Dos jugadores de nuestro terruño, incrustados en la nómina estelar del fútbol colombiano, fueron artificios en el partido que el fútbol colombiano -viniendo de abajo, como siempre se ha dicho en la jerga beisbolera- le ganó con singular brillo al equipo de Estados Unidos por 2-1. Primero fue Carlos Bacca el que consiguió con el primer gol que el partido se nivelara y después fue Teófilo Gutiérrez el que selló la victoria con un estupendo gol de cabeza.

Fueron dos goles de antología, que entre otras cosas mortificó y de qué manera al periodismo deportivo de Bogotá, que en una labor empequeñecida y debido al temple personal del profesor Pékerman ha sido ‘coronada’ por la rotundez del piloto argentino. Si esa campanita mezquina y egoísta la hubiese lanzado con un ‘Bolillo’ Gómez al frente del equipo nacional, éxito descontado, pues el hombre es un dócil y por demás entusiasta de lo que todos ellos escriben con anticipado deleite contra el fútbol barranquillero.

No importa que hayan transcurrido varios días, porque ese par de goles deberían ser refilmados para exponerlos ante todo el fútbol tanto amateur como profesional, pues fueron relampagueantemente elaborados con gran maestría. El de Bacca, quien se adelanta hacia el arco ‘musiu’ por él mismo, haciéndose un pase demasiado largo y demasiado sesgado y pese a esto pateo por donde se creyó que apertura no hacía y coló el balón hacia las redes para un gol que dejó boquiabierto a los 9 jugadores de Estados Unidos.

Nos van a decir quienes no nos conocen en ningún sentido que vamos a apelar a una mentirijilla de muy viejos tiempos, al afirmar que un gol parecido a esta esmeralda gota de aceite, se lo vimos en un ‘pathe’ en el teatro Colombia, a ese brillantísimo jugador que fuera. La prensa argentina duró un mes hablando de aquella hazaña tan inconcebible. Acá, con un jugador colombiano que de contera es atlanticense, si el elogio dura 2 minutos ha sido un acto de generosidad.

¿Y el gol de Teófilo qué? Ya vamos hacia este. Centraron un balón por lo alto y el astro barranquillero, en favor suyo, no solo tiene una talla algo espigada, sino que salta como mico tras guayaba madura. Y ha metido -señores que no lo vieron en la pantalla chica- un cabezazo de los que no sirve ningún calificativo elogioso e incrustó el balón en las redes. Lean esto: el arquero de EE.UU, tiene 1.94 de estatura, pero tampoco le habría servido de haber tenido 2 metros de alzada, porque cuando viene un centro con potencia, la misma sale de la testa que cabecea correctamente.

Y no suganis más, que más no puede decirse...