¡Prado es Prado!
Recientemente asistí al matrimonio de un apreciado primo segundo, de esos que por la diferencia de edad siempre lo consideraremos sobrino. La ceremonia religiosa fue en la Inmaculada, pero lo que más impactó a la mayoría de los asistentes al referido matrimonio fue su desarrollo en el Hotel El Prado, distante a menos de una cuadra de la Inmaculada, así que el corto recorrido a pie de más de un centenar de invitados hizo parte del grato festejo (otros lo hicieron en sus vehículos). El brindis fue en sus jardines tropicales, entre altísimas palmeras espectacularmente iluminadas, amenizado este por la Banda de Baranoa, con sus chicas al lado de la piscina y sus jóvenes músicos ubicados en los corredores interiores del hotel. Una noche fresca y la luna barranquillera fueron el complemento perfecto para este inicio de velada. ¿Y por qué tanta explicación acerca de esta agradabilísima noche? Porque en ningún club social ni en otro hotel de la ciudad se hubiera podido hacer algo siquiera similar. Seguimos después los invitados al Gran Salón de El Prado. Además de la bella decoración, a quienes teníamos algún tiempo sin asistir al hotel nos sorprendió la clásica fastuosidad de ese emblemático salón. Indiscutiblemente fue un gran acierto haber escogido El Prado para celebrar ese matrimonio.
Prado es Prado, reza su eslogan, conocido desde hace décadas. Hotel El Prado, el hotel de Barranquilla, ha sido el utilizado por años en su publicidad, y ambos mostraban lo que ese hotel había sido para nuestra ciudad. Hasta que, con una ley estúpidamente concebida, la cual prohíbe su venta, encontraron en el Congreso la manera más cruel y despiadada para acabar con esa joya arquitectónica e histórica, y de paso afectar negativamente el turismo de nuestra ciudad.
De nada han valido los reiterados fracasos en las supuestas pretensiones de diversas entidades del Gobierno en encontrar algún marrano para que se le mida a cualquiera de las formas propuestas, lo que solo ha servido para que transcurran años de deterioro de su planta física, de angustia por parte de sus trabajadores y jubilados, y de impotencia de la comunidad barranquillera. ¿Quién comprende o acepta que se mantenga una ley que, en vez de lograr un beneficio, perjudica a toda una ciudad? Durante el limbo en que han mantenido al Prado se han inaugurado y están en construcción en Barranquilla unos diez nuevos hoteles de 4 o 5 estrellas. ¡No hay derecho!
La manzana de El Prado debe tener un área de casi 30.000 m2 y en esta hay construido un hotel que es una joya arquitectónica. ¿En cuánto podría el Gobierno vender esa manzana con el hotel y el área disponible para más desarrollos inmobiliarios? Como ejemplo, el Distrito vendió en $34.000 millones un lote pelado de 25.000 m2 junto al CEEC, y quienes lo adquirieron seguro que invertirán unos $200.000 millones en ese predio. Cualquier cadena internacional podría ofertar más de $60.000 millones por El Prado, pagar el pasivo laboral e invertir más de $70.000 millones en esa manzana. Y como el hotel es un bien barranquillero, el Gobierno Nacional debería reinvertir esos recursos en proyectos turísticos locales y departamentales, como en el traslado del Zoológico a la Isla 1972 y en su actual manzana la construcción de un parque muy arborizado; la construcción del proyectado malecón de Las Flores, la optimización de las playas del Atlántico, etc. Un gana-gana para nuestra ciudad y para su turismo. Solo se requeriría voluntad política y sentido común, y esto último es lo que ha faltado.
nicolasrenowitzky@hotmail.com
@nicorenowitzky
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