El Heraldo
Jesús Gutiérrez (amarillo), Miguel González y Johan Beltrán, cuando entraban el jueves a la URI de la Fiscalía. El Heraldo
Judicial

Al exdirector de Medicina Legal intentaron asesinarlo cinco veces

EL HERALDO revela más detalles del testimonio de uno de los homicidas • Cámaras mostraron que el carro en el que iba la esposa de Pinto no fue interceptado por los asesinos.

El asesinato del exdirector regional de Medicina Legal, Eduardo Pinto Viloria, tiroteado el 4 de mayo pasado en su casa, fue el colofón de una serie de intentos fallidos que comenzaron con el plan que puso en marcha su chofer, Johan Enrique Beltrán Ulloque.

(Lea más en: Así dieron las autoridades con los homicidas del exdirector de Medicina Legal)

La Fiscalía dio a conocer el viernes que a Pinto estuvieron a punto de matarlo cinco veces, antes de ese día. La revelación se produjo en la audiencia en la que Beltrán, Jesús Gutiérrez Arrieta y Miguel Ángel González Reales aceptaron la autoría de los delitos concierto para delinquir, homicidio agravado, hurto calificado agravado y porte ilegal de armas.

Agentes de la Dijín capturaron el jueves a los tres investigados, en barrios  del norte y el suroccidente de Barranquilla. Luego, ante el juzgado penal municipal ambultante contra bandas criminales, todos admitieron haber participado en el hecho por la contundencia de las evidencias que presentó el fiscal 26 de la URI, Carlos Newball Rodríguez.

Como EL HERALDO lo detalló en sus ediciones de ayer y el sábado, las autoridades supieron de las veces que no pudo llevarse a cabo el encargo criminal por el interrogatorio que Gutiérrez, alias Chucho, rindió en la URI de la Fiscalía horas después de los arrestos.

Sicario se arrepintió

En su declaración Gutiérrez contó que por intermedio de un vecino conoció al chofer Beltrán Ulloque, con quien se reunió 15 días antes del crimen. Es decir, el 14 de abril, cita en la que se pactó que Pinto fuese asesinado a cambio de $3 millones.

El fiscal le preguntó a Chucho si hubo algún otro intento previo para cometer el homicidio. Pregunta que, frente a la respuesta, se quedó corta porque no hubo uno, sino cinco.

Aunque no precisó fechas, Gutiérrez recordó que el primer intento de matar a Pinto fue en el barrio Los Andes, suroccidente de la ciudad, en el sector de la carrera 63 con calle 25, donde funciona un colegio.

“Enrique (así se le identificó Beltrán) me llama y me dice que la tía, o sea el muerto, iba a ir a buscar un sobrino o sobrina; el muerto iba en un vehículo que no recuerdo las características, pero sí el número de las placas del carro, que era 039, o uno de Medicina Legal”.

Esa vez, sin embargo, Pinto no fue víctima del atentado porque el encargado se arrepintió. “Ese día no estaba Ñeco, estaba otro señor, el cual no fue capaz, por eso no se hizo”.

De acuerdo a su declaración, alias Ñeco fue quien el 4 de mayo amordazó a Pinto, subió con él al segundo piso de la casa ubicada en el barrio Cevillar, lo hizo entrar a uno de los cuartos, lo acostó boca abajo en una cama y, luego de ponerle una almohada, le propinó los disparos en la espalda.

Trancón en la 14

La segunda oportunidad referida por Gutiérrez surgió luego de que Beltrán lo llamara al celular, para indicarle que Pinto Viloria salía de su casa en las mañanas –lunes a viernes–, de 6:30 a 7 am, a llevar a su esposa Dayana Jassir De la Hoz al Camino del barrio Simón Bolívar.

“En dos ocasiones llegamos más tarde o más temprano y nos retirábamos del punto, en otra ocasión lo perseguimos hasta el hospital Migue, Ñeco y yo, en compañía del señor Enrique en el Kía, y nosotros en el taxi”, relató Gutiérrez.

El impase en esta ocasión fue un trancón en la carrera 14 con calle 30. “Enrique me marca al celular y me dice que lo camelle (mate) allí mismo, yo le respondo que no, que los semáforos estaban en rojo y no se podía; él me dice que le haga, que él me saca como sea de ahí, pero le insisto que no se puede y no se lleva a cabo”.

Levantaron sospechas

El último intento fallido se presentó frente a la residencia donde Pinto, su esposa e hijo vivían, en la calle 46 con carrera 19, en Cevillar. En esta oportunidad también estuvo presente alias Ñeco, pero la presencia de un funcionario de la Fiscalía echó al traste sus intenciones.

“En esas se acerca un vecino y le manifiesta que hay dos personas extrañas. El señor de la Fiscalía se baja de la camioneta, se pone la mano en la pretina y al ver esto, nos vamos de inmediato”, adujo Gutiérrez. “Por esta razón me comunico con Enrique y le cuento, a lo que él contesta que ya ese viejo lo tiene aburrido y estresado, y dice: me va a tocar camellarlo a mí mismo”.

El fiscal reveló en la audiencia que alias Ñeco está identificado como Alberto Cabrera Barrios, quien tiene orden de captura vigente y al igual que Gutiérrez y el taxista Miguel González, reside en El Pueblito.

“A Ñeco y Migue los conozco de toda mi vida, desde mi infancia, somos vecinos del barrio. Al señor Enrique nunca lo había conocido, solo el día que nos encontramos”, dijo Chucho.

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