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José Daniel Ponce en sus días como jugador del Junior.
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“Pude dar mucho más en el Junior”: José Daniel Ponce

‘El Bocha’, volante creativo de fina zurda, no brilló como se esperaba en el Junior, pero dejó su estela de crac en los estadios del país. Se casó con una barranquillera que le dio su primer hijo.

Hay felicidad y nostalgia en la voz de José Daniel Ponce al hablar de Barranquilla. Por un lado están sus alegres días como jugador del Junior, por el otro, los recuerdos de su esposa barranquillera que partió inesperadamente de este mundo.

Sus palabras, envueltas en una mezcla de acento argentino y chileno, se entrecortan al recordar a su primera pareja matrimonial, pero se llenan de emoción al hablar de sus excompañeros rojiblancos.

‘El Bocha’, como lo apodaban, era un volante creativo de fina zurda que jugó con la Selección Argentina en varios ciclos, pero principalmente en el proceso previo al Mundial de México 86. 

Ese estelar mediocampista gaucho pasó por el Junior entre 1986 y 1987. Aunque no brilló lo que se esperaba, dejó su estela de crack y anotó 11 goles en 68 partidos.

Desde Chile, donde se encuentra radicado, habló vía telefónica con EL HERALDO.

¿Qué hay de su vida?

Estoy viviendo en Chile, trabajando con el tema del deporte, tratando de mover jugadores de fútbol y dirigir. También he estado en la minería, nunca estoy quieto.

 Hace las veces de empresario del fútbol…

 Sí, estoy manejando unos convenios entre unos clubes de Argentina y Chile, viendo la posibilidad de traer algunos jugadores argentinos y llevar allá a unos chilenos.

¿Cómo le ha ido con los terremotos y volcanes en Chile?

Ahora estoy en Viña del Mar. Estuve en Concepción en 2010 y me agarró un terremoto bravísimo. Era un merengue, pero bien ‘bailao’.

¿Cuánto tiempo lleva en Chile?                  

20 años. Vine a jugar fútbol acá y me quedé. Me retiré en Huachipato e inicié una actividad en una agencia de publicidad, después me fui a Argentina a hacer el curso que me faltaba para convertirme en entrenador, comencé a trabajar como ayudante técnico, pasé por escuelas  de fútbol juveniles, después me contrató un municipio para laborar en deporte escolar.

¿Alcanzó a ser técnico?

El Alcalde me mandó a dirigir un equipo que estaba condenado al descenso. Estuve diez meses en ese club. Seguí en el área del deporte escolar. Luego fui gerente deportivo de Coquimbo Unido, equipo en el cual jugué. En los últimos años he estado como supervisor en minería.

¿Qué recuerda de su paso por Barranquilla?

Hermosa ciudad, me encantó. Quedé muy marcado con Barranquilla, tuve la posibilidad de conocer allá a una persona muy importante (Ana Milena Jaramillo), que es la mamá de mi hijo (Daniel), una maravillosa persona que lamentablemente me duró muy poco porque Dios se la llevó. Quedé muy marcado. Tengo bonitos recuerdos y el sabor amargo de lo que pasó con ella.

Era barranquillera…

Sí, a los 20 días del nacimiento de Daniel en La Plata (Argentina) falleció ella, fue un golpe muy duro, terrible, momentos difíciles...

¿Nunca volvió usted a Barranquilla?

Sí, allá teníamos nuestro apartamento. Después tuve como cinco años de luto, vendí mi propiedad, compré otra, tuve problemas, al final fue un mal negocio deshacerme de eso. Iba casi todos los años.

¿Mantiene contactos en Barranquilla?

Mi hijo va a ver a su abuela, tienen una excelente relación con toda la familia de la mamá. Yo hablo con ‘Lucho’ Grau e Iván Chalela a través de las redes sociales.

¿Se volvió a casar?

Sí, me casé con una chilena y tengo dos hijas acá.

¿Qué recuerdos deportivos tiene del Junior?

Me quedé con un sabor amargo por no haber podido ser lo que yo realmente era. El clima me jugó un poco en contra. La deshidratación para mí era importante. No di todo lo que era, pero estuve en buen nivel. Podría haber dado mucho más si me hubiese aclimatado mejor, me costaba mucho.

¿Qué le faltó para brillar más en Junior?

El clima me afectó. Teníamos un gran equipo, pero no tuvimos la suerte que se necesitaba. Acuérdense que tiempo atrás los árbitros eran financiados por el ‘Cartel de Cali’ y ‘Cartel de Medellín’. Cuando uno jugaba con algunos equipos era difícil sobreponerse a un penal. Estaban esos factores que también eran complicados. A mí la temperatura me jugó una mala pasada porque cuando salí de Junior me fui a Estudiantes y me convertí en el mejor jugador de Argentina, me quería Boca, River, todos los equipos grandes. Fue un problema de adaptación.

Acá siempre se ha dicho que la relación entre usted y el peruano Julio César Uribe no era muy buena, que la disputa del liderazgo de ustedes dos perjudicó al equipo…

Yo no lo veo así. Julio César tenía todos los dotes necesarios para ser un líder positivo, yo igual, tengo la personalidad para decir mis cosas. Yo le pegaba bien a la pelota también, no podía ser que él cobrara del lado izquierdo y derecho. Yo le dije: tú pateas cuando sea para derecho y yo pateo cuando sea para izquierdo. A mí me llevaron a Junior porque hacía goles de tiros libres. No sé si Uribe pudo haber tomado eso mal. Yo siempre traté de dar lo mejor. Después Uribe se fue, yo me quedé y llegó Wálter Fiori. Es una lástima que se nos lesionó, hubiera sido fundamental para nosotros. Fue un estupendo jugador que yo recomendé. Hablé con Hernán Yunis y se trajo ese jugador, que fue un boom. Lástima que se lesionó.

