El Heraldo
Jorge García García, consultor senior del Banco Mundial, presentó la investigación que realizaron sobre la política comercial de Colombia en las últimas seis décadas, durante la Cátedra de Economía del Caribe de Uninorte. Uninorte
Economía

Comercio exterior es menos libre hoy que en los años 90

Una investigación del Banco Mundial, con el apoyo de la CAF y el Banco de la República, analiza los principales hechos de la política comercial de Colombia en los últimos 60 años.

Desde las reformas económicas de principios de la década de 1990 en Colombia, la protección no arancelaria generó rentas equivalentes a un 4% del PIB, repartidas entre los importadores y los involucrados en el proceso de autorizar y tramitar una importación: aproximadamente 20 mil empresas. Así lo concluye una reciente investigación sobre el comercio exterior en Colombia, liderada por Jorge García García, consultor senior del Banco Mundial, con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Banco de la República.

El estudio analiza los principales hechos de la política comercial del país en los últimos 60 años. Destaca que en los últimos 25 años la protección mediante aduanas y tarifas, fue remplazada por protección a través de medidas no arancelarias, como las de control de precios, financieras, de control de cantidades, monopolísticas y técnicas.

Desde el año 2000, estas rentas superaron los ingresos del gobierno por impuesto del IVA o los provenientes del sector petrolero, y están cercanos a los ingresos por impuestos a la renta (30 por ciento inferior). Para efectos prácticos, la protección equivalió a gravar las exportaciones con un impuesto del 40%.

Teóricamente, la apertura debe conllevar a la similitud de los precios domésticos respecto a los internacionales; en la práctica, esto no ha sucedido. “No hay convergencia en los precios del sector industrial. Por ejemplo, el índice de precios industriales domésticos frente al internacional ha crecido. En 1991, si este índice era de 100, hoy en día debería alcanzar casi 200”, señaló García durante la Cátedra de Economía del Caribe que se realizó en Uninorte el 15 y 16 de octubre.

Según el economista del Banco Mundial, lo que ha pasado es incongruente si el ideal es tener un régimen liberado. Por un lado es lógico que las empresas cobren más por los bienes importados, pero esto termina por afectar al consumidor. Al mismo tiempo pierden los productores nacionales que utilizan insumos importados sujetos a protección, quienes pierden competitividad.

Esto resulta en una baja productividad de la economía, así como en la pérdida de crecimiento potencial. Para García, así Colombia produce menos con los mismos recursos.

Al respecto, Jairo Parada, profesor del IEEC de Uninorte, considera que en Colombia, en ciertos subsectores industriales, sí se ha evidenciado un efecto de la apertura, pues la reducción de aranceles permitió la entrada libre de bienes que al competir con la industria nacional, sacaron a los productores colombianos del mercado.

“Hay subsectores industriales que han desaparecido a causa de la apertura, como el metalmecánico”, dijo. Sin embargo, concuerda en la baja relación entre los precios nacionales y externos. Según Parada, los importadores “se han quedado con un mark-up (diferencial de precios), una proporción de ingresos”, lo que indica captura de rentas y precios más altos para los consumidores.

En la región Caribe, la baja apertura ha restringido el comercio internacional transportado a través de sus puertos. Esta pérdida se estima entre 15% y 25% del PIB regional, particularmente en la provisión de bienes y servicios relacionados con el comercio internacional.

Evolución de la política comercial. Entre los diversos aspectos que han influido en la política comercial nacional destacan: la búsqueda de rentas a través de la entrega de beneficios monopólicos para la importación; la protección por razones ideológicas, como la búsqueda de reducir la competencia; la protección por crisis, como los de la balanza de pagos en la década de 1950, por restricción de importaciones; el posterior control a bienes de capital; seguido por el control a bienes intermedios. “Dependiendo de lo que se producía y lo que se necesitaba se restringía”, dice García.

En términos generales el régimen de comercio exterior del país es menos libre hoy día que en 1991, y posiblemente es tan restringido como en los 70 y finales de los 80.

Consumo y apertura

La definición del patrón de consumo moderno, impuesto por la cultura occidental, puede tener un efecto sobre la política comercial, según señaló Carlos Martínez Becerra, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, durante la II Cátedra de Economía del Caribe de Uninorte, pues influirá sobre las decisiones de producción y comercio interno. “Por ejemplo, la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), debería defender la industria nacional, la cual desde 1990, debido a la reducción de aranceles, ha perdido relevancia; parece no defender la producción del sector”, señala.

Según dijo, parece que concentra sus esfuerzos en promover el comercio de bienes importados intermedios para consumir. “Si esta actividad comercial, que genera menor riqueza, menor valor agregado y paga menos impuestos, es más rentable, la inversión se ve reducida”, finaliza 

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