Reelección
El 19 de octubre de 2005, durante el primer gobierno de Álvaro Uribe, la Corte Constitucional declaró exequible la reelección presidencial inmediata en Colombia. La cruzada tras la reelección, oficializada a principios de 2004 por las escuetas, pero elocuentes palabras que a veces utilizamos las mujeres, en este caso por Noemí Sanín, había sido iniciada tiempo atrás con la propuesta de reforma a la Constitución del 91 promovida por los sectores uribistas. Una jugada bien estructurada que concluyó con la aprobación de una figura que, si bien es beneficiosa para ciertas sociedades, se advertía que podría traer lamentables consecuencias en la práctica política de un país donde se ha infiltrado la corrupción. Pero bueno, al final todo quedó bien repartido entre amigazos, y Uribe obtuvo otros cuatro años para cumplir con sus propuestas de gobierno, según dijo. Todo el tejemaneje politiquero parecía seguir su curso acostumbrado e intrincado, hasta cuando concluyó el segundo período presidencial de Álvaro Uribe, y éste le entregó la posta a un reverente Juan Manuel Santos. Lo demás todos lo sabemos. En circunstancias que aún dudamos si fueron traición o dignidad, egocentrismo o patriotismo, inteligencia o bestialidad -aunque bien podrían reducirse a conductas naturales de políticos- Santos se negó a ser un pelele. Pero la suerte ya estaba echada y la Carta Magna reformada; y como parece haber una ley universal que nos cobra o retribuye cada uno de los actos realizados, con la sospecha del deseo de reelegirse de su díscolo discípulo, le llegó a Uribe la hora de tomar dos cucharadas de su propia medicina en medio de un gran berrinche. Ahora, decidido Juan Manuel a lanzarse a la contienda, seguramente se desatará una batalla entre ambos bandos que tendrá efectos nefastos sobre la enclenque conciencia electoral de los colombianos. Acudo entonces a las escuetas, pero elocuentes palabras que utilizamos las mujeres, en este caso las primeras damas, para recordar lo que piensan ellas de la reelección; una visión que es producto del complejo mecanismo de intuición femenino, posiblemente más atinada que la de sus testarudos consortes.
En entrevista con María Isabel Rueda, esto dijo en su momento Lina Moreno.
¿Usted habría preferido que no hubiera habido reelección?
R: Yo estoy de acuerdo con la reelección. Me parece interesante. Y aunque suene a frase de cajón, es una forma de medir la madurez de nuestros países, pero eso es en el aspecto público. Porque para mí, para mi vida personal, habría preferido hablar otros lenguajes, empezar a mirar otras cosas distintas.
Entretanto, María Clemencia de Santos dijo al diario El País, de Cali, lo siguiente:
¿Usted qué posición asume frente a la posible reelección de Juan Manuel?
R: Yo estoy aquí por amor y la verdad, lo que Juan Manuel resuelva, estoy a su lado, pero es difícil… Estos tres años y medio, más lo que falta, como familia hay unos costos altos, uno sufre mucho, seguramente hay muchas cosas que se quedan por hacer, pero bueno, lo que él resuelva, ahí estaré. Todo indica que ellas prefieren salir corriendo por la puerta principal de la Casa de Nariño, y me pregunto ¿Será que nuestra enclenque conciencia electoral será capaz de encontrar el camino justo?
berthicaramos@gmail.com
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