Ni un niño muerto más
Este año van 26 menores de la etnia wayuu fallecidos por desnutrición en La Guajira. La cifra es una preocupante señal que mueve a reflexionar sobre la efectividad de las acciones emprendidas para intervenir el problema.
Ni un solo niño debería morir por hambre, ni en Colombia ni en ninguna parte del mundo. Por eso, cada nuevo caso que se registra en La Guajira es igual de alarmante, y vuelve a representar un llamado a la actuación de las autoridades responsables de prevenir este tipo de situaciones, tanto en el plano local como nacional.
Con el de esta semana ya son 23 los niños de la etnia wayuu que han fallecido este año por desnutrición en el departamento. Las cifras son importantes en este caso porque refrendan que es un problema reiterativo, sistemático, que hasta ahora no ha dado señales de que haya existido una intervención eficiente y seria para solucionarlo. La discusión de si son 300 o 5.000 los menores que han muerto por esta causa en los últimos años pierde sentido al constatarse, periódicamente, que las deficiencias en seguridad alimentaria no han dejado de cobrar víctimas. Sea cual sea el número preciso, lo más grave de todo es que sigue creciendo.
Cabe, sin duda, el tomar en cuenta en la evaluación de los esfuerzos gubernamentales la existencia de unas particularidades culturales que puedan estar operando como obstáculos, o agravantes del problema. Cabe revisar, también, hasta qué punto el no saber interpretar estas particularidades ha incidido en que las iniciativas y planes que se han puesto en marcha no hayan tenido mayor éxito.
Hay evidencias de que el trato que históricamente le ha dado el Estado a los indígenas, no solo al pueblo wayuu, ha sido desde una postura distante y marcada por negligencias, cuando no ha sido abandono total. Solo así se explica que durante años cientos de wayuu tuvieran que llevar en sus cédulas nombres ofensivos y ridículos que les impusieron funcionarios de la Registraduría. La demora en empezar a corregir esta infamia puede leerse como una preocupante señal. Porque si bien la restitución de los nombres es un paso en la dirección correcta para reivindicar el respeto por los wayuu, es apenas el comienzo de un desagravio que debe extenderse a muchas otras áreas, y centrar como prioridad el erradicar la desnutrición.
La reflexión también debe ahondar, sin embargo, sobre cómo el manejo administrativo de los últimos años pudo haber potenciado el impacto de este drama humanitario.
Recientemente cuatro personas fueron capturadas por un presunto desfalco de $2.000 millones al programa de atención a la primera infancia en La Guajira. Otras 11 fueron detenidas por una posible estratagema política con los recursos para combatir la mortalidad infantil.
Lo cierto es que son muchos los motivos para la ola de indignación ciudadana que despertó el último caso, porque son muchos los motivos para que ningún niño vuelva a morir por hambre en La Guajira. La gente de este departamento merece un mejor porvenir, y un acompañamiento más efectivo.
Por más que sus problemas amenacen con volverse una noticia repetitiva, no hay que acostumbrarse a ellos, ni cesar en la protesta y el reclamo de un mejor uso de recursos.
Ya es hora de que la indignación se traduzca en acciones concretas. La primera responsabilidad es del Gobierno y los dirigentes políticos que asumirán ahora las riendas del departamento, pero también se espera la solidaridad de los sectores productivos y la sociedad civil. Es imperativo aclarar y definir mejor lo que se está haciendo para evitar que más niños mueran de hambre en La Guajira, uno de los departamentos que, con sus recursos naturales, más ha aportado a ese buen momento económico que durante tanto tiempo ha sido motivo de orgullo internacional para los representantes del gobierno central.
Más Editoriales
Pésimo mensaje de austeridad en el gobierno del cambio
De manera recurrente los hechos nos demuestran que Colombia, al margen de quien la gobierne, es un país de injustificables excesos y brutales contrastes. Bastante descorazonador por donde se mire. En vez de estar hablando acerca del devastador in
En defensa del ‘perro guardián’ de la democracia
Este 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993 para reconocer los principios de este derecho fundamental, evaluar la situación en la que se encuentra p
PAE a cuentagotas
Justo cuando comienza el cuarto mes del año en curso y dos meses después del inicio del calendario académico, de los siete departamentos de la región Caribe tres no han comenzado aún a ejecutar el Programa de Alimentación Escolar al que est
Inflación sin control
La decisión de la Junta Directiva del Banco de la República de subir las tasas de interés al 5 %, en un nuevo intento para contener la galopante inflación en el país, podría quedarse corta o ser insuficiente ante el alza de los precios que,