Planeación adecuada para grandes problemas
Nuestro país siempre se ha caracterizado por la ausencia de planes de desarrollo sólidos y a largo plazo. En términos generales los llamados planes de desarrollo tanto a nivel nacional como regional, departamental y local son efímeros, no trascienden, por lo regular, más allá del gobierno de turno consisten generalmente en un listado de obras públicas y de buenas intenciones sin la coherencia y la existencia de planes de acción detallados que les confieran solidez y continuidad. En general, no existen grandes propósitos nacionales, que nos unan en una cierta dirección en la búsqueda de importantes resultados a largo plazo.
Colombia siempre ha mostrado una gran imprevisión en la adecuada solución de sus más graves problemas. Recientemente hemos experimentado un exceso de lluvias o una carencia total de éstas, fenómenos que nos han afectado en forma catastrófica sin tener ningún plan previo para defendernos.
Tradicionalmente las diferentes dependencias del Estado no han tenido la capacidad para hacer una eficiente planeación. Las personas más competentes que tiene el país no quieren trabajar para el sector público, por las limitaciones que existen para una adecuada remuneración y por la inconveniente intervención de la política.
Una solución adecuada es que el Gobierno Nacional estimulara la creación de empresas en alianzas público privadas que emplearan los mejores expertos del país y si es indispensable del exterior, en temas como gestión ambiental, educación, salud, servicios públicos, desarrollo agrícola y desarrollo industrial y contratara con ellas la planeación a largo plazo.
Muy loable el lema del presidente Santos de “hacer de Colombia el país más educado en América Latina en el 2025”.
Sin embargo, desde hace muchos años me preocupa la tragedia del gran número de recién graduados con títulos universitarios que están desempleados en Colombia o reciben una insignificante remuneración por sus servicios.
Para evitar este problema los planes de educación deben estar enmarcados en el plan global de desarrollo para que tengan un norte claro, preciso y objetivo.
Debemos seguir los ejemplos de Corea del Sur y Singapur, países que han sido muy exitosos en armonizar la formación de profesionales con las necesidades de su desarrollo económico.
Aplicarle a Barranquilla la resolución 692 de la Comisión de Regulación de Agua Potable y saneamiento básico (CRA), que busca el ahorro de agua por parte de los usuarios residenciales me parece un absurdo y solamente logrará afear la ciudad sin lograr nada positivo. El agua que se ahorre terminará arrojada al mar.
Además de los gremios económicos que ya se han pronunciado contra este despropósito considero que la alcaldía, la gobernación y nuestros parlamentarios debieran defender los intereses de la ciudad manifestando su inconformidad con la aplicación de esta medida a Barranquilla.
Considero conveniente que la alcaldía riegue los parques y espacios públicos con agua captada directamente del río Magdalena, para esto puede utilizar carros tanques e incluso carros de bomberos, si es posible.
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