Entretenimiento | EL HERALDO

El Heraldo
El vocalista Nelson Pinedo es el único currambero que logró hacer parte de esta destacada orquesta.
Entretenimiento

93 años de la Sonora Matancera, la madre de los ritmos de la música afrocaribe

Históricamente ha sido considerada como Decano de los Conjuntos Cubanos.

“Una especie de selección Brasil del Mundial 70, con jugadores exquisitos y un fútbol preciosista”.

Así define a la Sonora Matancera mi padre Fausto Pérez Gómez, matancerómano de tiempo completo que guarda una colección demás de mil canciones del Decano de los Conjuntos Cubanos.

“La madre de los ritmos de todas las agrupaciones de la música afrocaribe”, la calificó Nelson Pinedo cuando lo entrevisté para su biografía El Almirante del Ritmo, publicada por la Editorial La Iguana Ciega.

“Como la Sonora no hubo ni habrá otra”, solía afirmar, pleno de convicción, el maestro Marco T. Barros Arriza, popular hombre de la radio barranquillera.

“Todos abrevamos en su fuente. La Sonora es esencia, es sabor, es inspiración”, me dijo Johnny Pacheco, cofundador del sello Fania, previo a su presentación en el Carnaval de Artes, en enero de 2009.

Esos cuatro conceptos espontáneos y certeros cobran fuerza por estos días con motivo aniversario número 93 de la fundación de la legendaria Sonora Matancera.

En Cuba hubo mejores orquestas, pero ninguna logró mayor popularidad y penetración en otros países como la Sonora.

Basta enunciar las estadísticas (año de su fundación, número de grabaciones, programas de radio, etcétera), y escuchar solo algunas canciones para comprobar que no hay exageración ninguna cuando se le asigna a La Sonora Matancera el calificativo de Decano de los Conjuntos Cubanos.

Más de mil treinta temas grabados y cualquier cantidad de acetatos y discos compactos publicados, reafirman lo dicho y ubican a La Sonora en un pedestal inamovible.

Por sus filas pasaron 47 cantantes de nueve nacionalidades. De ellos, 26 cubanos, 11 puertorriqueños, 2 argentinos, 2 mexicanos, un dominicano, un venezolano, un uruguayo, una haitiana, y 2 colombianos, el barranquillero Nelson Pinedo y la cartagenera Gladys Julio.

De las voces de la Sonora de gran impacto internacional sobresalen los nombres de los boricuas Daniel Santos, Bobby Capó, Myrta Silva y Carmen Delia Dipiní; los cubanos Bienvenido Granda, Miguelito y Vicentico Valdés, Celio González y Celia Cruz; el dominicano Alberto Beltrán; los argentinos Leo Marini y Carlos Argentino, y el venezolano Víctor Piñero.

Nómina completa de La Sonora Matancera, Lino Frías, en el piano, acompañado por Daniel Santos.

El origen  

La historia de la Sonora comenzó el 12 de enero de 1924 en el populoso barrio Ojo de Agua, de Matanzas, capital de la provincia del mismo nombre. En una casa situada en la calle Salamanca, entre Jovellanos y Ayuntamiento, Valentín Cané, mulato de mucha simpatía, ejecutor de la tumbadora, se reunió con varios amigos músicos para darle nacimiento a un relevante proyecto artístico.

A la reunión convocada por Valentín asistieron el timbalero Manuel Sánchez, apodado ‘Jimagua’; el ejecutante del cornetín Ismael Goberna; los guitarristas Domingo Medina, Juan Bautista Llopis, José Manuel Valera y Julio Govín. Completó la lista de invitados el infaltable ‘Bubú’, que tocaba el bajo.

“Amenizaremos las festividades políticas del partido Liberal, y seremos un conjunto que no pasará inadvertido”... La propuesta de Valentín Cané, acogida de inmediato, no tardó en cobrar vida. La colectividad conformada por ocho músicos pasó a llamarse, desde entonces, Tuna Liberal, en honor al partido político al que pertenecía don Juan Gronlier Zardiñas, a la sazón gobernador de Matanzas, provincia dividida en 22 municipios.

Dos años después de su fundación, los guitarristas Doming Medina, Juan Bautista Llopis y Julio Govín, decidieron ‘abrir tolda aparte’, aduciendo distintas causas de índole personal. Con intervalo de semanas ingresaron, primero, el cantante Eugenio Pérez y más tarde Carlos Manuel Díaz Alonso, llamado con cariño ‘Caíto’, un humilde pescador, maraquero y también cantante. Al poco tiempo del arribo de este último, los músicos analizaron la propuesta musical del conjunto y la situación política que en esos momentos vivía la isla. Coligieron que había incompatibilidad y determinaron cambiar de nombre. Surgió así, el Sexteto Soprano.

Ante la deserción de tres de los cuatro instrumentistas de cuerda, ‘Caíto’ propuso la inclusión de un nuevo guitarrista: el tabernero Rogelio Martínez Díaz, también matancero como ellos, nacido el 7 de septiembre de 1905 y fallecido en Nueva York, el 13 de mayo de 2001.

A los pocos días de la incorporación de Rogelio Martínez, el sexteto de ocho integrantes cambió otra vez de nombre: Estudiantina Sonora Matancera. A finales de 1926 el cantante Eugenio Pérez abandonó la agrupación para enrolarse al Sexteto Matancero del tresero, compositor y líder vocalista Isaac Oviedo.

El historiador Helio Orovio, en su libro Diccionario de la música cubana (Editorial Letras Cubanas), señala que tras haber adquirido resonancia y prestigio en su provincia de origen, la Estudiantina se trasladó a La Habana el 12 de enero de 1927 en busca de la consagración nacional. Viajaron siete músicos encabezados por su director y generador de ideas, Valentín Cané.

Cubrieron en una ‘guagua’, que es como se le denomina a los buses en gran parte de las Antillas, los 90 kilómetros que distancian a Matanzas de la capital de Cuba.

Tras presentarse en el Teatro Alhambra y en otros centros nocturnos, la Estudiantina debutó en el acetato el 12 de enero de 1928. Ese día grabó para la casa Víctor dos discos de 78 revoluciones por minuto, cada uno con dos cortes. La casa Víctor aún no había instituido sus vínculos comerciales con la RCA.

Los temas publicados, en su respectivo orden, fueron El porqué de tus ojos, de Valentín Cané; Eres bella como el sol’, de Ismael Goberna; Fuera, fuera chino, y Cotorrita, de Jóse Manuel Valera. Ese mismo mes grabaron otros cuatro temas en dos sencillos.

El final de la Estudiantina Sonora Matancera se dio en 1930 para darle paso al definitivo nombre de la agrupación. En adelante y hasta siempre sería conocida como la Sonora Matancera. En 1932 Rogelio Martínez asumiría la dirección. En ese cargo estuvo hasta su muerte, el 13 de mayo de 2001.

*Fausto Pérez V. - Especial para Al Día

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.