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La nueva película de Disney La bella y la bestia ha despertado polémica en los sectores más conservadores por la aparición del primer momento exclusivamente gay de la historia de esa compañía de medios.

La escena, que ha ocasionado que el filme sea censurado en algunos países donde la homosexualidad es ilegal (cerca de 78 países) y una causal para la pena de muerte, involucra al personaje LeFou, el tímido compañero del villano Gastón.

Un recorrido por la filmografía muestra cómo la comunidad LGTBI ha sido omitida o representada de manera negativa. Sin embargo, la realidad se volvió un criterio central para la narrativa y por medio del cine y la televisión se busca sensibilizar al público sobre temas de carácter social.

En la actualidad, se dispone de películas LGTBI en festivales, en donde tienen sus categorías exclusivas e incluso en algunos casos dentro en los mismos cines comerciales, pero esto no siempre fue así.

En los comienzos del cine, la homosexualidad era vista de forma humorística y era usada en su mayoría para hacer gags (un método humorístico). La primera escena homosexual fue grabada por Thomas Edison en 1895, en ella se aprecia a dos hombre bailando abrazados. Ya que en esta época el cine era mudo, plasmaban al hombre homosexual de forma hiperafeminada para que el público pudiera distinguir su orientación sexual. Es así que los personajes homosexuales llegaron a representar estrictamente los clichés que la sociedad asociaba con ellos.

En los años 30, era bastante común ver en comedias la figura del sissy: el hombre que actuaba como mujer. Ya en esta época había una distinción entre la recepción de personajes homosexuales hombres y mujeres: los primeros eran usados como método de comedia y burlas, por el contrario las mujeres masculinas eran alabadas por parte del público. En 1927 en Alas (Wings), se mostró por primera vez un beso gay en pantalla. Esta película fue la primera en recibir el Óscar por la categoría de mejor película; esto implica que en esta época el romance entre el mismo sexo era aceptado e incluso aclamado.

A finales de los años 30 protestas de la iglesia católica organizaron boicots en contra de escenas con contenido sexual, entre otras, esto conlleva a que en 1934 se cree el código de producción Hays, donde se censura el 'cine indecente'. Ya que no se podía hacer alusión directa, la homosexualidad se empezó a insinuar por medio de la música, símbolos y gestos.

A la vuelta de los 60 el código Hays perdió fuerza, por ende se empezaron a realizar películas con contenido homosexual, pero acompañadas de estereotipos y finales trágicos, donde el personaje se suicida o muere de forma violenta.

En los 70 junto a los movimientos políticos LGBT, se notó una pequeña evolución en la representación de las relaciones homosexuales. Ya no había finales trágicos, ni sentimiento de culpabilidad por parte de los personajes, pero los clichés se mantuvieron en pie. En los 80 hubo protestas masivas contra la distribución de películas que representaran como villanos a los homosexuales. Philadelphia (1993) fue de las primeras películas en tocar el tema del sida, pero la película fue denominada poco real por el hecho de que no hubiera demostraciones físicas. Secreto en la montaña-Brokeback Mountain (2005) marcó un cambio en la industria, representando el romance verdadero entre dos hombres con características masculinas. La película fue nominada a 8 Óscars.

De acuerdo a Álvaro Serje, realizador audiovisual y profesor, actualmente los personajes, a diferencia de antes ya no se definen por su sexualidad, si no que se definen por diferentes características dentro de las cuales sucede que tiene una orientación sexual diferente.

Un ejemplo actual es Moonlight (2017), el film que resaltó en la última edición de los Oscar con sus 6 nominaciones y las 3 estatuillas que recibió como: mejor actor de reparto, mejor película y mejor guion adaptado. La película está dividida en tres partes: la infancia, adolescencia y adultez de un hombre homosexual afroamericano que vive en una zona conflictiva de Miami.

Serje comenta que, la televisión y el cine son un reflejo de la sociedad en la que vivimos y al mismo tiempo son un lugar de reivindicación de los movimientos sociales, ya que para bien o para mal los medios consolidan este proceso. Entonces es un triunfo ver a estos personajes en el discurso televisivo, porque es señal de que se están normalizando en el entorno social. La realidad es que aún hay un largo camino por recorrer, pero en los últimos años de la mano del séptimo arte, se ha logrado a pasos agigantados romper con los clichés y la homofobia. Esto demuestra dos cosas: Primero que la ficción y la media influencian nuestro orden social y la forma en como reaccionamos hacia los demás y segundo, que la historia no se debe ver como algo lineal, en este caso se ha tratado de una montaña rusa y una constante lucha por el progreso. L.L.