El Heraldo
En el momento en que los familiares esperaban la hora de vista para ingresar al hospital. Josefina villarreal y Luis de La hoz
Judicial

“Ese loco no debía estar en la celda con los demás”

El estado de los internos afectados por el incendio en la Penitenciaría continúa siendo crítico y su pronóstico es reservado.

Con la angustia reflejada en sus rostros, los familiares de tres de los seis reclusos afectados por el incendio que se presentó en la Penitenciaria del Bosque el domingo pasado,  protestaron por las condiciones en que se encontraban sus familiares en el centro carcelario. Para ellos se trató de una gran irresponsabilidad.

Lanzando todo tipo de expresiones contrariadas mientras esperaban la hora de visitas en el Camino Distrital Adelita de Char contaron su drama.

“¿Cómo van a juntar a un sujeto demente y peligroso que ya había hecho ese daño en la Modelo con los demás presos? Un loco como ese tiene que estar es solo”, dijo Ramona Serrano, madre de Ricardo Gabriel Serrano, uno de los lesionados. Frases similares repetían como una especie de consigna los otros parientes de estos reclusos que se encuentran en estado crítico en la unidad de quemados del centro asistencial.

Todos se referían de esta manera al reo que supuestamente también estuvo involucrado en el incendio que dejó 17 muertos en la cárcel Modelo, pero que hasta ahora no ha sido señalado por las autoridades.

Luis Alexander Calixto Hernández, de escasos 19 años, es huérfano de padre y madre, y  vivía en el municipio de Malambo hasta que fue capturado hace un mes por hurto. Nunca terminó el bachillerato  y había trabajado como ayudante en un asadero.

Los detalles los entregó su hermana, quien prefirió la reserva de su identidad, y que además manifestó su total desacuerdo con la poca información que, según dijo, ha recibido sobre su real estado de salud.

“Si no es por el periódico uno no se entera de lo que pasó. Mire, a mi hermano todavía no le han hecho la primera audiencia y ya pasó esto allá, y uno no se explica de dónde salió la candela, con qué fósforo prendió eso allá ese tipo enfermo que no debe compartir celda con nadie”, aseguró.

Según esta mujer y la gran mayoría de los familiares de los afectados, el sujeto que inició el fuego presenta quemaduras leves a diferencia del infierno por el que están pasando los otros.

“Es que a ellos los tenían ahí como animales no como a seres humanos. A mi hijo lo maltrataban a toda hora dizque porque él era vendedor de drogas allá adentro pero él se rebuscaba era vendiendo cigarrillos”, afirmó Ramona Serrano.

A esta madre angustiada le resulta imposible entender que a su hijo lo tuvieran compartiendo calabozo con el sujeto aparentemente relacionado con el otro incendio.

Serrano, de 26 años, vivía al lado de su madre y sus hermanos en el barrio el Por Fin antes de que lo capturaran por el delito de tráfico de estupefacientes hace 2 años y 4 meses.

“Yo sé que él está delicado, pero tengo la fe puesta en Jesús de que lo va levantar de esa cama. Este es un sufrimiento muy grande porque él es mi único hijo varón y el único que me ayudaba ¡Esto es horrible para una madre!”, manifestó intentando contener las lágrimas. 

Durmiendo con el enemigo

Según la madre de Joharet Pérez Vásquez, de 30 años, quien lleva  2 años en la Penitenciaría de El Bosque, él le contó que el ambiente en la celda llamada Unidad de Tratamiento Especial, UTE, donde se encontraban los reclusos afectados estaba muy tenso.

Pérez es padre de tres pequeños que lo esperan en casa y que hoy desconocen su estado de salud.   Su esposa le contó a su suegra que él mismo la había puesto al tanto de que algunos de los reclusos se cortaban las muñecas y esa sangre era ofrecida y puesta en el relieve de la figura dibujada en una pared del calabozo.

“Su esposa le dijo que tuviera cuidado, que estuviera pendiente. Desde que él le contó que entró el tipo ese que venía de la Modelo al calabozo. Lo que pasa es que el tipo como que los cogió dormidos y dicen que no le pasó casi nada”, afirmó.

