Recuerdo haber escrito sobre el avión y el odontólogo, un transporte y un profesional que son muy útiles en la vida diaria, pero que producen pánico. Literalmente pánico entre mucha gente, solo que el paciente, lejos de la incomodidad que produce la fresa y las pinzas, no fallece en la silla de tortura más cómoda que existe, mientras un vuelo trágico tiene resultados siniestros, con o sin cinturón de seguridad. Finalmente, dice un veterano piloto conocido, el objeto de los cinturones es que no se dispersen los cadáveres. Comentario cruel e incierto.

El título de esta columna se contrapone al placer de volar y El don de volar. La primera, una repetida frase publicitaria de aerolíneas, y la segunda es el nombre de un libro de Richard Bach, el mismo de Juan Salvador Gaviota.

El tema viene a la palestra por las aterradoras noticias que nos atrapan y llegan amenazadoras por todas partes. Apenas nos estamos reponiendo del impacto de una tragedia aeronáutica cuando ocurre otra. Este julio que casi se acaba ha sido el mes negro de la aviación en 2014 con seis accidentes en 24 días, mientras en marzo ocurrieron cuatro.

Ha sido este un semestre catastrófico para la aviación mundial, solo superado en los últimos 10 años por los 63 accidentes de 2008. Pero el de mayor enigma, no solo de este año sino de la historia aeronáutica del mundo, es el del Boeing 777-200 de Malaysian Airlines que desapareció como en la vieja y recordada serie de televisión Dimensión desconocida, con 239 personas cuando sobrevolaba el océano Índico, después de despegar de Kuala Lumpur con destino a Pekín.

En mayo, un avión se estrelló en Laos con 22 personas. En junio las fuerzas de la República Popular de Lugansk derribaron otro con 49 pasajeros. Comenzando julio un avión de carga se estrelló contra un edificio en Nairobi con cuatro tripulantes. Luego una nave de paracaidismo se accidentó con 12 pasajeros a bordo en Polonia. Después un helicóptero vietnamita cayó con 21 personas. El 18 de julio un Boeing 777, de Malaysia Airlines, fue derribado en Ucrania con 298 pasajeros. Hace dos días una aeronave de TransAsia se estrelló con un edificio en Taiwán con 58 personas. Y ayer un avión se estrelló en la frontera entre Níger y Malí con 116 personas a bordo.

Tuve en lo personal una terapia desde niño volando junto a mi padre en su Cessna monomotor mientras casi acariciábamos los picos de la Sierra Nevada y bordeábamos las costas de La Guajira, Magdalena y el Atlántico en repetidas ocasiones. Solo en esos momentos, junto a él, sabía que nada malo me ocurriría, después, pasado el tiempo, me enfrento al temor o al terror como todo el mundo.

Coletilla ambientalista: leemos dos noticias sobre el Zoológico que nos producen incertidumbre. Una sobre la visita de una tigresa real y la otra por la crisis que enfrenta ese lugar tan querido. Su infatigable directora hace un SOS para el zoo que fue el mejor del país desde los tiempos de don Ricardo Tinoco en los 60, cuando le decíamos el Vivero.

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