Sin guerra el PIB crecerá

Comentaristas económicos consideran que la guerra es un freno al crecimiento, a las inversiones externas urbanas,  y a las nacionales en el campo, por las amenazas a la seguridad de los empresarios y de sus trabajadores. Así las cosas, si bien los impuestos golpearán con la nueva Reforma que se nos viene inexorablemente, hay que esperar quienes salen mejor librados. Dicen que los empleados, y los pensionados serían las nuevas víctimas y la clase consumidora popular con el mayor IVA. “No hay que ensillar antes de traer las bestias”, me  decía un reconocido ganadero de las antiguas  Sabanas de Bolívar con su proverbial sabiduría, cuando se hacían cábalas en su presencia. El por principio: no se leía un anticipo  de proyectos tributarios. Hay que esperar que lo  aprueben y sancionen: “Antes, cualquier cosa puede pasar , alguien mete la mano y aparecen cambios”.

Cuando la popularidad está baja

No luce coherente que un Gobierno atente contra desfavorables índices, acentuándolos. La clase media y la Fuerza Pública son pilares que sostienen –en todas partes – al poder ejecutivo. Así que gravar más  a los contribuyentes medios y aligerar a los que más tienen, con la excusa de los ‘lobbystas’ del gran capital de que así es como se va a crear más empleo. Mientras eso sucede – que puede no darse – los gobiernos pierden respaldo y se acude al inmisericorde reemplazo. El voto castigo. Países que acogen muchas recomendaciones del FMI y del BIRF que más que todo piensan en la recuperación oportuna de sus préstamos, ante las limitaciones y malestar económico que causan las medidas impuestas a la clase media y popular,  suelen ver desestabilizados sus gobiernos que terminan exiliados solitarios  y refugiados  en sus condominios de La Florida, adonde  otros paisanos también exiliados, poco los determinan en su nueva soledad, carentes del perdido poder.

Cuando mis amigos sueñan

“Soñar no cuesta nada, viajar por Avianca casi nada”. Así sonaba la propaganda de la aerolínea emblemática de Colombia en tiempos de Julio Mario, hoy suegro de duquesas inglesas con latifundios andaluces, frutos de mercedes reales por victorias militares de sus abuelos. Quiero referirme a otras batallas, la del parque de los cuarteles militares del viejo Batallón Nariño, fruto de las mayores aspiraciones urbanas de Barranquilla. Es súper bien que aspiremos a los mejores destinos para ese bien situado y grande predio.

Pero soñar sin el dinero para comprarlo y hacerlo, solo en la propaganda vieja de Avianca. Los generales no lo desocupan sino con el cheque de gerencia, $240.000 millones o las llaves de sus nuevos cuarteles. Incurrirían en detrimento patrimonial si lo aflojan sin algo equivalente a cambio. Y eso no lo pueden realizar muchas firmas. El crédito además está duro; se prevén temporadas de  dificultades. Las vías 4G, tan promocionadas en titulares de prensa y noticieros de TV por ejemplo, no todas han conseguido financiación de los banqueros nacionales.

Ahora hay que esperar a las calificadoras internacionales – que a pesar de las noticias de la terminación de la guerra- esperan el resultado de cómo quede la Reforma Tributaria. Antes: Créditos Aplazados. Y los que creen que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, con unas gestiones senatoriales, les manda el giro, se quedarán esperando. El quisiera poder hacerlo, pero tiene otras necesidades urgentes, la de los hospitales sin poder atender pacientes muriéndose en los pasillos, por ejemplo. Ganas hay, lo que no tiene es dinero y sin eso, los buenos propósitos se vuelven sueños.