Todas las pachangas
Charlie Palmieri y Tito Rodríguez dejaron constancia editorial de lo confundidos que estuvieron en tiempos de charangas y pachangas. Ambos creyeron que el ritmo era la charanga y no la orquesta que la tocaba, como bien explicó Joe Quijano en La pachanga se baila así, el disco histórico que compuso con el mismo Palmieri.
No obstante, entre las big bands latinas de entonces, nadie interpretó tantas pachangas como la orquesta de Tito Rodríguez. Y fue precisamente con pachangas que el portorriqueño triunfó sobre las demás grandes agrupaciones en el famoso Palladium Ball Room de Nueva York, durante los años sesenta: Componte cundunga, Vuela la paloma, Pata y mondongo, A callarse, Zangandonga, Manteca de coco, Que cocine Caridad, Ritmo charanga, El que se fue, Baila la charanga, Óyeme Antonia y El Rincón.
Entre los conjuntos, los reyes fueron dos Joe: Joe Quijano y Joe Cuba, éste con cantantes tan extraordinarios como Cheo Feliciano y Jimmy Sabater. Además de La pachanga se baila así, que definió a la pachanga frente a la charanga, el conjunto Cachana de Joe Quijano nos dejó La pachanga amor, Ya llegó la pachanga, Fajardo’s pachanga, Pachulín, Tocando en el Rufo y La salsa se impone, entre otros. A su turno, Joe Cuba nos puso a bailar con A las seis, Picando de vicio, Me voy pa’ Las Villas, La lapa, Brava pachanga, Cachondea, Tremendo Coco, etc.
La pachanga es un ritmo que provoca al escucha. Es improbable que un bailador se resista a su llamado y permanezca sentado al sonido invitador de su golpe magnífico. Porque son pachangas, siguen siendo populares: La cartera, de Larry Harlow; La murga y Che che colé, de Willie Colón y Héctor Lavoe; Pa’ chismoso tú y Pachanga medley, de Richie Ray y Bobby Cruz; y el inmortal Acuyuyé de Johnny Pacheco, quien concibió e interpretó otros éxitos pachangueros.
En La Habana y en Nueva York, el sonido de la pachanga revolucionó los salones de baile. Melquíades Fundora, director de la orquesta Sublime, que estrenó la pieza de Davidson en los jardines de La Tropical, recuerda el impacto producido entre músicos y bailadores. “El cantante Miguelito Cuní (gloria cubana) nos dijo que estábamos locos. Le había sorprendido la rareza musical, con mucho sabor, de Davidson”.
La Sublime se presentó por televisión y La pachanga se convirtió en el disco número uno del hit parade en la isla. Con los ojos del mundo en la revolución cubana y con la diáspora de tantos músicos, el ritmo llegó con dos charangas a Nueva York: Fajardo y sus estrellas y La orquesta Aragón. Que la pachanga llegara en charanga causó la gran confusión, resuelta en su momento por Joe Quijano y La pachanga se baila así, musicalizada por Charlie Palmieri.
El hombre que hizo los arreglos de la primera pachanga, es decir, La Pachanga de Eduardo Davidson, fue el gran flautista cubano Richard Egues: “Le encontré a la composición un swing distinto. No me imaginé hasta dónde aquella canción iba a llegar con un éxito arrollador como pocas veces habíamos visto. Las cosas de la música son así…”.
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