¿Qué hacer por la paz?
Una de las tareas más urgentes que tienen que llevar a cabo los que están comprometidos con la paz y con el éxito del camino que se ha emprendido es explicarle a la ciudadanía para qué es la paz. Líderes comunitarios de barrios populares que se identifican plenamente con el acuerdo de paz y están dispuestos a trabajar por el SÍ manifiestan que en los barrios populares urbanos no tienen un concepto claro de qué puede traer la paz consigo. En el sector rural hay más claridad y más activismo en pro o en contra del acuerdo de paz, pero en las cabeceras municipales predomina la ignorancia. Y ese es terreno abonado para que se orienten mal y acojan la propaganda de los adversarios de la paz. Se les pregunta qué opinan de la paz y automáticamente responden que “es para entregarle el país a las Farc”.
En esas condiciones, el desafío que presenta un plebiscito o una consulta popular es cómo responder rápidamente y en forma efectiva con información sobre las posibilidades que trae la paz consigo y el enorme potencial que se está desperdiciando por carecer de ella. Parte del problema es que no se tiene una idea clara de lo que el Gobierno está planeando o las Farc, aunque en este caso es más fácil adivinar (“por sus frutos los conoceréis’, Mateo 7-16 y 7-20).
A la vez que pone al desnudo la precariedad de la situación, este gigantesco vacío de información presenta una enorme oportunidad para que sean las mismas comunidades las que definan qué es la paz en el contexto más próximo que es el territorio, el municipio, o la vereda en el medio rural, y la localidad o barrio en el urbano. Van a tener una formidable ventaja las comunidades que están organizadas y que poseen una institucionalidad comunitaria.
En el breve lapso que va a transcurrir entre el jueves pasado y el día del plebiscito o la consulta popular, la sociedad civil va a tener una única oportunidad de ejercer un auténtico poder popular, crear y comunicar los escenarios de paz que más se ajusten a sus aspiraciones y a sus necesidades. También es una oportunidad para que los que quieran trabajar por la paz ejerzan su voluntariado promoviendo foros populares de información sobre el proceso y el posconflicto y contrarrestando de esa manera el efecto de agitadores de izquierda y de derecha que ya están muy activos. Los estudiantes universitarios tienen un papel muy importante que pueden desempeñar durante este período de formación ciudadana para la paz orientando a las comunidades para identificar las oportunidades y para definir las prioridades. Puede ser la manera de sacar al movimiento estudiantil de su hibernación para que participe activamente en la primavera de la paz.
En estos escenarios, ¿qué se espera del Gobierno? El Gobierno en este período tendrá que poner sus cartas sobre la mesa, divulgar, informar y crear los canales de comunicación para que las iniciativas que provienen de las comunidades lleguen arriba y se incorporen a la política pública.
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