Vayámonos hoy también de viejos recuerdos sobre boxeo, para contarles que una mañana en Bogotá, estábamos reunidos en la puerta del hotel Tequendama varios cronistas de boxeo de la costa atlántica: Igapé, Meporto, Fat Lavalle, Jaime Jiménez y este columnista, con el profesor Rafael G. Velásquez a la sazón presidente y fundador del Consejo Mundial del Boxeo. Muchos plumíferos y microfoníferos de nuevo cuño creen que el CMB fue fundado por José Sulaimán, su sempiterno presidente de muchos años y no hay tal. Este era el secretario del CMB cuando mandaba el profesor Velásquez.

Los periodistas rodeábamos al profesor y a todos nos rodeaba una gran cantidad de aficionados. Y este columnista quiso poner sobre el tapete un temita que se las traía por aquellas calendas, preguntándole al profesor Velásquez si él no consideraba que en aquellas ciudades donde se montara boxeo profesional a 10, 12 y 15 asaltos, como era la costumbre por aquel tiempo, que pasaran de los 2.000 metros sobre el nivel del mar, se permitiera un tanquecito de oxígeno en las esquinas del ring.

El profesor Velásquez se aprestaba a respondernos y hasta alcanzó a decir, “pues verá usted”, cuando de atrás, metido ente los mirones que estaban allí, surgió una voz en alto para decirnos: “Usted no puede hablar de eso; usted no sabe nada de boxeo”. Volteamos a mirar quién era el cristianito que se permitía semejante abuso con este columnista y vamos que era Plata Z., el peso welter ‘mañelón’ de los años 30, a quien vimos en dos peleas en el Salón de las Quintas, cuando nuestro hermano mayor era promotor único en Barranquilla.

¡EPA!. ¿ Con que el tipo que nos interrumpe y a la vez nos insulta es Plata Zeta? ¿A quién habíamos visto cuando nuestro hermano le enfrentó a nadie menos que al cubano Serafín Centeno, púgil que andaba por estas latitudes huyéndole a un problema que tenía en Cuba, cuando le partió la crisma a un sobrino de un señor influyente de aquellos tiempos, lo que obligó a Centeno a irse a Venezuela y de acá llegó a Barranquilla, donde hizo 7 peleas, ganándolas todas?

Por supuesto, le partimos hacia arriba a Plata. Le dijimos: “el que no sabe un carajo de boxeo es usted”. Y de inmediato se sonrió despreciativo, como diciéndose “este tío no sabe quien soy yo”. De inmediato le dijimos quién era: “Yo soy hermano de Chelo De Castro, el promotor que lo llevó a Barranquilla a enfrentar a Serafín Centeno y éste casi lo mata a usted, en el Salón de las Quintas”. De inmediato arrancó de allí, mientras Meporto e Igapé nos felicitaban por semejante K.O.T.

Y es que esa carambola no la podíamos pelar. Podríamos tirarla a 3 bandas, que la teníamos medida y hasta haberla tacado con una venda en los ojos.

Por Chelo de Castro C

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