris en la investigación que era llevada en su contra, al rendir indagatoria en la Unidad Anticorrupción de la Procuraduría y retractarse de los señalamientos que le hizo, por supuestas “presiones”.

Lo que dijo. Del testimonio rendido por el Mono el 26 de junio de 2009, en las instalaciones de la Dirección Nacional de Investigaciones Especiales de la Procuraduría, quedó consignado: “lo que quiero denunciar son todos los abusos de los que estoy siendo víctima junto con mi familia por parte del Programa de Protección a Víctimas y Testigos, en cabeza del señor José Gilberto Martínez y con conocimiento y consentimiento de él mismo, debido a que no me quise seguir prestando al montaje que este personaje en compañía del doctor Omar Zarabanda y la doctora Marilú Méndez armaron en contra del almirante Gabriel Arango Bacci. Digo ‘no me quise’ porque inicialmente accedí a sus propuestas y falsamente denuncié hechos vinculando al mencionado almirante que son completamente falsos y que me fueron constreñidos por estos tres personajes, incluso me dieron un dinero, cantidad de un millón 800 mil pesos, para que me siguiera prestando a dicho montaje…”.

Por esta declaración y otras en los cuales Pérez siguió señalando a la Fiscalía — dijo Arango Bacci—, en un fallo, la Corte Suprema de Justicia ordenó investigar al ministro de Defensa de la época, el hoy presidente Juan Manuel Santos, porque pese a las vinculaciones que hizo el testigo, este obvió dar a conocer esos hechos a las autoridades judiciales.

Además se ordenó compulsar copias contra Juvenal Serna Amarís, Eyssin Miguel Matos Montero, Jaime Alberto Pérez Charris, y dos oficiales  miembros de la Armada Nacional por “considerar que incurrieron en falso testimonio”. Y contra esos mismos oficiales de la Armada, además, por destrucción, supresión y ocultamiento de documento privado.

“Este muchacho, Pérez Charris, ya se había retractado; él dijo en la Procuraduría lo que estaba pasando. Después comentó que si le daban todas las garantías decía quién o quiénes fueron los que idearon todo en contra mía”, anotó Arango Bacci.

El oficial en retiro opinó que la muerte de Pérez Charris pudo “ser o no coincidencial”, ya que “tenía un prontuario horrible y varios enemigos”, pero le llamó la atención que perdiera la vida estando a punto de asistir a una imputación de cargos, solicitada por el propio vicefiscal general de la Nación, y en la que, según el oficial retirado, la víctima iba a ventilar todo lo que sabía.

“La citación era para finales de este mes o principios de diciembre. Pérez Charris dijo que allí iba a decir toda la verdad sobre mi caso”, añadió el contralmirante.

Buena vida a pesar de problemas. Fotografías muestran que Jaime Pérez, a pesar de las múltiples situaciones que vivió, tenía tiempo para la familia. De niño, según amigos, siempre fue apegado a las buenas costumbres, pero todo cambió cuando a raíz de sus vínculos con los paramilitares y el narcotráfico. 

Caso recién retomado. Jaime Granados, abogado del oficial retirado Gabriel Arango Bacci, en comunicación con EL HERALDO, al igual que su defendido, indicó que resultaba muy extraño que Pérez Charris perdiera la vida “después de 4 años de declarar en la Procuraduría y cuando hacía solo un mes el vicefiscal general retomó el caso para imputarle cargos a quienes la Corte Suprema de Justicia ordenó compulsar copias”.

“Jaime Pérez fue el único que dijo la verdad. Ahora en la audiencia debía decir quiénes estaban detrás del montaje contra Arango Bacci”.

Granados señaló que en este turbulento caso del contralmirante no era la primera vez que asesinaban a un testigo. Rememoró que cinco años atrás otro de los vinculados también fue asesinado.

Por esta razón, el abogado confirmó que días atrás elevó una solicitud al procurador general de la Nación, al fiscal general y al ministro de Defensa, pidiéndoles protección para el contralmirante y su familia, para los dos falsos testigos que quedan en el caso y para él, pues “podemos ser blanco de ataques”.

EL HERALDO contactó a los familiares de Pérez para conocer mayores detalles acerca de las víctimas, pero prefirieron no pronunciarse.

Así mismo se solicitó información a la Fiscalía acerca del caso, pero no la entregó.

“No hurgue demasiado”
Hernando De la Rosa Anaya, autor del libro ‘Tras las huellas del Almirante. El caso Arango Bacci’, durante la elaboración del texto entrevistó personalmente a Jaime Alberto Pérez Charris. El abogado y escritor lo describió como un sujeto alto, relativamente corpulento, de buena presencia, de clase media alta, a quien la ambición por el dinero fácil había conducido a ingresar al mundo del narcotráfico. En la entrevista — dice De la Rosa— hablaba con celeridad, de forma cínica pero sin dejar de mostrarse asustado. “Periodista –así me llamaba– tengo muchas cosas que contar del caso del “capitán” y también del médico Maloof, pero solo lo haré cuando las autoridades me garanticen mi protección y la de mi familia”. Seguido -comenta el escritor- nos despedimos sin apretón de manos. Solo con un “hasta luego periodista. No hurgue demasiado porque puede terminar metido en líos. En el caso del capitán hay mucha gente dura y no malandros como nosotros”.

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