Ronaldo Romero continúa vivo
El sobrino del lanzador barranquillero que murió hace 25 años por un ataque cardíaco en Estados Unidos participará en un ‘tryout’.
‘Lo que se hereda no se hurta’, dice el refrán. Por sus venas fluye una sangre beisbolera que no llegó por casualidad y que lo mantiene bajo un solo cometido: alcanzar la gloria que le fue esquiva a su tío.
Ronaldo Romero además de adoptar la pasión de lanzar desde el montículo, fue bautizado con el mismo nombre que su tío, aquel joven barranquillero que murió por una falla cardíaca, hace 25 años, y se recuerda con el eslogan que el mundo de la ‘pelota caliente’ jamás imaginó: el que pudo ser el primer pitcher colombiano en Grandes Ligas’.
Un tryout de la Fundación Prospectos del Futuro, previsto a realizarse entre martes y miércoles próximos, tiene en la ciudad a Ronaldo, nacido en Cali hace 19 años.
Este lanzador derecho ha sido observado por los Piratas de Pittsburgh y espera lucirse en el Tomás Arrieta, campo donde se efectuará la reunión con más de 300 talentos de diferentes partes del país.
Ronaldo recuerda a cada instante a su tío porque su imagen es el reflejo más vivo que tiene su familia. En su visita a EL HERALDO, algunas imágenes de archivo de su tío lo hicieron caer en la nostalgia.
“Ver esas fotos me causa algo de tristeza porque a pesar de que no lo conocí, soy su viva imagen. Soy una copia de él, en la forma en que lanzó, en que me paro y camino. Cuando lo recuerdo se me aguan los ojos, pero pienso que cuando lanzo lo tengo a él dándome ánimo”, destaca el joven que anhela estudiar diseño industrial y llegar a la Gran Carpa.
Tiene una recta fuerte, entre las 80 y 90 millas.
“Trato de que mi equipo tenga menos errores, estar sincronizados y tratar de ponchar a mis oponentes, es mi meta siempre en cada juego donde lanzo”.
Su forma de ser, según su padre Ariel, es igual a la de su hermano Ronaldo.
“Mi hijo es igual de noble a mi hermano. Ronaldo nunca fue un esclavo de lo material y en su mente siempre brilló el ayudar a los demás, siempre lo hizo”.
Son 19 años y una carrera por delante, aún no ha llegado a Clase A, pero su genética beisbolera le permite soñar.