Parte médico

De acuerdo con el parte médico entregado por el centro asistencial las condiciones de estos tres reclusos no han cambiado, continúan con ventilación mecánica y en estado crítico. El pronóstico es reservado.

Luis Alexander Calixto presenta quemaduras de segundo y tercer grado que comprometen el 80% de su superficie corporal. Ricardo Gabriel Serrano tiene lesiones de segundo y tercer grado que comprometen el 70% de su  superficie corporal. Entre tanto, Joharet Pérez, con lesiones similares, tiene afectado el 50% de su cuerpo.

Las malas compañías

Fabián Bonfante Barrios, de 19 años es atendido en el Hospital Cari de alta complejidad, según Rafael Tejera, coordinador de Cuidados Intensivos del centro asistencial, presenta quemaduras de segundo grado en rostro, tórax y miembros superiores e inferiores que comprometen un 50% de su superficie corporal. Aunque está estable no se descarta la aparición de infecciones o de fallas multisistemicas.

La tía del recluso, Shirley Mejía, contó que Bonfante no alcanzó a terminar la primaria porque nunca le interesó estudiar. La madre lo ha levantado trabajando como empleada de servicio pues su padre nunca ha estado a su lado.

“Él es un pelao que se encontró desde temprano con malas amistades y ha hecho sufrir a su mamá, pasó de la correccional de menores a El Bosque por hurto y ahora pasó esto. Esa mamá está destruida. Hablé hoy con él y me dijo que eso de estar entre las llamas es una cosa horrible” mencionó.

Otros dos lesionados, Ricardo Gutiérrez Castellano y Gustavo Moreno Castellano, son atendidos en la clínica Reina Catalina. 

Los extraños rituales realizados con sangre

De acuerdo con fuentes carcelarias e incluso con los mismos internos sobrevivientes de la tragedia ocurrida en el pasillo 7 del pabellón B de la cárcel Modelo, los denominados satánicos -a quienes se les atribuye al grueso de la responsabilidad de los hechos- solían, bajo los efectos de sustancias psicoactivas, provocarse cortadas en sus muñecas y untar con su sangre una figura dibujada en la pared a la que ellos llaman el Putas de Awada, en una  especie de rito pagano que les entregaba poder.

De acuerdo con la versión en la que coinciden las fuentes consultadas, esos mismos dibujos que se encontraban en el pasillo 7 están ahora en la celda de tratamiento especial de la Penitenciaria del Bosque.

En su momento luego del incendio de la Modelo, el pasado 27 de enero, sobrevivientes sostuvieron que lo que se vivió allí fue una  lucha espiritual y que los reclusos llamados satánicos habrían ofrecido sus almas a esta especie de entidad maligna que se cansó según ellos de recibir sangre y demandó mayores exigencias a sus adoradores.

Al parecer, de acuerdo con la versión, a algunos de los que ingresaban a la celda  los obligaban a entregar su sangre y, además los internos tienen la convicción de que el día en que no lo hagan puede ocurrir algo muy negativo. 

Leonardo Serrato, conocedor de temas esotéricos, explicó  que el Putas de la Awada podría simplemente tratarse de uno de los tantos nombres con los que se le conoce o se encubre el mismo diablo y, a lo mejor, la persona que está al frente de estos rituales viene ofreciendo al personaje las almas de sus compañeros de reclusión.  

Para el personero distrital, Jaime San Juan, todas estas manifestaciones en las cárceles no se deben a otra cosa que a las precarias condiciones en que sobreviven los internos en su día a día, en medio del hacinamiento superlativo y la falta de implementación de programas de resocialización. “No hay resocialización, muchos de los internos son personas que necesitan tratamientos especiales, hasta psiquiátricos”.

Muestra de ello es que cuando ingresó la comisión de la Personería a la Penitenciaría, tras el incendio del domingo,  uno de los internos entregó una cuchilla con la que pensaba atentar contra su vida por la desesperación que le producía estar allí.

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