El Heraldo
En horas de la mañana de ayer velaban al ‘caddy’ frente a la vivienda de su madre.
Judicial

En una misma cuadra lloran por un muerto y por su asesino prófugo

A las 11:30 p.m. del domingo, en La Chinita, un jugador de fútbol mató a su tío político con arma blanca. Minutos antes, la víctima peleaba con su pareja, que es tía del victimario.

En la cuadra ubicada en la carrera 14A con calle 15, en el barrio La Chinita, dos familias unidas por lazos sentimentales, incluso sanguíneos, lloraban ayer la misma tragedia desde dos orillas opuestas.

A las 11:30 de la noche del domingo pasado, Brayan Rodríguez, de 20 años, promesa del balompié local, se interpuso en una riña que sostenían su tío político, Jair Antonio Solano- quien se ganaba la vida como caddy de golf-,  y su tía Claudia Molina.

Lleno de ira, el joven a quien sus vecinos describen como un talentoso volante creativo se olvidó de las gambetas y, en vez de anotarle goles a la vida, se marcó un autogol asesinando con un arma blanca al hombre que también se desvivió toda su vida por una pelota, pero mucho más blanca y más pequeña. A ambos los desvivieron los campos y las canchas, aunque no los unía el parentesco sanguíneo.

El caddy de golf, aturdido por el alcohol y cegado como dicen los testigos por los celos, golpeó e insultó a su pareja y a todo lo que se interpuso en su camino.

Según testigos Brayan, o el ‘Hechicero’, remoquete en honor a sus condiciones futbolísticas, estaba dormido cuando le avisaron que su tío político estaba golpeando con ferocidad a su tía.

Neida Jiménez, abuela de Brayan, lloraba desconsolada ayer en su residencia.

Lo que sucedió después fue una serie de desaciertos que terminaron cocinando la tragedia. Los insultos que iban y venían, las amenazas, los desafíos y por último un cuchillo que se incrustó en la carne del hombre al que Brayan llamaba tío.

“Me dice la gente que él le decía ‘Brayita, me mataste, me mataste, yo soy tu tío’”, sostuvo Elvira Rosa Escobar, una matrona de 78 años, que ayer, con los ojos encharcados mirando el ataúd donde reposaba el cadáver de su sexto hijo, se lamentaba de todo lo ocurrido.

“Mi hijo no merecía morir así, es que el pelao lo atacó no para parar la pelea, sino para matarlo. Hombre eso es una infamia porque ahora quedan sus cinco hijos solos y él era el que respondía por ellos” agregó doña El vira.

Ubicada a pocos metros de donde ayer se realizaba el velorio del caddy de 42 años,  en la vivienda donde reside  Neyda Jiménez, la abuela de Brayan, lloran por el futuro truncado del promisorio y  talentoso jugador de fútbol.

“Mi hijo tiene miedo, pero si Dios lo permite se entrega de pronto hoy mismo (ayer). Él va a dar la cara, estamos esperando la asesoría de un abogado. Me dice que está arrepentido porque él no es una persona mala, es un deportista que estaba tratando de consagrarse para ayudarnos a mí que soy viuda y a su hermanito menor”, explicó Jazmín Molina, madre del joven.  

Integrantes de la Academia de Fútbol de Rebolo lamentaron la situación del joven.

Brayan dio sus primeros pininos con la ‘pecosa’ en la cancha de arena el Caribeño, ubicada en la calle 17. Según sus familiares, gracias a esas condiciones que mostró desde niño, fue llamado para engrosar las filas de la academia de fútbol  de Rebolo.

El año pasado viajó a Argentina, donde tuvo la oportunidad de mostrarse en grandes equipos como el Lanús y el River Plate. En este último Teo Gutiérrez, quien también salió del barrio La Chinita, es hoy el máximo artillero y una de las figuras indiscutibles.

Familiares aseguraron que el joven además probó suerte en Venezuela y tenía posibilidades de jugar con un equipo en los Estados Unidos.

“Brayita siempre ha sido un jugador talentoso, un zurdo goleador. Fuimos a Argentina porque hubo un convenio entre el equipo con empresarios de allá”, indicó  Jonathan Morán, uno de los jugadores de la academia.  

“Hablé con él y le dije que se entregara, él no es ningún bandido. Me estuvo diciendo que no sabe por qué hizo eso, que tal vez fue por ira e intenso dolor porque estaban golpeando a la tía y a una prima”, sostuvo Rafael Pacheco, director de la academia de fútbol.

El destino jugó sus dados y privó de los privilegios de un mejor futuro tanto al tío político, quien durante años se ganó la vida con el deporte y gracias a una pequeña pelota sacó adelante a su numerosa familia, como al joven que soñó con un balón y con gambetear la pobreza.

A ambos los unió un sino trágico que condujo al primero a un camposanto y al segundo lo dejó al borde del presidio.

Jair Antonio Solano, asesinado con arma blanca.

Brayan Rodríguez, señalado de asesinar a su tío.

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