El Heraldo
Javier García
Deportes

“Fui alcohólico, pero jamás podrán afirmar que fui drogadicto”: Joaquín Gutiérrez

El exbeisbolista cartagenero se precia de haber representado a Barranquilla en los tiempos en los que la rivalidad entre ambas ciudades estaba tan candente que sus coterráneos ni se le acercaban a saludarlo.

A Joaquín 'Jackie' Gutiérrez no le gusta que lo llamen ídolo. Mejor, que lo llamen héroe. Nueve años sin llevarse un trago de ron o cerveza a la boca justifican el título. Y eso vale más que haber sido el tercer pelotero colombiano en convertirse en grandes ligas, desde su óptica.

Un hombre de 54 años que luce como de 70, según él mismo dice, pero con un corazón como de 17.

Aventurero, frentero, bebedor hasta cuando quiso y mujeriego hasta que se entregó en los brazos de Dios y de su actual mujer. De esto último hace 17 años.

Dueño de un ritmo al hablar como el de un sonero cubano para contar las anécdotas de seis años de béisbol organizado que pudieron ser doce, pero que una lesión de rodilla cortaron.

Dicen de él que se orinó la estatua de Luis Aparicio en Maracaibo, que cayó en depresión, que le pegó un puño a Wade Boggs en Boston y que por eso lo cambiaron a los Orioles de Baltimore. Solo una de esas cosas no es verdad. Lo demás tan cierto como su honestidad para contralo sin tapujos, con esa seguridad que le da a un hombre el haber sido redimido de sus propios demonios.

¿Cuál es la mentira más grande con la que le ha tocado lidiar?
Que soy drogadicto.

¿Y lo fue?
Nunca.

¿Y se la ofrecieron?
Varias veces.

¿Dónde?
En Maracaibo; en los Estados Unidos, en Italia, en Puerto Rico, en todos lados a los que fui.

Pero, por algo se lo ofrecieron...
Es que lo ven a uno hablando con sabor, con esa bacanería del costeño y creen que uno anda endrogado todo el tiempo.

Pero sí le jaló al trago…
Bastante.

¿Por qué?
Cuando sentí el final de mi carrera, el final del béisbol. Sabes que aquí en Cartagena aseguraron que duraría solo un mes en grandes ligas, ¿y sabes que hice? Me preparé para dos meses.

Por lo que cuenta, su vida a la par del béisbol fue bastante turbulenta, ¿Cuál fue la aventura más atrevida que tuvo?
Haberme acostado con una sobrina de Pablo Escobar.

¿Qué?
Si claro. Te voy a contar cómo fue eso. Ya siendo pelotero profesional vine a Cartagena. Como siempre llegaba emprendado, buen reloj, buena cadena, buena pinta y una cantidad de gente atrás. Como a mí me gustaba beber solo les tiraba cien dólares a los amigos, les conseguía mujeres y me apartaba. Siempre me gustó tomar solo. Estando así, esa mujer, de la que no recuerdo su nombre, le dijo a otra mujer que quién era ese mafioso chimbo que estaba sentado en la otra mesa. Me acerqué, le dije que me llamaba José, hablamos, tomamos, fuimos a nuestra faena y de repente le dije que me iba. Insistió en que me quedara, que si era por plata ella pagaba. De repente abrió el bolso y le vi todo ese poco de plata. Ahí me dijo quién era. Que había estado hace rato metida en el cuento.

¿A qué clase de cuento te refieres?
Tú sabes. Lo uno y lo otro. No hablo más de eso (abre los ojos). Recuerda que era la sobrina de Pablo.

¿Cómo fue que comenzó en el béisbol?
Mi familia es una dinastía del deporte. Mi papá corrió en los Olímpicos de Berlín  en 1936 tirando la jabalina, mi hermano Freddy, quien vive en Miami, también fue atleta corrió en Japón en 1964. En mi caso, pasé la juventud jugando en los campos de Cartagena hasta que entré al equipo de Conastil en la categoría junior. En ese equipo practicaba (Miguel) ‘Máscara’ Maturana (el único campeón mundial de boxeo aficionado que ha dado Colombia en 1981, en Montreal), pero se la pasaba peleando. Representé a Bolívar en atletismo en un nacional en Medellín. Le di un subcampeonato en lanzamiento de pelota, velocidad, salto triple y salto alto.

Usted tiene el deporte en su ADN, pero ¿cómo fue que terminó jugando béisbol en lugar de dedicarse al atletismo?
A mi hermano Gustavo se lo llevaron a Puerto Rico a practicar atletismo. Una vez vino de vacaciones y en unos de sus entrenamientos nos contaba que el atletismo le daba muchas medallas y muchos viajes, pero nada de plata para poder comprarle una casa a nuestra madre. Ese día me propuse que la próxima vez que un gringo viniera buscando peloteros iba a levantar la mano y me ofrecería, quería conseguir la plata para terminar la casa. Mi hermano Hernando pagó para echarle el piso, Gustavo puso para tres hileras de blocks y yo la terminé. Y así fue. Me presente a varios ‘Try out’ de Bravos de Atlanta, Piratas de Pittsburgh hasta que se dio lo de Medias Rojas de Boston. Tenía 17 años y el ‘scout’ me preguntó que dónde estaba mi mamá para poder pedirle permiso para llevarme. Mi mamá se apareció y recuerdo que ella solo le dijo ‘él se metió solo en eso, que él solo resuelva’. Así fue como me firmaron.

¿Por cuánto lo firmaron?
Por US$ 3.000, una Kola Román, un helado y US$ 50 en efectivo.

¿Y después de la firma qué pasa?
Aquí no daban un peso por mí porque no había pasado por el béisbol aficionado. Pronosticaron que duraría un mes en Estados Unidos. En  1981, en ligas menores, me metieron un bolazo en la cara que me produjo una fractura que me puso a comer con un pitillo por varios meses, pero no me rendí. En 1985, estando ya con Medias Rojas me dio una tendinitis. Vine a recuperarme y empecé a tomar cervezas. Le conseguía mujeres a todos y ya llevo 9 años sin tomar trago.

‘‘Le metí una trompada a Wade Boggs, creo que por eso me cambiaron a Orioles’’

Usted tuvo una carrera relativamente corta...
La rodilla me jugó una mala pasada, me inyectaron cortisona en ella. Pude jugar al menos doce años de no ser por la lesión. Jugué para Boston hasta que un día me subí a un vuelo comercial del equipo, llegué bien vestido y Wade Boggs estaba con la camisa abierta y tomando. Me dijo que me sentara rápido para que el vuelo saliera losmás pronto. No me gustó la manera cómo me lo dijo. Le repliqué que cuando nos bajáramos me volviera a decir lo mismo. Lo encaré cuando bajamos, Tony Armas, que era de mis amigos, trató de convencerme que no hiciera nada. Le dije a Boggs que yo no había venido a pelear, pero le metí el brazo. Después me cambiaron a Orioles y ese año Boston llegó a la Serie Mundial.

¿Cree que lo cambiaron a Baltimore por eso?
No sé en realidad, pero él gringo, yo extranjero. Tú sabes así no haya tenido él la razón.

¿A qué se dedica hoy?
Trabajo con Tigres. Quiero crear una fundación con Yamil Haad o una  academia de peloteros el año entrante.
 

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