Eduardo Solari dijo a EL HERALDO recientemente que sí existía una lucha de egos entre usted y Uribe y que muchos periodistas terminaron teniendo razón con la frase: “Dos pianistas no pueden estar en una orquesta”.    

Lo que pasa es que Eduardo Solari no sabe para dónde va el micro (el bus). Yo en Estudiantes de la Plata jugué con Alejandro Sabella y Marcelo Trobbiani, éramos tres pianistas y salimos campeones tres años consecutivos. Solari tenía dos pianistas, con más razón podría haber sido gran conductor. Falló en esa parte. No creo que se trate de un asunto de ego, yo fui una persona súper humilde y sencilla. Creo que fue una excusa.

¿Pero se puso de acuerdo con Uribe sobre los tiros libres? 

(Risas) Yo le dije: hermano, vos pateas los de la izquierda y yo los de la derecha, yo no vine a mirar, casi todos los goles de mi carrera son de tiro libre, ¿cómo puede ser posible que no patee ninguno? Tú allá y yo acá. Después no hubo ningún problema.

¿Quién era mejor: Uribe o Ponce?

(Risas) Que te lo diga Uribe… No, el negro era bueno. En realidad era bueno, pero no el mejor (risas).

¿Le dolió salir de Junior?

Soy una persona ganadora y me dolió no haber ganado nada con el Junior. Mi frustración es no haber sido campeón allá.

¿De uno a 10 cuánto aportó al Junior de su verdadero nivel?

Yo diría un 6.5 o 7. Yo pude dar mucho más en Junior.

“Merecía estar en México 86, fue injusto que no me llevaran”

¿Cuáles eran sus mejores amigos en Junior?

Juan Carlos Abello y Mario Coll. Éramos muy compinches. También con Gabriel Martínez, Carlos Ischia, Carlos Goyén y Daniel Kuchen. Con todos en realidad, Didí Valderrama, Franklin Romero, ‘Lucho’ Grau. Le perdí un poco el rastro a Alexis Mendoza, que ahora es el entrenador y me alegra mucho, espero que le vaya bien, está muy capacitado. Era un jugador extraordinario.

¿Qué anécdotas recuerda con Abello?

Era el ‘rompe pelotas’ número uno. ‘Mariela’, la hermosa ‘Mariela’, como le decíamos a Mario Coll, era otro. Eran la alegría del grupo.

¿Qué goles recuerda?

Le hice uno de derecha al América, la clavé en un ángulo. En Pereira hice otro desde fuera del área.

¿Cuál fue el mejor jugador que vio en Colombia?

Me gustó mucho Willington Ortiz, Bernardo Redín y ‘El Pibe’ Valderrama.

¿Y en el Junior?

El que tenía unas condiciones extraordinarias y le faltaba un poquito de carácter era el Didí Valderrama. Si hubiese sido argentino, qué Messi ni qué Cristiano Ronaldo. Gambeteaba con facilidad y le pegaba durísimo al balón.

¿Eran muy difíciles los arbitrajes de los 80?

En Cali una vez no cobraron un penal descarado, ‘Lucho’ Grau se llevó por delante a Ricardo Gareca, pero bien afuera del área y el árbitro cobró penal, un desastre, un sinvergüenza.

Dicen que sus cambios de frente eran precisos…

Tenía una muy buena pegada de 30 o 40 metros.

¿El fútbol de hoy admite a los volantes 10?

Ahora todo el mundo corre y mete, físicamente son unos aviones, pero son pocos los que piensan, los que preparan y elaboran una jugada. Ahora la gente va a ver a chocadores y no a quien juegue fútbol.

¿Cuál jugador actual se parece a usted?

 Hace poco me llamaron de Argentina y me dijeron que el uruguayo Nicolás Lodeiro, el 10 de Boca, se parece mucho a mí. Pero no sé, no me gustan las comparaciones.

¿Qué recuerda de sus días en la Selección Argentina?

Tuve la suerte de vivir un proceso, quedé a las puertas de ir al Mundial de México 86, después me prometieron la posibilidad de ir a Italia 90 y tampoco llegué.

¿Tiene esa frustración?

No. Soy consciente de que nunca llamé por teléfono a los técnicos ni me puse a llorar para que me llevaran. Soy de la idea de que si yo voy a un lugar es porque sirvo y voy a ser útil, no por amiguismos.

¿Fue injusto que no fuera al Mundial de 1986?

Fue injusto. Pasaron muchas cosas que no quiero mencionar. Si decidieron dejarme afuera después de haber puesto el pecho durante 20 partidos, ya qué. Merecía estar en México 86.

¿Quién lo sacó de la selección Argentina que jugó el Mundial?

A mí me sacó Julio Grondona porque le reclamé porque no pagaba premios y le reclamé porque no me reconoció un porcentaje de un traspaso.

¿Cómo era jugar al lado de Maradona?

Disfruté mucho en los partidos que jugué con él porque tenía una cuota de habilidad, sorpresa y astucia que solo él puede tener. Fue importante y enriquecedor compartir con él.

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