¡A mostrar solidaridad!
Además de Cúcuta, que se enfrenta a una crisis humanitaria inesperada, al menos en esas dimensiones, la Región Caribe y Barranquilla en particular se deben preparar para recibir a los colombianos desplazados de Venezuela, involuntaria o voluntariamente, que lleguen por Paraguachón. La verdad es que nadie sabe hasta dónde llegará el presidente Maduro con esta estrategia perversa, claramente identificada para desviar la mirada sobre el desplome de su país. Y le tocó a Colombia, su supuesto país hermano, ser la víctima de sus inhumanos atropellos contra un sector de nuestros emigrantes a ese país, estigmatizados como paras y contrabandistas, cuando han mostrado ser gente humilde que lo ha perdido todo.
Como si las políticas del Gobierno venezolano no fueran suficientes, ahora se denuncian numerosos atropellos de la Guardia Venezolana, que cobra por dejarle traer sus pertenencias a las familias expulsadas de su país, y que además abusa de nuestras mujeres. Lo que faltaba. Es entonces la hora de expresar solidaridad real y ofrecer medios para que puedan salir de su situación crítica los miles de deportados de Venezuela. Bien hace el Gobierno al ofrecer la nacionalidad colombiana a aquellos que lo requieran para unir a sus familias. Esta separación de padres y de hijos es de las situaciones más crueles que se han derivado de la agresividad del presidente Maduro contra nuestros ciudadanos.
Ni los enfermos se han salvado. Son claras las denuncias de casos críticos de personas que requieren atención médica y que no han recibido la menor asistencia por parte de la guardia venezolana que les impiden pasar la frontera. También se habla de 2.500 niños hacinados en las carpas que ha levantado el Gobierno colombiano, pero que carecen de los medios para sobrevivir. Sin embargo, deben destacarse los apoyos ofrecidos por la ciudadanía y la Administración de Cúcuta.
Se habla de 8 mil colombianos entre deportados y aquellos que han salido voluntariamente de Venezuela por temor a perderlo todo. Las distintas ciudades de la Región Caribe van a recibir sectores de esta población que lo requieren todo. Con su vida destruida buscarán una nueva oportunidad y por ello no basta con ayuda humanitaria: necesitan empleo, alguna forma de generar ingresos y, reconstruir su proyecto de vida.
Antes de que la región se vea desbordada por este grave problema de los colombianos en Venezuela o, antes de que Colombia encuentre el apoyo internacional adecuado para frenar esta agresión del Gobierno venezolano, es fundamental que las administraciones departamentales y municipales cerca de la frontera y la comunidad respectiva, sean conscientes de la necesidad de apoyar a nuestros conciudadanos.
Creíamos que nunca veríamos en nuestro país amplios sectores de la población refugiándose en carpas después de haberlo perdido todo. Pero imágenes parecidas a las que vimos en Haití, por ejemplo, cuando sufrió el terrible terremoto, hoy están permanentemente en nuestros medios de comunicación. Si esta crisis no cuenta con el apoyo de toda la ciudadanía del país que apoye los esfuerzos que el Gobierno nacional está haciendo, en medio de las buenas noticias del avance de las conversaciones en La Habana, se generará exactamente lo que esta sociedad no necesita: nuevos focos de insatisfacción y de confrontación.
Esta crisis con Venezuela es una dura prueba para todos los sectores del país, que con la buena voluntad de todos y particularmente con la solidaridad mundial –que aún no se siente–, saldremos adelante. La lección es que debemos prevenir antes de que nos desborden los acontecimientos.
cecilia@cecilialopez.com
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