El Heraldo

Un buen ejemplo

En estos días, en su última intervención ante la Asamblea de las Naciones Unidas, el presidente Obama dijo cosas interesantes: “No podemos dar marcha atrás en la integración económica, como tampoco podemos guardar la tecnología dentro de una caja. Tampoco podemos mirar modelos fracasados del pasado. Si empezamos a recurrir a guerras comerciales, ayudas que distorsionan el mercado o una dependencia excesiva de los recursos naturales y no de la innovación, seremos más pobres y será más probable que terminemos en un conflicto. Durante mi vida en este país y como presidente, he aprendido que nuestras identidades no tienen por qué definirse despreciando a los otros y que pueden reafirmarse elevando a los demás”.

Abrirnos a la tecnología, mirar hacia adelante, innovar, no depender de los recursos naturales y nivelarse por arriba son mis conclusiones de este encapsulado resumen. Hoy son pocas las personas que puedan afirmar que en los años que puedan recordar, los E.U. hayan tenido un mejor presidente. Por supuesto siempre habrá quien diga lo contrario, pero las cifras hablan y ante eso lo demás son babosadas. Además, como individuo y como miembro de familia ha sido ejemplar. ¿Escándalos, desplantes? Ninguno conocido. ¿Clase? Le alcanza y sobra a él y a toda su familia. Por eso es mi tema de hoy, porque este tipo de personas no las tenemos todos los días en frente para aprender de ellas. Y si en nuestro patio no abundan estas especies, entonces toca aprender de modelos importados de la misma manera como adquirimos con fervor productos y tecnología que nos hacen más fácil la vida o nos hacen sentir mejor y se vuelven elementos importantes del hogar. Muchas veces es así, pero por algún falso orgullo mal heredado o peor aprendido, despreciamos estos aprendizajes que nos debieran tocar y recordar en agudo silencio que no nos las sabemos todas como soberbiamente pretendemos.

Ahora estamos ante una buena oportunidad para hacer un necesario alto, es la ocasión para comprender que debemos pellizcarnos y que nuevas reglas están sobre la mesa. Hay que darse cuenta de eso a tiempo, no es un juego. Nadie puede esperar que va a vivir en una burbuja en la que lo que sucede adentro es fantástico y lo que pasa afuera no importa. ¿Saben por qué? Porque las burbujas son solo eso, burbujas que se rompen muy fácilmente y sin mayor esfuerzo. Ese cuento de ciudadanos de primera y de segunda, en la burbuja y fuera de la burbuja, respectivamente, está mandado a recoger y quienes todavía se creen esa película están equivocados. Por eso cito a Obama, porque es un ejemplo fácil de entender y de seguir. Porque él mismo representa el valor de que no se debe subestimar o despreciar a nadie y ese es un punto vulnerable en nuestra sociedad colombiana. Desde el funcionario público con ínfulas de quién sabe qué, sentado detrás de un escritorio y que no recuerda que se debe a quien atiende, hasta los alérgicos a esperar el turno para no citar lo que pasa en los núcleos familiares. En todos esos ámbitos se refleja de manera evidente la distorsión que hay en la vida cotidiana, las personas dejan de actuar como seres humanos comunes y corrientes para convertirse en las más burdas formas de la pretensión.

Ya lo he escrito antes, si hoy tenemos algunos temores o miedos, algo que se entiende, es más importante saber que estos vienen de nosotros mismos, de sentirnos vulnerables, de no haber aprendido qué hacer para evitarlos. El cinismo, la indiferencia y la indolencia son las primeras causas, pero nadie quiere aceptarlo.

oswaldloewy@me.com

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