En el departamento de La Guajira, cada año desde 1984, durante un fin de semana se celebra el principal evento cultural que resalta la música tradicional, rituales, costumbres, artesanías, juegos que hacen parte de la esencia de la comunidad indígena de esta región.
El Festival de la Cultura Wayuu que se realiza en el municipio de Uribia comenzó ayer con un ritual donde los indígenas tocaron la kasha.
Además, las Majayut, candidatas de los diferentes municipios y comunidades indígenas como Manaure, Uribia, Sipiana, Maicao y Paraguaipoa entre otras, realizaron su presentación en tarima.
“Queremos invitar muy especialmente a la comunidad wayuu de Colombia y Venezuela, a todos los guajiros que quieran vivir y conocer más sobre su cultura para que vengan”, manifestó la presidenta del festival, Nora Elina Díaz Mejía.
Durante el día se realizaron diferentes actividades entre ellas el concurso de instrumentos musicales wayuú y la apertura de los juegos tradicionales (desafío de cardón y lucha tradicional).
En las justas inaugurales se cumplió el torneo abierto de tiro de cardón en el que participaron 11 municipios de La Guajira. En la categoría mayores ganó Benancio Epiayú, del municipio de Albania.
Al caer la noche en la tarima principal comenzaron los eventos músicales con la actuación de la Orquesta Sinfónica del Cerrejón, la Banda de Flautas del Resguardo Caquiona del Cauca y los cantantes vallenatos Martín Elías y Jorge Oñate.
El show de la noche. El hijo de Diomedes Díaz, puso a vibrar al público con su más reciente trabajo discográfico El terremoto. La emoción se extendió también con cada una de las canciones que interpretó Martín Elías junto su compañero de fórmula Rolando Ochoa.
Por su parte, El jilguero de América, con el rey vallenato 2008 Cristian Camilo Peña, intepretaron sus mejores éxitos, cerrando el evento.
Entrada libre
Hoy, entre otras actividades habrá una eucaristía. A continuación, concurso de instrumentos tradicionales wayuu, tiro con flecha, hondas y trompo. Conversatorios desde las 9 a.m. sobre la palabra, identidad, patrimonio y globalización.
Por Reynis Montaño