Cada año, Colombia recibe en promedio mil millones de dólares como Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) −aporte económico que los países más ricos del mundo entregan a los más pobres para promover los ocho objetivos del milenio−.

De acuerdo con esta cifra, somos el segundo país de América Latina y el Caribe que más recibe AOD, después de Haití, sin embargo, no somos el segundo más pobre.

Vale la pena preguntarse si todo ese dinero que llega a nuestro territorio realmente está contribuyendo a disminuir la pobreza y a mejorar la calidad de vida de los colombianos. Las cifras indican que no es así.

“Más del 60% se gasta en atención primaria a desplazados; función que le corresponde al estado. La AOD debería ser para promover la microempresa, mejorar la estructura de derechos humanos, la justicia, y las escuelas”, señala Jairo Agudelo Taborda, director de la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo de la Universidad San Buenaventura de Cartagena, la Universidad de Pavia, Italia, y Uninorte.

Pero no es sólo en nuestro país donde estos recursos que deberían estar destinados para el desarrollo se convierten en un instrumento para solventar emergencias primarias de bienestar. En todo el mundo la AOD se ha desviado a otros fines con respecto a su objetivo principal, por lo que su eficacia en los países pobres es tema de debate recurrente.

¿Qué tan eficaz es la AOD?. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en los últimos 50 años más de 3 trillones de dólares (precios de 2008), representados en ayuda extranjera, llegaron a los países en desarrollo. Y el más reciente informe del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD), conformado por los 23 países que más ayuda oficial donan, indica que en el 2010 se dieron más de 128 mil millones de dólares, alrededor del 0,3% del PIB mundial.

Aún así, las naciones receptoras no logran salir de la pobreza, por lo que el valor de la AOD sigue siendo cuestionable. Gustavo Rodríguez, catedrático del IEEC, dice que el papel de este sistema internacional de apoyo a las economías en desarrollo ha sido un tema de amplio debate en el escenario político, económico y social, debido a diversos problemas de fondo que afectan su calidad y resultados.

“Las motivaciones políticas que envuelven la ayuda generalmente responden a intereses estratégicos de los países donantes y no a las necesidades de un país en desarrollo”, agrega Rodríguez.

A esto se suma el hecho que los países del CAD no cumplan con el acuerdo de aportar el 0,7% del PIB para donaciones. Tan sólo Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Noruega y Suecia han cumplido con lo pactado. En promedio, el aporte para la AOD como porcentaje del PIB ha disminuido del 0,6% de comienzos de los años 60 a niveles del 0,3%.

“Estados Unidos, por ejemplo, sólo contribuye con alrededor del 0,15% de su PIB, convirtiéndolo en uno de los países que más incumple el acuerdo del 0,7%. Sin embargo, según un estudio del economista William Easterly en 2006, exige que el 75% de la ayuda que brindan debe ser luego gastada en bienes de empresas norteamericanas”, comenta Rodríguez.

Si bien condicionar la ayuda ha sido el mecanismo más frecuente para hacer donaciones, la Unión Europea propuso dos criterios sanos para su distribución. Uno económico, que prioriza países con rentas per cápita baja; y uno político, dirigido a naciones en vía de desarrollo que progresan en democracia y derechos humanos.
Bajo estos dos criterios, América latina no sería prioritaria. Mucho menos Colombia, que es un país de renta media alta, y que además aspira a ingresar al Ocde. Sin embargo, al menos el 42% de la población está por debajo de la línea de pobreza y sólo el 10% concentra el 83% de la riqueza nacional. Lo que lo pone entre los 7 países más desiguales del mundo.

No se trata de decir que Colombia no necesite ayuda para atender problemas como el desplazamiento o los niveles de pobreza, sino que estos deberían ser más una prioridad del gobierno que de la ayuda extranjera, como ocurre actualmente. Tanto es así que la Corte Constitucional emanó una sentencia donde dice que en el país hay un fenómeno de inconstitucionalidad frente al desplazamiento.

Para Agudelo, la AOD no puede quitarle responsabilidades al estado, porque entonces se constituye en otro mecanismo que empeora la condición general. “La plata que se ahorra el Estado va a concentrarse en manos de los ricos, lo cual genera más inequidad”. Además, si uno de los incentivos principales para obtener ayuda es ser pobre, las malas políticas harán lo posible por mantener esa condición.

En definitiva, para que este tipo de ayudas tenga éxito en su propósito, es necesario contar con instituciones sólidas que garanticen su uso como es debido. De lo contrario, la AOD sólo será eso que dicen algunos de sus detractores: plata de los pobres de los países ricos que va a terminar en manos de los ricos de los países pobres.

Antioquia, el que más recibe

En el país,.la AOD se piden según proyectos y planes de desarrollo departamentales. Antioquia, el departamento que mejor negocia las ayudas, por lo que es el que más recibe. Esto se debe a que tiene la mejor agencia departamental de cooperación, la ACI. En la región solo Bolívar tiene una agencia similar, mientras que en Atlántico es muy poca la ayuda que llega.

El 8 y 9 de septiembre,. en Cartagena, se realizará el segundo ‘Seminario Internacional de Cooperación para el Desarrollo’, organizado por la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo. Esta será la ocasión para debatir sobre la importancia de estos temas.

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