“República del Caribe y el gas”
Cuando en el año de 1966 en que mi alma vibraba del elixir de la juventud que poseía en ese entonces, acompañado de un grupo de amigos y amigas contemporáneos, y por ende con el mismo espíritu y especial entereza de carácter para asumir la defensa de los derechos de quienes haciendo parte de un país denominado Colombia, se nos trataba de conculcar mediante la aplicación de una grosera política discriminatoria, exhibimos ante las graderías abarrotadas de público del viejo estadio de fútbol de la ciudad la pancarta de 42 metros de largo anunciando que de continuar tan ostensible discriminación contra nuestra Región por parte del gobierno central, consideraríamos dolorosamente, pero con sentido práctico la adopción en nuestro territorio de una “República Independiente”, para de esa manera poder aprovechar sin obstáculo alguno de carácter político nuestros inmensos recursos naturales a nivel continental desde el punto de vista geográfico, agrícola, minero, etc, sentimiento que si bien obedecía a razones poderosas en ese entonces, tales como el abandono del gobierno Nacional del Río Magdalena por parte del ministro de Obras públicas de ese entonces, Jorge Leyva, la abierta y cínica política de Aerocivil en torno a nuestro aeropuerto, al pretender desconocer sus excepcionales condiciones de operatividad aérea, sin restricción alguna desde el punto de vista geográfico, meteorológico, pluviométrico y topográfico, para beneficiar artificialmente a los que pertenecían a las ciudades que integraban el grosero título del “Triangulo de Oro de Colombia” otorgado por el presidente de la República en ese entonces Carlos Lleras Restrepo, concretamente, Bogotá, Medellín y Cali, beneficiadas con desbordadas partidas del presupuesto Nacional, hasta consolidar a dicha región, con la vigencia durante tantos años de la denominada “Economía Mediterránea”, en el centro de producción y consumo más importante del país, obviamente en detrimento de muestra economía regional, desobligante conducta que hoy pretende repetirse con la grosera determinación de aplicar una descomunal tarifa diferencial al consumidor local de su propio producto, concretamente el gas.
Sin embargo, y con la adopción a nivel mundial de la denominada “Apertura Económica” de la última década, la Región y Barranquilla en especial ha vuelto a surgir como líder en la vinculación de Colombia al mercado internacional, al constituirse en esta nueva oportunidad histórica en la sede de la producción industrial con fines de exportación.
Pero sucede que como fruto del tradicional egoísmo andino, que difícilmente podría ver con “buenos ojos” tan importante capítulo de crecimiento de nuestra Región, los funcionarios del gobierno Nacional al más alto nivel, no contentos con haber dispuesto del gas de nuestro subsuelo por más de 30 años y políticamente ordenar su envío a Venezuela a un costo subsidiado, hoy resuelven “olímpicamente”, disponer del producto para el interior a un precio sustancialmente inferior al que escandalosamente pretende imponer el “Gobierno de la Paz” a la Región que tradicionalmente lo ha producido, desobligante actitud contra los intereses de nuestra Región, que necesariamente deberá implicar de nuestra parte, no solo el rechazo de carácter político por tan abierta discriminación, sino la lógica respuesta de su no acatamiento por atentar tan discriminatoria normatividad contra los principios de la Constitución Nacional que exigen preservar por parte de las autoridades la igualdad y dignidad de los colombianos, al definir a nuestro país, en su artículo primero, como “Un estado social de derecho”.
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