El Heraldo
Casa de Maximiliano De la Cruz y parte de la calle que pavimentó, en Mesolandia. Johnny Olivares
Judicial

En Malambo asesinan a tiros a un espiritista que había recibido amenazas de muerte

A Maximiliano De la Cruz, de 43 años, lo señalaban de participar en el homicidio de dos hombres residentes en Mesolandia. El asesino llegó a la reja de su casa y le disparó.

Un hombre llamó a Maximiliano De la Cruz Otero desde la oxidada reja blanca de su casa, en el barrio Mesolandia del municipio Malambo. Eran las 5:45 de la tarde del miércoles. De la Cruz, conocido en el sector como espiritista, abrió la puerta y se dirigió al enrejado de la terraza. En ese instante el anónimo desenfundó un arma y le disparó. Cuatro estallidos escucharon los vecinos. Una bala atravesó su cuello y se llevó su alma.

Desde los 9 años, De la Cruz aprendió de un paisano sobre el espiritismo en el corregimiento de Sabanas, jurisdicción de El Piñón (Magdalena), su pueblo natal. Desde el punto de vista medico-legal, su vida cesó a los 43 años, pero desde el espiritismo pasó a un plano en el que los homicidas ya no representan un peligro.

El suyo, de acuerdo a testigos, debía ser un conocido porque “al llamarlo abrió la puerta”. Vestía buzo y gorra, y corrió sobre la calle 7 hasta la esquina de la carrera 37B, donde otro hombre sin casco lo esperaba a bordo de una moto. Huyeron.

“Él era muy conocido por aquí, no se metía con nadie”, comenta una anciana residente del sector, mientras barre su terraza. La mayoría de calles de Mesolandia están sin pavimentar; sin embargo, la 7, entre carreras 37A y B, está asfaltada hasta la casa de De la Cruz. La mandó a pavimentar hasta allí para beneficio de sus vecinos y de su negocio, y no le cobró un peso a nadie.

Esa noche del miércoles Maximiliano se preparaba para realizar la limpieza energética de una vivienda, una de las tantas labores que realizaba como espiritista y cuyo pago dejaba a consideración del cliente.

Amenazado

Sus conocidos y gente del barrio dicen que leía el tabaco, atraía el porvenir, unía a parejas y se comunicaba con los espíritus. Pero también que había sido amenazado por el asesinato a bala del joven Alberto Julio Peña Algarín, de 19 años, ocurrido el pasado 3 de enero en la carrera 39A con calle 4A, cerca, en el mismo barrio Mesolandia.

Dos hombres que vestían prendas similares a las que usan patrulleros de la Policía, a bordo de una moto también similar a una oficial, lo mataron de varios balazos. También, a José Osorio Pétano (28), un albañil que se acercó a la casa de Peña al notar la riña que sostenía con los dos ‘uniformados’. Le dispararon en dos ocasiones.

“Él (De la Cruz) dijo que no iba a huir porque él no tuvo nada que ver con el muchacho. Amenazaron a varias personas, algunas se fueron de Malambo”, asegura un familiar que pide reserva de su identidad.

Pese a que “el muchacho atracaba a los clientes de él”, ‘Max’, como también era conocido el espiritista, nunca denunció los hurtos ni las amenazas. Mucho menos creyó que atentaran en su contra porque “nunca se metió con ese muchacho”.

La última reacción de De la Cruz, luego de ser baleado, fue lanzar las llaves de la casa hacia el interior de la misma. Su cuerpo se desplomó en la puerta, mientras el agresor huía sobre la vía que él mandó a pavimentar. 

“En la puerta de la casa hay cámaras. El homicidio tuvo que quedar registrado. Además, la empresa que queda aquí cerca también tiene”, puntualiza un vecino que camina por la carrera. Una moto pasa a toda velocidad, mientras un indigente transita por el frente de la casa del espiritista. El candado se mantiene cerrado.

Maximiliano De la Cruz fue trasladado la noche del miércoles en un carro chevrolet ‘Spark’ al hospital de Malambo, donde falleció a las 6:30 de la tarde. Era soltero, católico y el cuarto de ocho hermanos. No deja hijos, pero sí una buena reputación como vecino y como espiritista.

3 de enero

El ataque a tiros registrado la tarde del 3 de enero en el barrio Mesolandia cobró la vida de dos personas: Alberto Julio Peña Algarín, de 19 años, y José Osorio Pétano, de 28.  Yenis Petano, madre de Osorio, aseguró que su hijo estaba almorzando y escuchó que varias personas discutían afuera de su casa. “Salió a averiguar y apenas llegó a la terraza de la casa, un tipo le dio dos tiros en la cabeza”. 

Nelly Algarín, progenitora de Peña, afirmó que “dos policías les dispararon” a los dos hombres “cuando estaban parados” en la esquina. “Los tipos estaban en una moto de la Policía, color verde. Estaban uniformados y tenían pasamontañas debajo de los cascos”.

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