Pensando el fútbol
La Tertulia Historia y Pensamiento de la Universidad del Atlántico es un espacio académico que coordina el profesor Milton Zambrano, historiador e investigador. Su lugar de encuentro es el teatro Amira de la Rosa, y ahí, desde la exposición de un conferencista central, hacen un ejercicio del intelecto y la reflexión.
Tuve el honor de ser invitado el pasado martes para disertar sobre la fenomenología del fútbol, su popularidad y repercusiones sociales y culturales. Un halago que agradeceré siempre, aun con la certeza de que lo extenso y profundo del tema superó mi mejor esfuerzo. Al momento de la presentación, el profesor Milton Zambrano llamó la atención sobre la complacencia de algunos y el prejuicio de otros, alrededor de la elección del tema fútbol en un escenario como ese. Y mientras él explicaba las reacciones, yo pensaba que desde hace mucho tiempo ha sido así.
Recordaba por ejemplo que entre los que rechazaron el fútbol se contaba al premio Nobel de literatura Rudyard Kipling, quien se refirió a “las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan”. Recibido el golpe, mi cerebro futbolero ripostó y recordó que “todo lo que sé sobre la moral y las obligaciones de los hombres, me lo enseñó el fútbol” fue una afirmación de Albert Camus. Surgió el implacable concepto del escritor argentino Jorge Luis Borges: “el hombre ha pasado de jugar al ajedrez al fútbol, y eso es un signo de degradación social”. Pero enseguida el novelista checo Milan Kundera acudió a mi auxilio “el fútbol es un pensamiento que se juega más con la cabeza que con los pies”.
Los ataques continuaron: en el texto Muerte al Fútbol, su autor, el escritor francés Pierre Desproges, dejó consignado “¿qué deporte puede ser más feo, más absurdo y menos gracioso que el fútbol? ¿Qué armonía, qué elegancia podría encontrar el esteta más básico en los trotecitos torpes de 22 minusválidos peludos que patean una pelota?”.
Instantes previos al final de la consistente argumentación del Profesor Zambrano sobre la necesidad de considerar el fútbol como un indiscutible fenómeno de masas y que merecía ser escudriñado por los habituales asistentes a la tertulia que el sabiamente dirige, yo seguía en esa imaginaria pugna. Me insufló de ánimo el pensador y escritor francés Édgar Morin cuando dijo “no veo el fútbol como una forma de alienación moderna, lo siento más bien como una poesía colectiva”. Pero enseguida recordé que algún día leí que Óscar Wilde se había expresado del fútbol “como un juego para niñas toscas, pero apenas conveniente para chicos delicados”. Un empate y dejemos las cosas así. Pensé. Pero después de las 2 horas de mi intervención, confío en haber ganado un amigo más para el fútbol.
Más Columnas de Opinión
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
Un faro de esperanza para la juventud
En medio del vendaval de desafíos que enfrenta la juventud contemporánea, marcada por la sombra ominosa de trastornos mentales que irrumpen cada vez más temprano en sus vidas, surge la necesidad imperiosa de tenderles una mano firme, de ofrecer
Café entre Evas
“Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. ¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mu
Para el Descanso
La revisión de los titulares de prensa, o de cualquier otro medio de comunicación, se ha convertido en una seguidilla de sobresaltos. Quizá sea porque en estos tiempos todo se actualiza permanentemente, o porque la dependencia del clic induce l