El Heraldo

Nuestra fauna urbana

Una de las situaciones que más me agradaba cuando en el año 66 estudiaba en Michigan, ya fuera en invierno o en verano, era apreciar las traviesas ardillas que pululaban en parques y jardines. Si estas pobres ardillitas vivieran en Barranquilla los pelaos las levantarían a hondazos, eran mis pensamientos de ese entonces, recordando esa mala costumbre que afectaba en Curramba a pájaros y lobitos. Todo cuanto se moviera era víctima de un pepazo, y un importante porcentaje de niños y adolescentes cargaba su honda en el bolsillo. Hoy los tiempos han cambiado. La honda, cauchera, para algunos, pasó a la historia, como pasó el trompo, la chequita, la carrucha y el yoyó. Los juegos electrónicos los desplazaron.

Pero parece que también les cambiaron los chips a los pelaos barranquilleros de ahora respecto al comportamiento con los animales no domésticos que habitan a lo largo y ancho de nuestra ciudad. Quedó atrás la agresividad contra esta fauna silvestre que hace parte del paisaje urbano actual. Bandadas de numerosísimos loros y pericos se multiplican generando en las tardes un característico bullicio alrededor de frondosos árboles que escogen como sitios de descanso para seguir sus vuelos.

Ni qué hablar de las palomas, cada vez más numerosas, cada vez más atrevidas. No se apartan, no se asustan, vuelan entre el tráfico vehicular sin temor alguno, para muchos, consideradas como una indeseable invasión, porque es más lo que dañan que lo que aportan. Desaparecieron las palomas blancas del paisaje, también las pardas claras, las azulosas y las grises. Ahora casi todas son oscuras, negras, tiznadas. Y así me malinterpreten algunos defensores de la igualdad de razas, ya estas aves no ofrecen la belleza del pasado. Por lo menos en Barranquilla. Quizás es cuestión de temperatura.

Los lobitos de antaño le han dado paso a sus parientes mayores, las iguanas, las cuales viven tranquilas y felices en nuestros parques, patios y jardines, sin mayores angustias porque, principalmente los pelaos, aprendieron a respetarlas. Y se van multiplicando hasta el punto que más de un par de veces he tenido que frenar, esperando que una iguana pase la calle, como a cualquier peatón que se respete.

Pero las que más me sorprenden son las ardillas, porque las siento como extranjeras que han venido a mudarse a nuestra tierra, a compartir ciudad con las cotorras, con los loros, las palomas y las iguanas. Las ardillas son unos roedores que no nos generan la antipatía ni el temor de otros indeseables, que también hacen parte de la fauna silvestre urbana. Los cables eléctricos y de telefonía son sus vías preferidas para movilizarse, atravesando sobre estos, calles y carreras sin peligro alguno. Su agradable figura de larga cola y color rojizo convierte a las ardillas en unos animalitos que generan simpatía a todo el que se topa con ellas.

Recientemente pude apreciar la más desordenada recocha, cuando un numeroso grupo de ardillas se tomó un palo de mango en un patio del barrio Boston, comiéndose las frutas y jugando como unos niños. Recordé entonces esa experiencia mía en Michigan en el 66, y enseguida pensé que ese no era el comportamiento de las ardillitas norteamericanas. A la fija que ya se contagiaron del espíritu festivo y desordenado de los curramberos, fue mi primer pensamiento. Porque no son los humanos los únicos que se barranquillerizan cuando se vienen a vivir a La Arenosa. Definitivamente Barranquilla cuenta ahora con una nueva fauna silvestre y urbana que la enriquece.

nicoreno@ambbio.com.co - Twitter: @nicorenowitzky

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp

Más Columnas de Opinión

El Heraldo
Hugo Illera Jiménez

Junior y la sanción a Jorge Duarte

En los más de cuarenta años que he estado en la industria de los medios de comunicación, el fútbol siempre ha sido la misma historia. Los temas del Junior de Barranquilla, por partidos accidentados y fallos arbitrales, siempre se maximizan y s

Leer
El Heraldo
Álvaro López Peralta

¡A marchar este 21 de abril!

Algunos colombianos manifiestan que las marchas “no sirven para nada” y por esa razón prefieren quedarse en la comodidad de su hogar, a pesar de las evidentes amenazas en el escenario político; otros creemos que son una herramienta participa

Leer
El Heraldo
Roberto Zabarain

Actuar como jauría

Los paisas protestan en gavilla, cual jauría. Les temen, y obligaron a Petro y a sus ministros del sector a echar tremenda reversa y a comprometerse con las inversiones que habían negado para culminar un túnel, obra por la cual armaron tremendo

Leer
El Heraldo
Fabrina Acosta Contreras

El malestar

Estamos viviendo tiempos de postverdad, caos, violencias, basta con ver las noticias y con analizar nuestras vidas, para concluir que padecemos la pobreza de no tener tiempo, de estar corriendo tras un mandato planetario de productividad, de estr

Leer
Ver más Columnas de Opinión
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.