Un mal ejemplo
Es historia conocida, pero viene a cuento, por ser un muy cercano vecino. En la polarizada Venezuela, gobierno y oposición, arropados cada uno en su soberbia, se enfrentaban en cercanas elecciones. Campaña terrible: la oposición culpando de la malaria y otros desafueros, y gobierno entregando full subsidios, una mermelada pero, a diferencia de la de aquí, esta iba hacia los débiles, mientras la nuestra hacia los poderosos. Como lucían insuficientes los subsidios, el Gobierno procedió a encanar a los jefes opositores, desoyendo el clamor ciudadano. El resultado fue que la oposición ganó. Los ganadores, ebrios de victoria, se dispusieron a aplastar a los gobiernistas, y se negaron a transar. Pero el poder es para poder y, el gobierno, ‘ardío’, utilizó todas sus herramientas, y tanto ejecutivo como legislativo se trenzaron con los ganadores en agresiva disputa que, más que de política, es de egos, disputa aún no resuelta y sin miras de solución, dado el diálogo de sordos en el que se enfrascaron ambos bandos. Mientras tanto, el país de mal en peor.
Es el temor que asalta a los ciudadanos del común: que, como en Venezuela, los egos y la ‘ardidez’ primen, y el país entre en insalvable polarización. Los gobiernistas no creen en la buena voluntad de los ganadores, dicen que estos plantean fórmulas inviables que la guerrilla no aceptará, y que máximo podrá acordar algún ‘maquillaje’. Aún resuenan voces y acciones en busca de descalificar el resultado electoral, en vez de auscultar consensos, frente a lo que los ganadores manifiestan el temor de que se trate de una soterrada intención de oficializar el acuerdo tal cual fue firmado, desoyendo, como pasó en Venezuela, el clamor ciudadano.
Ojalá unos y otros no se equivoquen en tan neurálgico tema, depongan egos y encuentren pronto caminos de coincidencias, que los hay. Todos los del ‘No’ afirman que se rechazó el bloque de constitucionalidad. Que si bien toca garantizar que a la guerrilla no le cambien la boleta, a la Constitución debe llegar únicamente lo correspondiente a tal seguro. Todos coinciden en la amnistía para los guerrillos rasos; también en que es necesaria la Justicia Transicional, y que las diferencias están en detalles de implementación. Todos están de acuerdo en que el Tribunal Especial y lo de la cosa juzgada sobra, y que podría plasmarse algo similar dentro de nuestra propia legislación. Todos coinciden en la entrega de secuestrados y de menores reclutados. También en lo de la entrega a dedo de curules a los no incursos en delitos atroces, y en eliminar la ambigüedad en lo del enfoque de género, mencionando taxativamente a la mujer y a la familia. La guerrilla anda en buena tónica. No tendría por qué oponerse a dichos puntos, fáciles de conciliar, mientras se tratan los difíciles, que también los hay.
Dizque estamos en un limbo. No. Hay propuestas y, si hay voluntad, podemos empezar por las coincidentes, no sea que nos pase como a Venezuela, que es un mal ejemplo.
rzabarainm@hotmail.com
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