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Economía

FMI espera del país posición fiscal sólida frente a la crisis del petróleo

La caída de los precios del crudo podría afectar el marco fiscal del Gobierno colombiano, que en los últimos años ha sido positivo. El organismo internacional analiza el panorama.

La aplicación de un marco fiscal sólido, que asegure la estabilidad económica, ha sido la base del récord de crecimiento y el progreso de los indicadores sociales que ha logrado mantener Colombia durante estos últimos años. Sin embargo, la caída del precio del petróleo plantea nuevos retos y afecta las perspectivas a corto plazo.

En el último año, Colombia ha registrado indicadores favorables. El incremento de la inversión extranjera directa y el apetito por la deuda soberana colombiana dado el buen récord de pagos, le ha permitido al gobierno mayor capacidad para alargar el vencimiento medio de su deuda.

Desde 2013, el saldo fiscal del gobierno central se ha mantenido estable, y se acerca a la meta de equilibrio estructural de la regla fiscal, que relaciona el gasto con la evolución del ingreso de largo plazo.

Basados en el fortalecimiento del marco fiscal, un reporte del Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que Colombia logre sobrellevar la crisis del petróleo con una posición fiscal sólida. No obstante, al ser un país netamente exportador de crudo, la disminución de los ingresos petroleros (en parafiscales y regalías regionales) requieren la generación de ajustes de gastos para cumplir los objetivos fiscales.

Impacto fiscal

Según el FMI, la caída de los precios del petróleo recrea una coyuntura donde el colapso se traduce en alegría o tristeza para importadores y exportadores de materia prima. Para Colombia, exportador neto, puede significar condiciones de financiación estatal más restrictivas, pues afecta negativamente las ganancias de algunas empresas estatales, además de generar cambios en la deuda externa al disminuir la entrada de divisas provenientes de la venta del petróleo.

En Colombia, el sector petrolero está dominado principalmente por Ecopetrol, que genera ingresos fiscales a través de impuestos sobre la renta, dividendos y regalías. Igualmente, el país ha venido practicando la metodología de fijar el precio del petróleo a largo plazo en sus cálculos presupuestales. Ambos factores crean mayor sensibilidad de los ingresos fiscales a los precios del petróleo.

En particular para la regla fiscal, se espera una profundización del déficit fiscal por la caída en el precio. Algunos avisos ya se han presentado en el país: volatilidad de los mercados financieros, salida de capitales y la depreciación del tipo de cambio. Sin embargo, el déficit, que fue de 2,4% del PIB en 2014, se mantiene en las estimaciones del gobierno en 2,3% para 2015.

Para William Baca, profesor del IEEC de Uninorte, la caída en el precio puede representar una prueba para la regla fiscal, cuyo objetivo es que los gastos del gobierno central se mantengan a tono con el nivel de recaudación fiscal.

“El problema de Colombia, que se viene en el año 2016 y ya lo está empezando a tener, es que fijamos un presupuesto con un precio del petróleo mucho más alto. Obviamente, como este ha venido bajando, se van debilitando los ingresos fiscales del país”.

La financiación del presupuesto (estimado con base en un barril de crudo cercano a los 85 dólares) y el recaudo se verán afectados este año. Hoy el precio del petróleo ronda los 50 dólares, lo cual deja un vacío fiscal de $9 billones. El mayor problema es a mediano plazo, porque menores recaudos se reflejarán en las declaraciones de renta de los próximos años.

Política anticíclica. Ante la realidad del petróleo, todo indica que el foco de la política debe cambiar hacia reformas duraderas, como la ampliación de impuestos, para crear una base fiscal no petrolera, y mejorar la gestión de los recursos naturales.

Estas reformas aumentarán la capacidad de recuperación fiscal futura. Hay que tener en cuenta que la producción de crudo ya venía apuntando a la baja.

“Hay que empezar a entender que la política fiscal debe tener un efecto contracíclico. Las economías del mundo empezarán a desacelerarse, y cuando esto pase nuestros principales clientes van a dejar de comprar. Lo mejor es estimular la demanda agregada y quién mejor que el estado”, agrega Baca.

No todo es malo

Como mecanismo para enfrentar la crisis fiscal por precios del petróleo, algunos países están permitiendo que la caída se traslade a los consumidores y la industria, por medio de reducciones en el costo de la energía, uno de los principales insumos para la producción.

Este tipo de políticas contribuye de dos formas: respalda el crecimiento y alivia las presiones inflacionarias. Además, ayuda a estabilizar el saldo de la cuenta corriente externa al estimular la demanda de importaciones.

Según el FMI la coyuntura representa una oportunidad para reformar los subsidios energéticos y los impuestos. En el caso de economías como la de Colombia, una nueva reforma de los subsidios de combustibles, que han llegado a sumar los 2,9 billones de pesos de 2010 a 2013, podría proporcionar un espacio para la transformación de dicho gasto en educación, salud e infraestructura.

 

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