Maduros (que no jóvenes) y vejestorios (que así nos cuelgan muchos el terminacho) discutíamos ayer como siempre en forma amistosa y sin insultos sobre este cada vez mas frondosa ceiba que forman los periodistas deportivos de éstas y otras épocas; muchos de ellos ya retirados a sus cuarteles de invierno y todos con el aprecio de siempre hacia este Matusalén sobreviviente de tantas épocas pasadas y aún “dando clavo”, como le gusta a la gente que le sigue en sus crónicas deportivas de 5 veces a la semana. Y a veces hasta 6.

El tema del pasado lunes del cónclave de plumíferos y microfoníferos otoñales e invernales era acerca de cómo hoy con eventos foráneos en materia de información y cómo se hacía antaño, cuando los medios de captación y divulgación estaban entonces “mas atrasados que el Correo de Gaira”, como decía y dice una vieja expresión, comparándola con la velocidad informativa de la tecnología del momento, que es un prodigio de velocidad y que por lo mismo es imperdonable que no salga publicada en los periódicos al día siguiente, como en otras partes del mundo.

Se habló precisamente del combate entre Floyd Mayweather –campeón mundial que no ha perdido nunca una pelea– y Robert Guerrero, que anunciaba a voz en cuello que lo destronaría de la división welter. Eso sí o eso no, la pelea era en el puñetero Oeste de EE.UU., desde que los capitostes del boxeo se las arreglaron con los dueños de casinos de juego de Las Vegas y otros lugares (“Por algo será”, canturreaba Tocayo Ceballos en la querida Voz de la Patria, antes de volverse angelical) y la diferencia horaria nos mata a quienes laboramos en este oficio para dar noticias al rompe, como en el Este.

Este columnista les decía a los cincuentones y septuagenarios experiodistas deportivos que no critiquen tanto a los colegas y coleguitas del momento, que ellos hacen un excelente trabajo, aunque con ellos se discrepe en la escogencia de los temas y en el tratamiento tipográfico, cuando titulan a todo lo ancho de la página y vamos a ver que el personaje adornado por todo eso es un perfecto “jilipoya” o buchipluma, como decíamos por acá. Pero informativamente, los maduros y los vejetes tenemos que reconocer que hoy por hoy es lo mejor de todos los tiempos, desde el punto de vista estrictamente informativo, gracias a la tecnología actual.

En la charla este columnista recordó 1.939, cuando iban a pelear en N.Y. Tony Galento y Joe Louis. Y dos horas antes le dijimos al telegrafista de La Prensa (sí, así como lo esta leyendo, telegrafista) que luchaba por coger en su “idioma” los detalles de la pelea, porque este tío necesitaba esa información para ver que podía hacer con ella. “¿Y qué no habrías hecho tú en 1939 si a tu servicio hubiese estado la tecnología de ahora?”, nos espetó un colega en El Nacional, de Julian Devis. Y si usted pregunta qué habíamos contestado, seguro que lo vamos a decepcionar. La frase del colega nos cogió tan de sorpresa y con la comparación tan monumental, que nos pusimos un “ziper” en la boca. Nos da pena, pero así fue...

Por Chelo de Castro C.

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