Gabriel García Márquez nos deja como escritor un legado que se considera eterno –esto no tiene discusión en el mundo– y nos parece conveniente repetirlo hoy cuando se cumple el Día del Idioma. Pero hay otra faceta de su vida, la de periodista, que, además de materializarse en su obra prolífica, fue más allá, al proyectarla en la educación.

Tres de sus amores, y al mismo tiempo compromisos de vida, fueron el periodismo, la educación y la Región Caribe. Los concretó alrededor de una institución, con sede en Cartagena y Barranquilla, que en 19 años ha cumplido una tarea muy meritoria: la Fundación Gabriel García Márquez para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que desde 1994, al crearla, puso en manos del barranquillero Jaime Abello Banfi y donde hoy trabajan unas veinte personas, la mayoría jóvenes y oriundos de la región, para cumplir sus objetivos, que se resumen en dos palabras: buen periodismo. Abello difundió una declaración el Jueves Santo en que ratificó el compromiso de seguir las directrices del maestro.

Desde marzo de 1995, la FNPI ha realizado 563 actividades con la participación de 33.329 periodistas hispanos y lusohablantes de todos los países de Iberoamérica. De estas actividades, 423 han sido presenciales, que incluyen foros, conferencias y paneles, y 140 virtuales.  Ha hecho 371 talleres y seminarios presenciales en Cartagena y más de 50 ciudades de distintos países en los que han participado 10.132 periodistas iberoamericanos.

En 2013, concursaron en la primera edición del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo 1.379 periodistas de todos los países de América, España y Portugal. Y la suma de seguidores permanentes en las redes de comunicación (lista de correos electrónicos, Twitter y Facebook) supera los cien mil.

Goza la fundación de una visión clara, a lo cual contribuyó con todo entusiasmo García Márquez en los momentos más turbulentos de la historia del periodismo, con consultas permanentes a los más reputados periodistas y administradores de medios  a los que tuvo acceso, incluyendo los maestros de la FNPI.

Tiene entre sus fortalezas a donantes y aliados permanentes que le dan no solo solidez financiera sino sostenibilidad en el largo plazo. Y una nómina de maestros que, por sus calidades y reconocimientos, constituyen soporte valioso y competitivo frente a organizaciones de este tipo en el mundo.

Sus actividades hoy se concentran en cuatro áreas: narración periodística; ética y sostenibilidad de los medios; investigación, cobertura y opinión sobre temas claves para América Latina, e innovación y medios digitales.

En 1994, cuando nació, formalmente –lo hizo en el mes de junio–, García Márquez quiso que el nombre fuera Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, pero declaró que era consciente de que terminarían llamándole la “Escuela de Gabo”.

Hace dos años aceptó, con su esposa, que le incluyeran su nombre en la institución. Es una manifestación de su compromiso. Como lo fue su preocupación por la sostenibilidad más allá de su existencia material.

Entra la FNPI en una nueva fase en su historia y entendemos que ahí está frente a un desafío que trasciende a sus líderes y administradores, al haberse convirtido en patrimonio de los iberoamericanos.