Más de 100 personas han muerto en la India, relacionadas con la reciente fuerte ola de calor durante el verano. En Paquistán, alrededor de 1.000 fallecieron durante el ayuno en el mes del Ramadán. En América Central y Suramérica, la reducción el acceso y disponibilidad de agua, inundaciones y otros desastres, han incrementado las

enfermedades transmitidas por vectores. Y sus complicaciones.

Los cambios de temperatura no es que produzcan enfermedades, la teoría de la generación espontánea está completamente descartada. Las causas de las enfermedades infecciosas tienen un origen evidente. Necesitándose siempre de un agente transmisor, de una persona infectada, y de un ambiente que propicie la multiplicación del microorganismo, pequeños seres vivientes, que como virus, bacterias, parásitos y otros géneros menos conocidos pueden hacer daño al organismo humano, ocasionando epidemias de gran impacto en la humanidad. Así sabemos, por ejemplo, que temperaturas altas están relacionadas con el aceleramiento del ciclo de las larvas, que terminan en una gran producción de mosquitos, transmisores de enfermedades como el dengue, chikunguña o zika. Que la resequedad de las tierras hace que estos seres vivos salgan a buscar su alimentación y sobrevivencia. Pero también otras enfermedades como las cardiovasculares, las que afectan el corazón y la circulación son disparadas con los cambios climáticos, llegando hasta el conocido golpe de calor, que puede ser mortal, mayormente en ancianos, niños o personas debilitadas. Igualmente, las que afectan el tracto gastrointestinal, las enfermedades del hígado, el páncreas, el intestino y hasta las de la boca y el ano son disparadas con los cambios climáticos. Sus manifestaciones son dolores, fiebre, diarreas, cólicos, calambres, debilidad y malestares digestivos variados, como náuseas o vómitos.

Tomar acciones para prevenir enfermedades relacionadas con los cambios de temperatura es obligatorio para todos, en un momento en el que nuestro sistema de salud está colapsado, sin recursos de personal o dotación en muchas instituciones en donde los enfermos acuden ya con las complicaciones a los servicios de urgencias. En el caso de las enfermedades aumentadas por el calor, las medidas de prevención son valiosas, debido a que los efectos pueden ser dañinos, conduciendo a las personas a estados que afectan hasta la mente, y todo el accionar, con una deshidratación que puede afectar hasta las células más recónditas del organismo. El agua, elemento que debemos seguir conservando y racionalizar su uso, es clave, sin olvidar que una buena hidratación no se hace solo con agua sino con electrolitos, elementos como el sodio y el potasio representados en el suero salino o fisiológico, invento que se destaca entre los más grandes de la humanidad. Evitar y controlar la deshidratación es la primera medida para el control de enfermedades incrementadas con el calor. Pero los tratamientos médicos también necesitan ser ajustados, y es cuando se hace necesaria una consulta, no dejar esta al final, para una atención de urgencias. Debemos desarrollar fuertes estrategias para enfrentar los cambios climáticos mejorando el acceso al agua y las condiciones para control de la temperatura.

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