Paz secuestrada
Las declaraciones de Juan Carlos Vélez –director de la campaña del ‘No’ al plebiscito y hombre del corazón del uribismo– solo sorprendieron por su cinismo, porque ya se sabía que estaban manipulando a las personas. Pusieron a circular por las redes sociales imágenes de una novela gráfica para adultos asegurando que con esas cartillas los niños aprenderían a hacerse gays. Luego de manera casi inverosímil mezclaron semejante despropósito con los Acuerdos de Paz. Un asunto pegado con babas que se vendió en los púlpitos de muchas iglesias. La mentira.
Una buena parte de los resultados del domingo pasado tuvieron que ver con una suma de imaginación paranoide, un miedo infame a la homosexualidad y un delirio megalomaníaco que pretende imponer un sistema de creencias sobre el Estado laico. Por encima, como si se tratase de Neptuno con su tridente y su enorme cuerpo, se encuentra Ordóñez y sus intereses de siempre. Alejandro Ordóñez tuvo secuestrada a la Procuraduría de manera perversa y desde allí se dedicó a atacar las libertades de las mujeres y de las personas LGTBI. Ahora tiene el talante de un secuestrador de la paz. No quiere nada de aquello que en sus alucinaciones llama “ideología de género”. Algo que no existe en ninguna parte del documento final del Acuerdo de Paz, una mentira que el mismo uribismo y la simpática, pero peligrosa, godarria camandulera se terminaron creyendo.
Muchos pastores aprovecharon su supuesta conexión con Dios para direccionar a sus votantes. Habría que preguntarse si allí también hubo constreñimiento y engaño al sufragante. Con discursos homofóbicos y sexistas de la peor calaña guiaron a su rebaño hacia las urnas.
Lo que ganó el domingo pasado no fue la inconformidad por los Acuerdos de Paz. Lo que ganó fue el desconocimiento y la falta de criterios para tomar una decisión. Ganó, sin duda, la pretensión de imponer un orden social. Ganó la ultraderecha religiosa, esa misma que amenazó con dejar las biblias para agarrar las armas si el plebiscito aprobaba los acuerdos.
No hay paz posible sin las mujeres y las personas LGTBI. El enfoque de género en los acuerdos lo único que pretende es reconocerlos entre las víctimas. Excluirlos sería un acto de barbarie para satisfacer los caprichos de quienes han hecho de Dios un instrumento político. Secuestraron la pregunta del plebiscito para hacer una elección a favor del patriarcado, de ese mismo patriarcado que nos consume la vida de hombres y mujeres.
Ellos desean un Acuerdo de Paz que margine descaradamente sectores de la población. Nosotros queremos que incluyan todos, incluso a las iglesias, que en muchos casos también fueron golpeadas por la guerra.
Obstaculizar un Acuerdo de Paz de una guerra de más de cincuenta años en un intento de negar al otro es un acto terriblemente egoísta, que además se realiza por medio de la hipocresía y la mentira.
@ayolaclaudia
ayolaclaudia1@gmail.com
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