Cuando no es Chana, es Sebastiana, decían las abuelas ante casos como el que nos ocurre, que casi cumplidos tres años del tremendo invierno y la inundación en el sur del Atlántico aún no salimos del rollo, mucha gente vive en cambuches, y ahora la sequía, que parece lo que se viene es peor, para desastre del campesinado costeño, que ojalá con el verano no sean tan ineficientes como lo fueron con el invierno, y las soluciones no resulten ‘mochas’, como lo de ANI con la carretera a Cartagena.

Mejor comentar sobre deportes, que para Colombia ha sido este un año de éxitos internacionales, y por todas partes nos mencionan en forma positiva. Primero Nairo en Italia, después la Selección en Brasil, luego Caterine Ibargüen en Mónaco, siguió lo de James en España y lo de Ospina en Inglaterra, y ahora lo de Mariana Pajón en Holanda, una seguidilla de triunfos que nos hace olvidar los males presentes y futuros, incluido lo de los excongresistas que desmantelan las oficinas y no devuelven celulares ni automóviles.

Ahora el deporte de moda es la gabinetología, la cual, obvio, está precedida por la sapería. Muchos aspiran a quedarse en el Gobierno, donde sea. Otros a ser nombrados ministros, jefes de agencia, instituto, lo que fuere, y empiezan la intrigadera. La oficina de David y José David Name anda atiborrada de aspirantes, todos piensan que si hubo poder para lograr la presidencia del Senado, con más razón podrán influir con “Juan Manuel”. Hay también quienes opinan que Vargas Lleras no está pintado en la pared, va a imponer tres o cuatro ministros, por lo que el tipo para hacer la intriga es Fuad Char, que se sabe que Vargas le escucha. Benedetti padre e hijo no se quedan atrás: muchos aspirantes especulan que Armando Junior se transó en que el presidente del Senado fuera José David y no él, a cambio de que le den un ministerio, luego hablemos pronto con Armando papá. Tampoco faltan los parlamentarios que andan por ahí chicaneando, “es que Juan Manuel en secreto me ofreció algo y, ya sabes, pensé en ti”.

Pero no todo es con políticos. Hay también los reconocidos como ‘llaves’ de Santos, y los que alardean serlo, aunque este no lo sepa. La sapería no los descarta, la peor diligencia es la que no se hace. Hasta el cartel del suero, que se creía extinto pero está en vías de resurrección, se encuentra acosado aunque sus candidatos sean de su propia rosca, pero a los aspirantes no les importa, de pronto les toca algún grano de esa mazorca. O sea, la cosa anda alborotada, y el tiempo se acaba. A sentarse a esperar la llamada de Palacio, o del padrino.

Pero el horizonte está nublado: aquello de que la cuota costeña será alta parece ilusión, pues los adivinadores de los medios cachacos barajan muchos nombres de cachacos variopintos, donde el único costeño es Díaz-Granados, de la élite santista. Ratificada Tutti Correa, buena cosa, van dos carteras importantes. Así que la pregunta es: ¿cuántos más nos darán?, ¿será una lichiguez?

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