El Heraldo

Sobre el mantenimiento

Es conocida la expresión que indica, de manera algo condescendiente, que una de las mayores diferencias entre los países desarrollados y los que no los están es el cuidado que tienen los primeros con el mantenimiento general de sus infraestructuras. Es decir, en aquellos países el mantenimiento de una obra o de un servicio, público o privado, tiene la misma importancia que su construcción; contrastando con la desidia que en ese sentido abunda por nuestras tierras. Últimamente, noticias relacionadas con el mantenimiento de dos de nuestros lugares más emblemáticos, o que pretenden llegar a serlo, han puesto en evidencia esta situación. Me refiero al caso del Paseo Bolívar y el malecón de la Avenida del Río.

Son evidentes las limitaciones presupuestales que deben enfrentar nuestras administraciones. Nadie puede olvidar que nuestra ciudad, como todas las ciudades del país, necesita inversiones que por mucho superan sus posibilidades financieras. Entendiendo esta realidad, podría explicarse por qué el afán primordial es la construcción de obras y no tanto la sostenibilidad de las mismas. Así, se podría conjeturar que primero se construye el proyecto y luego se busca la manera de mantenerlo. Esta aproximación a nuestros problemas de infraestructura tiene como consecuencia un incremento de los esfuerzos financieros, técnicos y sociales, generando malestar general.

Según se puede leer en la prensa local, el deterioro en el malecón de la Avenida del Río es ya preocupante. Sus estructuras de madera están ofreciendo un escenario peligroso y el estado de sus luminarias y baños es desolador. Lo mismo sucede con las intervenciones que se realizaron en el Paseo Bolívar, que poco a poco se desmorona, paradójicamente, frente del edificio de la Alcaldía Distrital. Ante esta situación la Administración ha reaccionado y promete prontas acciones de recuperación en ambas obras, decisión importante y valiosa, pero que supone la mínima respuesta que podemos esperar.

La ciudad tiene que tomarse mucho más en serio su responsabilidad con las obras que construye, prevenir en lugar de reaccionar. Insisto, las obras tienen que continuar, en este empeño no podemos detenernos, pero su mantenimiento debe entenderse igual o más importante. Resulta triste comprobar que algunas instancias del Distrito en ocasiones tratan de salvar su deber, señalándose unas a otras como responsables de una obra o un parque, en un galimatías que es injusto con los barranquilleros y que solo logra más deterioro y declive.

Quizá sería apropiado crear una secretaría de Mantenimiento, una instancia a quien se pudiesen entregar las obras que con tanto esfuerzo logramos sacar adelante. Nuestros parques restaurados, las nuevas vías, los andenes, los árboles, fuentes, jardines; toda nuestra infraestructura pública tendría así un doliente y se acabarían las excusas perversas que permiten que todo se destruya. Será solo con el compromiso de todos que logremos poco a poco tener una ciudad mucho más digna. Los resultados no serán inmediatos, se necesitará constancia, empeño y compromiso; pero sin duda, lo primero que se requiere es mantener lo que ya tenemos antes que vernos en la necesidad de reconstruirlo. Es apenas lógico.

moreno.slagter@yahoo.com
@Moreno_Slagter
 

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